TORTILLERAS EN GUATEMALA

TRES VIDAS

Desde hace aproximadamente 8 años vende tortillas en la misma esquina de una calle que la ha visto crecer y ganarse la vida, “torteo por necesidad no porque realmente me guste, mi mala situación económica me enseñó a tortear”, afirmó Lorena Velásquez, una guatemalteca de 22 años que como muchas se gana la vida vendiendo tortillas todos los días, su puesto lo instala debajo de un edificio de negocios importante en la ciudad ubicado en la zona 14.

Las tortillas son famosas en Guatemala como en varios países de América Latina, mujeres son las que generalmente se dedican al negocio y todas tienen una historia detrás de su comal. Lorena trabaja con tres primas que desde la madrugada se preparan para llegar a medio día a vender para la hora de almuerzo, “vendo Q.200 de tortillas al día, representan mil unidades, las cuales empiezo a hacer a las 5 de la mañana”, comentó.

Muchas veces nos preguntamos ¿Cómo es la realidad de un habitante que no tiene las mismas posibilidades económicas que mías? Y posiblemente ¿Cómo vive una tortillera?, es importante mencionar que gracias a la tierra fértil que posee Guatemala, mucha gente de escasos recursos tiene la posibilidad de dedicarse a la agricultura o beneficiarse de los frutos que dicha tierra ofrece. El maíz es un alimento fundamental de la cultura guatemalteca desde que existen los mayas e incluso antes y para Lorena y su familia, es fuente de vida, trabajo y prosperidad. “Voy al molino desde antes que salga el sol, empiezo a tortear y a las 11am en punto estoy vendiendo”, señaló.

“Me tardo 45 minutos o una hora en venir al negocio, desde los 5 años acompaño a mi madre a vender tortillas en los tres tiempos de comida al día”, compartió Rosa Pérez en entrevista a Jóvenes en Guate. Este el caso de otra tortillera, no tuvo oportunidad de realizar sus estudios por ayudar a sus padres a sacar adelante a su familia, “Soy la mayor de 4 hermanos y ninguno estudia, todos tenemos que trabajar para ganarnos la vida y yo me dedico a tortear desde que tengo memoria”, dijo. Tiene 16 años y trabaja en la zona 16 hasta las 9 de la noche, muchas veces tiene que irse en taxi porque a la hora que termina su jornada laboral ya no hay transporte público.

Juana Laura Canisalez es compañera de Rosa y su madre en el mismo puesto, tiene 55 años y al preguntarle una receta especial para mejorar la masa de sus tortillas mencionó que cuando era pequeña no existían los molinos, “la masa la creábamos en un mortero, una piedra grande para moler y quedaba mucho mejor, pero ahora por la cantidad que debemos hacer se nos facilita ir al molino. Ahora desde antes de las 6am ya tenemos tortillas listas”, afirmó.

SUEÑOS Y FUTURO

Aunque es evidente que las tres historias son distintas, con experiencias que varían, comparten una forma de vida y es probable que se dediquen

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