Supranacionalidad Y Los Convenios Internacionales

SUPRANACIONALIDAD Y LOS CONVENIOS INTERNACIONALES.

En la actualidad no podemos desconocer que la lucha persiste entre quienes no admiten que haya más erosión de los poderes nacionales y quienes sueñan con una mayor unidad política. No obstante somos de la opinión que aún en aquellos esquemas que han adoptado, que han avanzado en la supranacionalidad, los Estados Naciones no han perdido su identidad y por el contrario la han afirmado. Esto es lo que se plantea en el presente trabajo, la búsqueda de una integración supranacional basada en los distintos convenios internacionales y la influencia de los mismos

La supranacionalidad es definida como el atributo al que deben orientarse las organizaciones internacionales que pretenden la integración de sus países miembros, para lograr la autonomía necesaria. Son los acuerdos que se toman por encina de las leyes de los países y pueden tener interferencia con los intereses de algunos de ellos.

Lo esencial del concepto de la supranacionalidad radica en los siguientes tres elementos:

 Intereses y objetivos comunes. Se encuentra el reconocimiento de valores e intereses que son comunes a un conjunto de Estados.

 Poderes efectivos. Se encuentra también en casi todas las organizaciones internacionales, pero en ellas se da la ausencia de poderes o de una verdadera autoridad común, que es el segundo rasgo característico de la supranacionalidad.

 Autonomía de poder. No es suficiente el objetivo común de varios Estados y el poder real a su servicio, es necesario, que ese poder sea autónomo, distinto al poder de cada uno de los Estados participantes.

La reunión de estos tres elementos es el sentido propio del Derecho de Integración, de la supranacionalidad. La supranacionalidad como ideología se opone al nacionalismo que busca la soberanía absoluta de la nación. En el mundo actual el desarrollo de instituciones transnacionales pretende lograr un equilibrio entre las dos posturas.

El concepto de integración, por lo tanto, va muy ligado al de integración, la cual puede ser buscada por distintos países, para potenciar la capacidad de cada nación y, en el trabajo conjunto, mejorar la situación de todos los habitantes.

Es decir ambos concepto se relacionan mutuamente, y existen dos claros ejemplo de ello, el primero de estos son las comunidades europeas, las cuales son el pilar supranacional de la Unión Europea. Las decisiones tomadas en el seno de sus instituciones; incluso aquellas que se han tomado por mayoría; no pueden ser revocadas por los estados miembros. De esta forma las normas tienen prioridad sobre el derecho nacional y deben ser aplicadas, aunque, en ocasiones, se deje libertad a los Estados miembros en cuanto a la forma de su aplicación. Por ello, se dice que en las Comunidades Europeas hay cesión de soberanía, lo que es la característica más neta de la supranacionalidad.

Dentro de esta variedad de intereses, es necesario enfatizar el papel de los valores comunes que unen a las distintas sociedades europeas, es decir los convenios internacionales, ya que éstos unieron a los distintos pueblos a favor de la causa aliada, generaron la solidaridad de compartir trincheras en la guerra, y permitieron legitimar el proyecto político europeo. Dentro de los valores comunes también destacan los Derechos Humanos. Las graves violaciones de los Derechos Fundamentales en las dos guerras "ayudaron a los europeos a darse cuenta de la necesidad de comprometerse a sí mismos mediante una declaración de los valores fundamentales que todas las naciones europeas deberían aspirar a proteger".

Por lo que en 1957 se firmaron en Roma dos tratados, creando la Comunidad Económica Europea (CEE) también conocida como Mercado Común, y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA). Las tres Comunidades presentaban el mismo diseño institucional: Comisión, Consejo de Ministros, Asamblea y Tribunal de Justicia.

A lo largo de su historia las comunidades europeas han ido firmando acuerdos en materias economías

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