Un puente hacia la Felicidad

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            Dinero:

Un puente hacia la Felicidad

Alumno: Víctor Fuentes Ríos

Rut: 19.059.649-4

Sección: 10

Ayudante: Mario Arce

Profesor: Sergio Micco

“La felicidad consiste en encontrar algo que nos satisfaga completamente” (Ortega y Gasset, 1921) en otras palabras, la felicidad es el cumplimiento de nuestros deseos y nuestras metas, es gozar de cada logro impulsado por el interés personal. Por otra parte, para Marx la economía es la ciencia que estudia las relaciones sociales de producción. Lionel Robbins en 1932 señala que “la economía es la ciencia que se encarga del estudio de la satisfacción de las necesidades humanas”. Entre estos conceptos existe una estrecha relación, la cual ha sido tema de discusión a nivel global, han surgido interrogantes tales como: ¿El dinero entrega felicidad? ¿La felicidad se puede comprar? ¿Somos más felices si producimos más bienes? Dentro de un sistema neoliberal, nuestra misión es generar una renta para cumplir nuestros objetivos y propósitos en la vida, ya sean materialistas o emocionales.

En general, la felicidad puede ser abarcada desde diferentes puntos de vista, el poder económico del entorno de cada persona las llevará a tener ideas totalmente distintas, pero ninguna errónea, ya que la felicidad es subjetiva para cada individuo. Sin embargo, la vivencia de personas en extrema pobreza, no es la misma experiencia de quienes viven cómodamente en un medio tranquilo, fuera de problemas básicos. Es así como el dinero podría ser un recurso para obtener felicidad, aunque mil pesos más no te harán más feliz. Pero ¿Estos mil pesos te podrán hacer menos infeliz?

El dinero es factor de nuestra felicidad, el tener un ingreso fijo elevado soluciona nuestros problemas económicos, nos da la opción de realizar aquello que nos gusta, obtener bienes que nos satisfagan y disminuir nuestras preocupaciones, lo que nos lleva a un estado de equilibrio. “Sin tranquilidad no puede haber placer; y donde existe absoluta tranquilidad no existe nada que no sea capaz de divertir” (Adam Smith, 1759). Las listas de los países del mundo ordenados según su producto interno bruto (PIB) a valores de paridad de poder adquisitivo (PPA) per cápita proporcionadas por el Banco Mundial (2005-2010), el Fondo Monetario Internacional (2018) y la CIA (1993-2011), demuestra que los países que se ubican en los últimos lugares del ranking están posicionados dentro de los veinte menos felices según el Informe de Felicidad Mundial dirigido por la ONU en el año 2018. Además, los países con mayor PIB per cápita obtiene posiciones considerables en el informe presentado por la ONU.

Hay que tener en cuenta, que la realidad de cada persona se ajusta a su bolsillo. En países con una economía consolidada, todos los habitantes pueden optar a la posesión de bienes primarios, ya sean tangibles tales como la comida, el transporte y la higiene. O bien, intangibles como la salud y la educación. En cambio, en países subdesarrollados donde el dinero es escaso en la población, los bienes ya nombrados son precarios, por lo que la vida diaria se vuelve complicada, llena de problemáticas vinculadas a las enfermedades, sin recursos básicos para subsistir dentro de una sociedad cómoda. Así lo demuestran los países del continente africano, donde “la forma más extrema de la pobreza es la indigencia. Es una supervivencia sin las necesidades más básicas, como alimentos, agua o techo. En la región subsahariana de África, casi la mitad de la población vive así” ( www.children.org). ¿De qué manera los niños que habitan en esta parte del mundo podrían alcanzar la felicidad?

Diferente es el panorama en Chile, según la ONU, es el país más feliz de Sudamérica. Además, mantiene los ingresos más altos en comparación a los países cercanos. Es decir, la economía de un país es fundamental en los índices de felicidad de sus ciudadanos, que hoy en día, determinan un hecho tan importante como lo es la inmigración. Haití está cercano al puesto 150 en el ranking de felicidad nombrado anteriormente, marcando un índice de 3,5 puntos, junto a la pésima calidad financiera conllevan a la llegada de haitianos a nuestro país, en busca de nuevas fronteras, oportunidades concretas para dejar de lado una vida marcada por la infelicidad y encontrar un placer emocional, influenciado por la obtención de material altamente valorado como la ropa de calidad y los smartphone de última generación, basta con ver cómo se acercan a las grandes tiendas y malls de Santiago para comprar estos productos.

Respecto a la situación mundial se tiene que, según un estudio realizado por el Departamento de Investigación de la Felicidad de Copenhague para las Naciones Unidas, el cual considera variables como el PIB, apoyos sociales, esperanza de vida, libertad, generosidad, ausencia de corrupción y calidad de vida de inmigrantes, Finlandia figura como el país más feliz del mundo, mientras tanto un año después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, Estados Unidos ocupa la posición 18, cayendo de cuatro puestos. Problemas de salud como la obesidad y la depresión han aumentado lo que ha afectado la calidad de vida de los estadounidenses, por otro lado, China pasó del puesto 79 al 86, pese al significativo progreso económico alcanzado en los últimos años, su población no es feliz.

Mientras que la situación en Chile se caracteriza por un descenso en las tasas de desempleo y un aumento en los salarios, lo que permite que los chilenos tengan mayores posibilidades de acceder a bienes y servicios que antes estaban vetados para estos, un reciente estudio comparativo desarrollado por la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) da cuenta que el acceso de los chilenos a bienes y servicios ha aumentado de forma considerable en los últimos años. Se señala también que de un Producto Interno Bruto (PIB) del 3,3%, entre los años 2006 y 2009, pasó a un 5,9% entre 2010 y 2012 y con una meta del 5% para este ejercicio. Ahora, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el año pasado la tasa de desempleo promedio fue de un 6,4%. Todos estos datos, que indica el informe, han incrementado nuestra calidad de vida.

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