¿Transición al nuevo orden del ‘imperio’ o surgimiento de una nueva hegemonía?

¿Transición al nuevo orden del ‘imperio’ o surgimiento de una nueva hegemonía?

La denominación de lo que se conoce como “el nuevo orden” marca la preexistencia de un orden anterior a este, y a su vez requiere de una justificación para que se establezca un cambio. La definición como tal recae en una polémica de conceptos, pero guarda estrecha relación con una situación postguerra y la necesidad de la supremacía de una entidad superior a las demás, en este caso una potencia mundial, que ejerza superioridad a nivel político, económico y social en todo el mundo. Se requiere entonces que se reestablezca y regule toda situación y; tal como una de la definiciones de la hegemonía dada por Alapin y Mariani (1998), se obtiene un dominio bajo consenso, donde se supone que un grupo mayoritario le cede el control a una minoría, no hablando solo de un pueblo hacia un gobernante, sino de varios países que permiten a unos solo controlar el sistema que rige a la sociedad.

  Sin embargo, el estudio de toda esta temática engloba diferentes conceptos e interrogantes, muchas de ellas dirigidas al antes y al después del surgimiento del nuevo orden. Existe también una confrontación entre lo que significa mundialización y globalización, se presentan teorías que desde antes ya preveían las consecuencias del capitalismo, así como posturas que estiman lo que posiblemente llegara a pasar más adelante, con base en datos y eventos, pero no hay una realidad absoluta respecto a todo esto; no cuando tal y como lo menciona Boron (2004) existe muchos que piensan que el viejo orden evolucionó en un ‘imperio sin imperialismo’ cuando lo único que ha impulsado el imperialismo capitalista con la globalización ha sido un creciente genocidio y una explotación predadora de la naturaleza, demostrando que no hay cambio alguno, más allá de breves rasgos y definiciones tópicas.

La posibilidad de comprender la historia y la justificación para el paso de poder de unas manos a otras se presenta al analizar los eventos y antecedentes, para encontrar así un primer momento en el que ‘el viejo orden’, según Correa (2004) tiene lugar después de la Segunda Guerra Mundial, donde se establece un mundo bipolar de lealtades divididas entre las dos potencias mundiales que desataron una carrera no solo desde el ámbito armamentista, sino también fundamentando su modelo económico-político para constituirlo como único, para así mantener el poder, teniendo por una parte a Estados Unidos con el capitalismo y por la otra a la Unión Soviética con el comunismo. Este primer momento culmina tiempo después y aquí surge la unipolaridad donde quien toma el poder es Estados Unidos, una hegemonía que surge nuevamente con la finalización de un conflicto bélico conocido como Guerra Fría.

Aunque muchos enfrentamientos se suscitaron más tarde, el poder se mantuvo durante mucho en manos de Estados Unidos, incluso hoy en día. Así que volviendo con las afirmaciones de Boron (2004) es el capitalismo en su naturaleza expansionista lo que conlleva a una dominación sobre las demás naciones, a pesar de que existan ciertas alianzas. La preeminencia del país norteamericano es notoria, incluso si se analiza que grandes organizaciones como la ONU, el FMI y BM no son internacionales como se plantea, sino que la potencia mundial marca una influencia superior en estas entidades, por decir lo menos. Así que una afirmación que incluya la globalización y las transformaciones como motivo de un nuevo orden no podría considerarse, ya que la estructura sigue siendo la misma, la opresión y el daño perduran, dejando ver que en los fundamentos no haya permutaciones relevantes.

Por otra parte, la represión y la interdependencia están íntimamente ligadas entre sí y con el imperialismo a su vez, pues aunque se suponga que no existe colonización en estos momentos, es evidente que la sociedad ha aceptado mantener una postura sumisa, ya que antes era necesario un golpe de estado y dictaduras para controlar al pueblo de Latinoamérica, y en la actualidad este proceso lo realizan los gobiernos proclamados como democráticos, sin necesidad de violencia, pero con una clara opresión evidenciada, bajo la influencia del orden principal. Muchas veces podría atribuirse esto al miedo, pero cuando las razones radican en el interés propio de un gobierno, ya no se permite como excusa, puesto que el objetivo es el enriquecimientos propio, que al final termina en deudas que paga el pueblo, y que favorece a quienes manipulan todo a su favor gracias a su superioridad.

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