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TAYLOR Y LA ORGANIZACIÓN CIENTIFÍCA DEL TRABAJO


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2013  •  3.122 Palabras (13 Páginas)  •  624 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIRIQUI

CENTRO REGIONAL UNIVERCITARIO DE BARÚ

FACULTA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESA Y

COMTABILIDAD

TRABAJO DE SOCIOLOGIA

COD.171

TEMA: TAYLOR Y LA ORGANIZACIÓN CIENTIFÍCA DEL

TRABAJO

PERTENE A: LIRIED GOMEZ

CIP: 4-778-1502

PROFESORA: HAYDE DE LEÓN

FECHA: 23-6-2013

AÑO

2013

INDICE

• Objetivo general

• Objetivo especifico

• Introducción

 Taylor y la organización científica del trabajo

• Análisis

• Conclusión

• Bibliografía

OBJETIVO GENERAL

• Mejorar la eficiencia del obrero y, en consecuencia, el rendimiento de la producción.

OBJETIVO ESPECIFICO

• Mejorar las habilidades y destreza de los trabajadores.

INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo tiene como objetivo comprender la importancia de la organización científica del trabajo, ya que La medición del trabajo y el estudio de métodos tienen sus raíces en la actividad de la administración científica. Frederick Taylor mejoró los métodos de trabajo mediante el estudio detallado de movimientos y fue el primero en utilizar el cronómetro para medir el trabajo. Otra de las contribuciones de Taylor fue la idea de que un estándar de producción (ejemplo, minutos por pieza) debe establecerse por cada trabajo. Un estándar determina la cantidad de salida esperada de producción de un trabajador y se utiliza para planear y controlar los costos directos de mano de obra.

La medición del trabajo sigue siendo una práctica útil, pero polémica. Por ejemplo, la medición del trabajo con frecuencia es un punto de fricción entre la mano de obra y la administración. Si los estándares son demasiados apretados, pueden resultar en un motivo de queja, huelgas o malas relaciones de trabajo. Por otro lado, si los estándares son demasiados holgados, pueden resultar en una planeación y controles pobres, altos costos y bajas ganancias.

La medición del trabajo hoy en día involucra no únicamente el trabajo de los obreros en sí, sino también el trabajo de los ejecutivos.

La medición del trabajo se puede utilizar para diferentes propósitos. Es responsabilidad del gerente de operaciones definir este propósito y asegurar el uso de técnicas apropiadas para medir el trabajo.

TAYLOR Y LA ORGANIZACIÓN CIENTÍFICA

DEL TRABAJO

A principios de este siglo, y en el marco del fuerte impulso de Algunas ciencias y técnicas fundamentalmente la psicología, la Energética, la fisiología y por supuesto la sociología-, algunos autores a menudo de forma aislada, pero formando una tendencia general emprenden un intento por comprender de forma científica los mecanismos de organización del trabajo y, en general, de la administración empresarial. Algunos de ellos, como Frederick W. Taylor y sus discípulos (Henry L. Gantt, C.B. Thompson, Carl G. Barth, Frank y Lilian Gilbreth) se interesaron fundamentalmente por la organización del trabajo en ejecución, y otros como Henri Fayol (además de Luther Gulick, Lyndall Urwick o James Mooney) se centraron en la estructura administrativa tanto de las empresas como de las grandes organizaciones en general.

Sería entre las dos guerras mundiales cuando estas teorías alcanzarían su mayor auge. Como apunta Mottez, "entonces fue cuando, en un clima de fervor casi místico -como es habitual en todo movimiento social de racionalización- penetró en las empresas y las administraciones" (Mottez, 1972:9).

Frederick Taylor (1856-1915) responde al estereotipo norteamericano del hombre hecho a sí mismo. Empezó como mecánico a los 19añosen una pequeña firma, pasó por diversos puestos cada vez más elevados, y a los 27 años obtuvo el título de ingeniero siguiendo estudios nocturnos. A los 33 años era asesor en organización de algunas de las grandes empresas de los Estados Unidos. Registró unas cuarenta patentes e incluso obtuvo una medalla de oro en la exposición de Paris de 1900. Introdujo profundas reformas en numerosas empresas, provocando a menudo graves conflictos con los trabajadores; hasta el punto de que en 1911 hubo de constituirse un comité especial de la Cámara de Representantes (el Congreso) para evaluar su sistema de dirección de talleres, como consecuencia de las perturbaciones que había causado su aplicación en un arsenal del Estado.

A los 45 años pudo retirarse y dedicarse a escribir y dar conferencias, aunque ya siempre tuvo problemas de salud. Por supuesto se cita menos a menudo que no era exactamente el prototipo de self-made-man americano: pertenecía a una familia acomodada, y estudió en Harvard, aunque tuvo que abandonar inicialmente los estudios por serios problemas de visión de los que luego se recuperaría.

En 1911 publica su libro Principios de la administración científica (Principles of scientific management), en el que Taylor parte de tres presupuestos básicos:

1º) la pérdida que supone "la ineficiencia de casi todos nuestros actos diarios" (Taylor, 1987:130)

2º) el remedio para esta ineficiencia "reside en la administración sistemática y no en la búsqueda de hombres excepcionales o extraordinarios"

3º) "la mejor administración es una verdadera ciencia, que descansa sobre la base de leyes, reglas y principios claramente definidos (...), aplicables a todas las actividades humanas, desde nuestros actos individuales más simples hasta el trabajo de nuestras grandes corporaciones".

Taylor propone cuatro grandes deberes de los administradores que permitirían desarrollar esa organización científica del trabajo que proponía; y en su libro ilustra estos principios con diversos ejemplos de reorganización de tareas:

El primero es el estudio científico del trabajo, que debe ser realizado por un equipo de especialistas, pues es demasiado largo y complicado para ser realizado por el personal de producción.

Taylor proponía que los directivos de las empresas recogiesen datos sistemáticos, y detallados

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