UN TRABAJO O UN DELITO. PROSTITUCIÓN
Enviado por Sofia Garzón • 10 de Agosto de 2021 • Ensayo • 1.889 Palabras (8 Páginas) • 114 Visitas
UN TRABAJO O UN DELITO
En Colombia la prostitución es uno de los temas más controversiales y con bastante peso en la sociedad siendo considerado como problemática para aquellos que lo consideran explotación y lo ven con repudio y como solución para aquellos que no han tenido más opción que convertirlo en parte de su vivir o disfrutan de su labor considerándola un modo de vida común. Este modo de vida o profesión como llaman algunos debe ser legalizado para poder brindarle más derechos a quienes lo ejercen. [a]Ahora bien, para nadie es un secreto que este tema es muy complejo y que si se toma como punto de partida podremos encontrar a fondo mucho más temas que son graves y son la causa del gran debate que se desarrollado en la sociedad. Para poder entender un poco mejor hay que tener en cuenta las perspectivas que existen y cuáles son sus posiciones frente a la prostitución, para esto se han tomado como referencia cuatro opiniones, de las cuales dos de ellas son basadas en la experiencia propia de trabajadoras sexuales y de las otras dos, una parte de un artículo de El Espectador y un artículo de opinión de Margarita Rosa de Francisco.
Primero que nada empezaremos teniendo en cuenta las opiniones en contra y a favor de la legalización de la prostitución. En contra de la legalización encontramos la posición subjetiva de Claudia Yurley Quintero una trabajadora sexual víctima del conflicto armado, de abusos sexuales y de violencia. Esta mujer relata cómo sufrió ella y como sufren muchas de las mujeres que son trabajadoras sexuales en su diario a vivir. Ella en su artículo, expone todos los problemas que viven las mujeres que se dedican a este oficio y como muchas de ellas no lo realizan por gusto y mucho menos por placer, por el contrario expone todas las razones que pueden llevar a una mujer desesperada a escoger este medio por la falta de oportunidades en una sociedad como lo que vivimos. Claudia deja muy en claro su posición frente a la reglamentación de la prostitución en su artículo cuando interviene diciendo “No nos van a someter a un sistema que no nos vea como personas vulnerables sino como “trabajadoras u obreras”, evitando así que seamos atendidas por el Estado, más allá de condones y charlas de prevención de ETS” y también afirma “No nos pueden someter a códigos y normas que descriminalicen el abuso sexual o la trata de personas”. (Quintero, 2020).[1] Para Claudia que se lleve a cabo la legalización de la prostitución como un trabajo cualquiera implicaría la descriminalización del abuso sexual, lo cual para ella sería un causante del aumento de mujeres víctimas de la trata de personas, la violencia y el mismo abuso por parte de aquellos hombres que pagan por sus servicios pero mediante su pago aprovechan para sobrepasarse con ellas. Por esta razón ella misma ayuda a aquellas mujeres que son provenientes de este gremio y necesitan un apoyo psicológico, económico o físico buscando así, que la idea de los reglamentarios no se ejecute y queriendo exponer de forma pública todas aquellas situaciones que viven estas trabajadoras a las cuales ella considera víctimas de la pobreza, el abuso y la falta de oportunidades.
Por otro lado está el artículo de opinión de Margarita Rosa de Francisco el cual será más adelante contra argumentado por una trabajadora sexual que está a favor de la legalización de la prostitución. Margarita en su artículo sobre el proceso de legalización, muestra su fuerte indignación respecto a lo que según ella es hacer legal la “violación” a la mujer y el cómo esta lo que hace es según ella “vender su derecho sobre su propia integridad física y mental” (Francisco, 2020)[2]. Además de esta afirmación, también comenta que la prostitución es un fenómeno que se da en su gran mayoría como consecuencia de la pobreza y clasifica a la trabajadora sexual como un “puta” y al hombre que hace uso de sus servicios como el “putero”. Lo cual muestra claramente su desacuerdo con la practica en general de la prostitución y deja muy en claro que su postura no es verlo como un trabajo si no por el contrario como algo denigrante y como un abuso y violencia por parte del hombre hacia la mujer[b].
Es aquí donde viene la intervención y contra argumentación de Yoko Ruiz de forma subjetiva a la situación, la cual es directora ejecutiva de la Red Comunitaria Trans en Bogotá que se describe así misma como una “puta” orgullosa de su profesión, y quien responde el articulo al artículo escrito por Margarita Rosa. Ella resalta y ponen en tela de juicio la falta de derechos por las cuales pasan las trabajadoras sexuales y lo beneficioso que sería poder tener los mismos derechos que un trabajo normal. Además afirma que la prostitución es vista desde un punto de elitismo y que la denigran sin entender que no se trata de clases por esa razón comenta en su carta “Aquí el clasismo brilla a más no poder. Se hacen las de la vista gorda frente a la prostitución (abundante) en las clases acomodadas: el intercambio sexual por favores siempre ha estado presente, pero sólo condenan el de las pobres para subsistir.” (Ruiz, 2020)[3] Lo cual de cierto modo es una fuerte crítica a la discriminación dada por las clases sociales y los trabajos que hay en cada una de ellas. Yoko no solo defiende su profesión, también recalca que es consciente de que hay abusos y delitos en ella, pero no por eso deja que se generalicen lo términos como “violador” o “esclavas” cuando según Yoko, pagar para tener sexo convierte a una persona en violador/a, a menos que lo haga sin la aceptación de la misma, y decirle esclava a una trabajadora sexual no es justo si esta está satisfecha y es consciente de que lo que hace lo hace por decisión propia, lo cual de cierto modo es una afirmación con mucha validez antes una sociedad que da todo por generalizado.
Por otro lado tenemos también un punto de vista objetivo[c] como lo es el expuesto por el artículo escrito por El Espectador, en el cual se manifiesta que la legalización del trabajo sexual es inminente en la sociedad colombiana para poder brindar más derechos a aquellas personas que los ejercen. La prostitución no solo se basa en un asunto sexual, pues también tiene problemas legales de las cuales hacen parte las redes de trata de personas, la violencia, el abuso entre otros problemas sociales que son recurrentes a la hora de generalizar el trabajo sexual. Sin embargo, no todas las situaciones de la prostitución se dan de la misma forma y por eso hay que ser muy objetivo a la hora de arriesgarse a opinar, pues mientras en muchos casos se da por obligación, abuso etc. En muchos otros se hace por decisión propia y hay que saber diferenciar entre estas situaciones porque una cosa es acceder por autonomía y otra cosa es ser presionado a realizarlo. Por este motivo, uno de los factores que resaltan en el artículo de El espectador es el hecho de que la legalización no implica desconocer los problemas existentes, y debido a esto hace el siguiente énfasis “Reglamentar el trabajo sexual no desconoce los problemas de trata de personas, proxenetismo y explotación que lo rodean. Por el contrario, puede contribuir a combatirlos y crear controles más estrictos” (Espectador, 2018)[4]. Lo cual implica que aunque la legalización de la prostitución se dé, los delitos que se sigan realizando no serán abolidos ni mucho menos.
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