Somos Campeones, ensayo sobre el largometraje

Campeones: Tal vez la limitación es tuya.

De los tantos supuestos que existen y rigen en la sociedad, uno de los más frecuentes es el referido a las realidades llevadas por las personas con discapacidad. A todo lo que a ellas respecta: personalidades, modismos, trabajos, condiciones sociales, etc.

Sujetos de derecho, seres dependientes e infantiles, personas participativas en iguales condiciones que cualquier otro. Son solo rotulaciones que la sociedad se ha encargado de otorgarles.

La comedia dramática del 2018, Campeones de Javier Fresser, viene a romper con estos paradigmas. Narrando una historia que, en palabra de los críticos no deja de ser enternecedora y cruda, como la vida misma1.

Realizando un breve abordaje histórico de la relación individuo (con discapacidad) y sociedad, se observa que en la antigüedad eran vistos como fenómenos, asesinándolos o escondiéndolos. Transcurriendo los siglos XVIII, XIX y XX; pasan a considerarse enfermos con déficit clínico que deben ser hospitalizados. Y entrando a la década de los 60 hasta la actualidad, el concepto de discapacidad da un vuelco, el problema pasa a ser social2.

La ley 26.378, sancionada en la Convención Internacional de Personas con Discapacidad del 2006, por la cual Argentina se adhiere a este tratado internacional; es la que abre las puertas en cuanto al concepto de discapacidad se refiere. Pactando su significado en la resultante de la interacción entre la/s persona/s con deficiencias y barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igual de condiciones con las demás3.

Se remarca explícitamente la falta de integración del ambiente, y las limitaciones planteadas están asociadas a éste.

Volviendo a la cinta, ésta muestra la historia de Marco, entrenador de baloncesto profesional, quién representa a la gran mayoría de personas que por primera vez hacen frente a la situación de convivir cara a cara con la discapacidad.

Él debe entrenar a un grupo barrial llamado “los Amigos”, que tiene la particularidad de estar compuesto por personas con discapacidad intelectual.

En su travesía, se observa como primera reacción el dominio de los prejuicios, la ignorancia y la falta de aceptación hacia los chicos. Utilizando vocabulario y estrategias no acordes a ellos. Un claro ejemplo es la escena donde pide: “colocaos en parejas, hacemos dos calles, empezamos con unos trenzados de pases, fintas, con tiros al aro y luego cambiamos de posición. ¿Lo habéis entendido?”4; luego le arroja la pelota a uno de los miembros del equipo, golpeándolo en el rostro. Clara evidencia de que no comprendieron nada.

Si bien es cierto que, citando “un trabajo de calidad es eficaz con cualquier grupo”5. Marco lo ignora, e inmediatamente culpabiliza al grupo con los clásicos enunciados no van a poder, no me van a entender. Lo cual es razonable siendo, probablemente, lo que cualquiera haría. Ya que se suele desconocer que, fuera de los marcos legales subsumidos al ámbito salud y la institucionalización, las patologías mentales son de lo más variadas, haciendo que sus habilidades y talentos sean desarrollados de las maneras más diversas y con infinidad de estrategias pedagógicas posibles. Entonces él, debería haberse cuestionado: ¿Cómo puedo hacerme entender? ¿Cómo puedo formarlos como equipo? Redireccionando el enfoque a las herramientas, dinámicas y didácticas verbales y no verbales de las cuales puede hacer uso.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, en su quinta edición (2014) caracteriza al trastorno por: limitaciones en el funcionamiento intelectual (razonamiento, resolución de problemas, juicio); limitaciones en las habilidades adaptativas, es decir, dificultades significativas en las actividades de la vida diaria. Los “Amigos” se muestran como un claro contraejemplo de esta definición, que los limita a un diagnóstico cerrado, que ignora su verdadera esencia. Una clara representación es dada cuando en el largometraje se muestra las actividades que el grupo realiza diariamente: mecánico, jardinero, trabajador en una fábrica de tintes, inspector, lavador de platos, manejar vehículos, entre otras acciones. Mostrando que la inclusión es una práctica viva, siendo ellos muy capaces

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