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TEMA 1. LA LITERATURA EN EL S. XVIII


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2017  •  Práctica o problema  •  857 Palabras (4 Páginas)  •  144 Visitas

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TEMA 1. LA LITERATURA EN EL S. XVIII    

“Siglo de las Luces” y siglo de la Ilustración. Movimiento transformador que hizo de la razón el instrumento fundamental para el conocimiento de la realidad. Fue obra de una minoría, los ilustrados, que realizaron su labor educativa a veces de espaldas a los ciudadanos, aunque trabajaran en favor de su bienestar (el “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” del despotismo ilustrado).  1. Corrientes literarias en el Siglo XVIII.  - Posbarroco: el Barroco predominó en la primera mitad de siglo, aunque no tiene la grandeza del siglo anterior; además, fue combatido duramente por el Neoclasicismo.  - El Neoclasicismo, movimiento estético ilustrado por excelencia, pretende una vuelta a los modelos grecolatinos, ejemplo máximo de “buen gusto”. Buena parte de las obras neoclásicas perseguían un fin didáctico-moral y eran presididas por la diosa Razón. Esto hizo que la literatura se resintiera en su parte creativa y explica que fuera el ensayo el género más cultivado.  - No obstante, en la última parte del siglo XVIII se advirtió que no todo se puede someter a la razón y también dieron cabida al sentimiento en lo que se llama Prerromanticismo, que anticipa el movimiento siguiente y que se define por sus ambientes lúgubres y sombríos, sus temas sentimentales o filantrópicos y su angustia ante la existencia.  

2. LA LITERATURA ILUSTRADA EN ESPAÑA   2.1. EL ENSAYO   Se considera Essais de Michel de Montaigne el primer ensayo (siglo XVI). Fue el género más cultivado porque se adapta perfectamente aI interés científico y crítico de la época y a la difusión de sus ideas y opiniones. Uno de sus mejores representantes en la primera mitad de siglo fue el Padre Benito Jerónimo Feijoo, que se dedicó a combatir las supersticiones y las falsas creencias en obras como Teatro Crítico Universal y Cartas eruditas y curiosas.    Gaspar Melchor de Jovellanos es la gran personalidad política y literaria de la Ilustración. Centró su preocupación en los problemas sociales, y mostró gran interés por la educación, la formación profesional, la formación científico-humanística, el aprendizaje de idiomas, etc. Para defenderlos adoptó una actitud reformista muy avanzada que incluso le costó la cárcel (Godoy lo destierra a Mallorca: 18011808). Su estilo estaba caracterizado por la sencillez y la claridad. Dos de sus obras más famosas son Informe sobre la Ley Agraria y Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas.    Por su parte, José Cadalso criticó en su obra epistolar Cartas marruecas las costumbres españolas y otros aspectos culturales como la educación o el valor de la nobleza; en ella adopta la perspectiva de un extranjero como había hecho Montesquieu en sus Cartas Persas. En cambio, su Noches lúgubres es el mejor ejemplo de prosa prerromántica.  

2.2. EL TEATRO   Durante la primera mitad del siglo siguen los preceptos barrocos (con dramaturgos como Antonio de Zamora y José de Cañizares); sin embargo en la segunda asistimos a un cambio de perspectiva: los ilustrados culpaban al teatro de ofrecer un mal ejemplo y, al ver en él potencial para educar al público, emprendieron una reforma. Toda la literatura se somete a una normativa estricta que regula cada tipo de composición, según recoge la Poética de Luzán. Por este motivo, en teatro se reniega de Lope de Vega y se vuelve a la preceptiva aristotélica al proclamar el respeto a las tres unidades dramáticas (tiempo, espacio y acción) o la separación tajante entre géneros, fundamentalmente.    La tragedia no fue el subgénero preferido por los ilustrados, pues retratan un mundo donde solo caben los sentimientos sublimes y los finales truculentos. Cabe destacar La Raquel de Vicente García de la Huerta (amores de la judía Raquel con el rey Alfonso VIII)   La comedia tiene su máximo exponente en Leandro Fernández de Moratín. Consiguió crear un teatro atractivo para el público, fusionando la comedia urbana con la sátira de costumbres. Cumple con la finalidad didáctica del teatro neoclásico, los personajes son cercanos a los nuevos espectadores (describen la clase media) y el tema principal es la falta de autenticidad como forma de vida, para ello se vale de tres temas secundarios: los matrimonios de conveniencia, la educación de los jóvenes basada en el autoritarismo (sobre todo en las niñas) y la comedia popular de su tiempo. En resumen, los temas y usos de la pequeña burguesía. Escribió tres comedias en verso, pero sus mejores obras están en prosa: La comedia nueva o el café y El sí de las niñas. Esta última es considerada por muchos su obra maestra.   Hubo además un teatro menor, de tono costumbrista, en la tradición de los pasos y entremeses barrocos. Su expresión más destacada fue el sainete, pieza breve representada en los descansos cuyo carácter era cómico y en ocasiones satírico y burlesco. Este género cuenta también con el desprecio de los ilustrados y el aplauso del público. El autor más importante fue Ramón de la Cruz, autor de unos 400 sainetes como La pradera de San Isidro de ambiente costumbrista madrileño.

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