Texto descriptivo. Votar, un nuevo mundo (o votar por un nuevo mundo)
Enviado por Micaela da Cruz • 5 de Febrero de 2024 • Trabajo • 542 Palabras (3 Páginas) • 62 Visitas
Votar, un nuevo mundo (o votar por un nuevo mundo)
Era el año 2017, el sol comenzaba a asomarse tímidamente en el horizonte, teñiendo el cielo de tonalidades rosadas. El domingo 22 de octubre, fue un día especial en Argentina, el país se preparaba para las elecciones legislativas, millones de personas estaban listas para ejercer su derecho democrático más importante: el voto.
En las semanas previas a este evento, los carteles y propuestas de los políticos llenaban las calles, recordándonos de manera constante, que la democracia se construye entre todos. En la escuela, en casa, en los restaurantes, todas las conversaciones giraban en torno a las propuestas de los diferentes candidatos y sus promesas.
El reloj marcaba las ocho de la mañana cuando salí de mi casa. Fui a la escuela, acompañada por mi papá, cargada de expectativas, llena de ilusión.
Al llegar, me choqué con una escuela vestida para la ocasión, una marea de gente entrando y saliendo, policías y mesas llenas de papeles. La diversidad era muy evidente: hombres y mujeres de diferentes edades, esperando su turno para ingresar al recinto y cumplir con su deber cívico. Se escuchaba un murmullo constante mientras las personas intercambiaban opiniones, tratando de no decir nada indebido.
Esperé lo más paciente posible, pero con el nerviosismo a flor de piel. Revise cinco veces mi bolsillo donde tenía guardado mi DNI. Sería el colmo que, en mi primera votación, me lo olvidara en mi casa. Finalmente, llegó mi turno. Temblando y nerviosa por hacer algo de manera errónea, me acerqué a la mesa, agarre mi sobre y entré al aula.
Mi primera decepción ocurrió cuando “el cuarto oscuro”, no era un cuarto oscuro. Por lo contrario, entré en un recinto bien iluminado, abierto, con pocas mesas. Formando un circulo encontré las boletas de los distintos partidos políticos.
Por primera vez, me hallaba en un espacio íntimo donde solo estaba mi elección y yo. No tenía a mis padres para acompañarme en el proceso, la responsabilidad era cien por ciento mía. Mire detenidamente las boletas, evaluando cada opción, considerando las propuestas que mejor representaban mis ideales y aspiraciones. Entendí que era una decisión importante, una oportunidad de contribuir al futuro de mi país. Finalmente, luego de mucho pensarlo, agarré la boleta de mi elección, lo coloqué en el sobre, revisándolo unas diez veces y lo cerré correctamente. Toda esta situación ocurrió en menos de cinco minutos, ya que, los nervios por tardar mucho y hacer esperar al resto de la gente, me superaban.
Salí del cuarto, coloqué el sobre en la urna, firmé y me fui sintiendo una gran satisfacción. El deber estaba cumplido. Volví a mi casa, el sol seguía en su punto más alto, no se encontraban rastros de ninguna nube, era un día más que optimista. Comprendí que mi participación no se limitaba solo al día de las elecciones, sino que era un compromiso continuo de involucrarme en la política, defender mis derechos y los de los demás.
Ese día, el día en el que fui a votar por primera vez, se convirtió en un capítulo más en la historia de la democracia argentina. Un capítulo que resaltaba la fuerza de la participación ciudadana y la convicción de que cada voto cuenta, que cada voz importa. [pic 1]
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