Tauromaquia en Bogota y el mundo

Una mirada a la Tauromaquia

La controversia que se ha presentado en los últimos tiempos respecto a la tauromaquia tiene que ver principalmente con la ética del toro. Uribe (2016) define al toro como una evolución milenaria que ha hecho del animal una bestia que embiste y lucha debido a su bravura y condición para pelear. Por su parte Wolff (2010), dictaminó que este debate de tortura o no del animal se da porque hay una sensibilidad por parte de alguna población (como algunos tienen sensibilidad a la pesca o la caza) y que tortura solo sería si el toro estuviera amarrado y no pudiera pelear. En contraposición a estas ideas, se debe mencionar a Douglass (1984), cuando resalta que la condición física del bovino al momento de entrar en la arena de combate, no es óptimo. Ortiz (2013), defiende la conciencia del animal y plantea que es una abominación humana atentar contra la integridad de un ser capaz de sentir el dolor.

La historia taurina empiezo en España, Francia y Portugal, siendo estos los países más importantes (y que mayores conflictos ha tenido últimamente respecto a esta temática). Teniendo en cuenta a Ballesteros (2017) cabe mencionar que las culturas y tradiciones están en un constante cambio, adaptándose a las generaciones por su tiempo y espacio. (COHEN, 2014)

En el siglo XX se dan dos sucesos importantes para la tauromaquia: El primero, un auge de toreros profesionales que hacían de este evento algo más sublime y excitante. El segundo es que se pierde del protagonismo en el proceso de integración entre clases, ya que a partir de esta época se convirtió en una práctica elitista económica. También cabe resaltar que a partir de este momento se crearon espacios en diferentes lugares con el exclusivo propósito de recrear el ambiente de celebración. (El Plural, 2017)

Desde ese entonces cada año, millones de toros son brutamente sacrificados en las plazas de toros de todo el mundo. A medida que han pasado los siglos, los toreros han encontrado diversas formas para manipular la “lucha” a su favor; por ejemplo, los toros son debilitados con la ayuda de drogas o con sacos de arena puestas sobre sus espadas, de igual manera en numerosas ocasiones sus cuernos son afeitados para mantenerlos fuera de balance o también de manera desmesurada frotan vaselina en sus ojos con el propósito de dañar su visión.

Durante una corrida típica, el toro es ingresado a la arena donde lo están esperando los llamados picadores que son hombres que esta sobre un caballo y lazan unas lanzas con la intención de clavárselas en los músculos de la espalda y el cuello al toro, esto con el propósito de que este pierda la capacidad de levantar la cabeza para defenderse. Cuando se ha debilitado por la pérdida de sangre que este ataque le ocasiona, los banderilleros lo corren en círculos hasta que se marea y deja de perseguirlos. (Hurlbut, S.f)

Por último, aparece el matador y, después de provocar algunos daños más al cuerpo del animal moribundo, intenta cortar la aorta del toro con su espada, si llegase a comete un error en este trazo, el toro puede estar consciente, pero paralizado cuando es encadenado por los cuernos y arrastrado fuera de la arena, poniéndole fin a su vida, pero al parecer esto no basta ya que si el público está feliz con el espectáculo el torero aludiendo a su victoria le corta la oreja al toro dejando en claro su triunfo. (Guardian, S.f.)

Para muchos este espectáculo se ha vuelto cada vez más brutal y sádico, lo animalista por su parte aseguran que la fiesta brava no es arte y mucho menos cultura, ya que la tortura que se le da al toro no contribuye para nada a las facultades ni la apreciación de belleza. Los animalistas consideran que el toro es un animal desprotegido por ello propones que el toro pase a ser un ser vivo protegido y que no tenga otra función que sea el conservase. (Rodrigez, 2010)

El filósofo y antitaurino español Jesús Mosterín (2010), afirma que el cornúpeto es un especialista en la huida, un herbívoro pacífico que sólo desea escapar de la plaza y volver a pastar y que para el torero el único peligro lo representa la posibilidad de herirse con las banderillas que le han puesto al toro.

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