Un Grto Deseperado

Desde un comienzo el autor realiza un relato de la historia que las familias venezolanas viven actualmente; esta novela me hizo reflexionar sobre las prioridades que tenemos y el modo de verlas, a veces creemos que el darle todo a la familia desde el punto de vista material es más que suficiente y asumimos que al tener un título podemos decir que no las sabemos todas.

Yolza pensaba que lo tenía todo pero no fue así, tuvo que pasar por la tragedia de perder a un hijo por un arrebato del destino, cuando un muchacho por falta de orientación ataca a su esposa y produce la pérdida del niño. Es de resaltar que este chico adolescente proviene de una familia donde el recurso material no era limitante pero teniendo como carencia el amor en todas sus presentaciones y le suman que tiene dos hermanos. Si leemos este relato, nos identificamos con varios hogares venezolanos que piensan que está todo bien, siempre y cuando no falte nada.

Lamentablemente en nuestro país encontramos muchos “Saúl”, muchachos que están pidiendo a grito atención, compresión, respeto y amor; los jóvenes presentan un grado muy elevado de violencia, como el que describe a “Saúl”, sea porque los padres y las madres no están dispuestos a cubrir sus carencias afectivas.

En Venezuela la mayoría de padres y madres tienen que salir a trabajar para poder satisfacer los gastos superficiales para decir que están en un estatus en la sociedad y nos olvidamos que eso no hace la familia. Como es el caso del Dr. Hernández, padre de Saúl, que pensaba que primero era sus pacientes que el deber de padre, él manejaba un concepto de familia errado donde él tenía que llevar todo a la casa, mientras su esposa debía estar en casa para atender a los hijos; a demás que los hijos debían obedecer y estudiar sin derecho a expresar sus sentimientos.

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