“Un campesino más” Basada en la historieta del caricaturista Quino
Enviado por sofiaburm • 21 de Julio de 2022 • Ensayo • 2.886 Palabras (12 Páginas) • 92 Visitas
“Un campesino más”
Basada en la historieta del caricaturista Quino
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Presentado por:
Sofía Burbano Mosquera
César Eduardo Gómez Hoyos
Presentado a:
Enrique Peña Forero
Facultad de Ciencias Contables, Económicas y Administrativas
-FCCEA-
Universidad del Cauca
Popayán, Cauca
Junio de 2022
Don Rómulo Méndez es una persona de avanzada edad, que se dedica a la agricultura de manera tradicional junto a Manuel, su hijo, y Francia, su esposa, y esta labor la ha realizado casi toda su vida, pues nació y se crio en el campo, por lo cual tiene años de experiencia; abona sus plantas con productos orgánicos y guía algunas actividades en esta materia en función de la luna, como se lo enseñaron sus padres. Además, es supersticioso y cree de manera firme en la predicción del clima de acuerdo a las cabañuelas, aunque últimamente ya no acierte como otrora. Don Rómulo vive empecinado en transmitir la herencia cultural y su manera de vivir el agro a su hijo; para lo cual, cada mañana despierta con el sol y el cantar de los gallos junto a su esposa y se dirige a la cocina a preparar un café cargado para tomarlo con su compañera de vida en una charla matutina, no sin antes haberse quejado de que toda la noche escuchó la estridulación insoportable de las chicharras. Luego, despierta a ‘Manuelito’, como le gustaba llamarlo de cariño, le cuenta el itinerario que tiene preparado para el día y le pide que se aliste para enseñarle cómo hacerlo. A fin de ello, se prepara para salir a trabajar con destino a sus cultivos, agarra su sombrero, se coloca su poncho y se va junto a su hijo. Al llegar a la zona de cultivo, comienzan a plantar las semillas, en la tierra previamente limpia, labrada y dispuesta para una nueva temporada de cosecha. Los productos que siembran en su finca son, en su mayoría, maíz y trigo; además, cuentan con una vaca lechera que debido a sus años en la finca ya está teniendo complicaciones de salud; estos bienes le alcanzan para vivir y sostener a su familia, y en pequeña medida para vender en las plazas, pero no son sinónimo de riqueza y don Rómulo no cree que la prioridad sea esa, pues para él es suficiente tener comida en la mesa y contar con unos recursos que sirvan ante la presencia de una nueva necesidad. Después de sembrar, deciden ir al pueblo con el objetivo de comprar fertilizantes para que las plantaciones crezcan sanas y den buenos frutos, pero para pesar de ellos y de todos los campesinos de la región, deben pagar altos precios por abonos traídos del extranjero, debido a que en el país no se producen las materias primas necesarias para elaborarlos y a que el comercio se rige por una política proteccionista con la intención de salvaguardar las mercancías nacionales al colocar altos aranceles para los productos importados. Así que, por una parte, perjudica los costos finales y por otro, les beneficia al ser únicamente competencia nacional, con casi igualdad de condiciones.
Cuando regresan a su hogar, hacen uso de los agro insumos, los riegan junto a las semillas y las tapan nuevamente con tierra también abonada y se dirigen, después de un arduo día de faena, hacia su vivienda donde espera Francia con el almuerzo listo para las personas que más ama. De este modo transcurren tres meses, entre revisar la cosecha y cuidarla de enfermedades, vender la leche de su vaca y trabajar en labores variadas en el pueblo, para ganar dinero y solventar los gastos mientras el cultivo está listo para dar frutos. Sin embargo, ya habían vaticinado fuertes tormentas a causa de la temporada invernal, las cuales afectarían distintos sectores productivos y durarían aproximadamente dos semanas, y así ocurrió; el crudo invierno provocó estancamiento y pérdida de contenedores llenos de mercancías transportadas marítimamente desde otros países, esto a su vez sacudió la estabilidad de los mercados, pues la demanda superaba la oferta, induciendo a un elevado índice de inflación, a bienes extranjeros disparados en sus precios por la escasez y al aumento del costo de vida. Aunque aquello no fue lo peor del asunto, además de familias damnificadas, las plantaciones de café, plátano, caña, yuca, maíz, entre otras, de muchos campesinos, como Don Rómulo se estropearon, y bultos de alimentos recién recolectados no pudieron salir con destino a los estantes de mercado, consecuencia de las impetuosas lluvias que no tuvieron compasión y de los derrumbes que bloquearon las vías de acceso a las fincas.
Más tarde, cuando los cultivos sobrantes hubieron crecido y madurado lo suficiente, fue el momento de cosechar, por lo que la familia Méndez se dispuso a recoger los frutos, con la esperanza de no haber perdido gran parte de la producción agrícola; pero cuál fue su sorpresa al ver que la siembra sobreviviente era poco más de la mitad que se plantó inicialmente. Apesadumbrados por el funesto hecho, dejaron como siempre la mayor parte para su consumo y lo restante para comerciar en el pueblo con los intermediarios de los mercados, ya que, al ser éstos pequeños expendios de alimentos, no trataban directamente con los agricultores, afectando la rentabilidad de los campesinos y el bolsillo de los clientes al incrementar el precio final. Entonces, las ganancias reales eran muy pocas, debido a que los intermediarios no podían darse el lujo de subir a su antojo los precios pues los consumidores no los comprarían, por lo cual decidían pagarles menos a los productores, quienes cultivaban sin saber a ciencia cierta el precio de venta de los alimentos y contando con que el beneficio que recibían no justificaba la inversión de capital y mano de obra.
A causa del aumento del precio del dólar, de las exportaciones (en cantidad y en valor) al estar compuestas por mercancías de mayor valor unitario que poseían un gran rendimiento y de la necesidad de naciones vecinas, a Rómulo le empezó a rondar una idea en su mente, quería adquirir más tierras para incrementar su producción, y ahora no sólo producir para su sustento, sino también convertirse en exportadores y gozar de esas utilidades para sofisticar su técnica de cosecha. Para ello, lo consultó con su esposa y su hijo, quienes al principio tuvieron sus dudas acerca de la probabilidad de éxito de la nueva propuesta, pero luego de pensarlo y hablarlo, se dieron cuenta que eran una gran oportunidad de negocio. Por tanto, optaron por acceder a un mayor número de terrenos que fueran fértiles y aumentara su renta. Esto funcionó durante un tiempo; comenzaron a obtener más beneficios por su productividad, pero las nuevas ideas generadas del cambio de gobierno y la transición hacia una nueva perspectiva del asunto económico tampoco fueron de gran ayuda para sostener la buena posición en que se encontraba Don Rómulo.
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