“Una coyuntura para reflexionar sobre los espacios para el debate y el dialogo entre el (neo) estructuralismos y las corrientes heterodoxas.” -Esteban Pérez Caldentey
Enviado por N.LLano • 22 de Mayo de 2017 • Reseña • 772 Palabras (4 Páginas) • 418 Visitas
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
SOCIOLOGÍA CONTEMPORANEA III
Estudiante: Esteban Martínez Gaviria
Semestre: VII
Reseña de “Una coyuntura para reflexionar sobre los espacios para el debate y el dialogo entre el (neo) estructuralismos y las corrientes heterodoxas.”
-Esteban Pérez Caldentey
El propósito principal del texto es establecer un dialogo entre las corrientes estructuralistas, neoestructuralistas y heterodoxas como alternativa ante las dinámicas financieras y de mercado que hoy despliegan su hegemonía a través del mundo. En primera instancia se resalta la importancia de este dialogo entre corrientes económicas no hegemónicas, en donde se afirma que el modelo económico actual no es viable a largo plazo, ni ambiental ni socialmente, lo cual se ha expresado por medio de las diversas crisis, donde la burbuja inmobiliaria estadounidense del 2008 se establece como referente. Las crisis, desde esta perspectiva, se ven como una coyuntura propicia para los cambios de paradigma, allí subyace la importancia de retomar una discusión académica sobre las alternativas económicas ya existentes.
De esta manera, resulta pertinente definir las doctrinas neoestructuralistas y estructuralistas, y a la vez establecer los planteamientos que comparten con las corrientes heterodoxas. A grades rasgos se puede delimitar el estructuralismo o neoestructuralismo como un conjunto de diálogos con otras tradiciones económicas no tradicionales, como por ejemplo, los enfoques heterogéneos, la escuela regulacionista, el pensamiento marxista, institucionalistas, poskeynesianos, etc. Por otro lado “Las corrientes de pensamiento estructuralista-neoestructuralista y heterodoxa identifican, grosso modo, tres falencias básicas en el funcionamiento de las economías de mercado: a) la incapacidad para asegurar la plena ocupación y crear empleos dignos como norma, b) la tendencia a generar una arbitraria y desigual distribución de los ingresos y la riqueza y c) la propensión a la fragilidad financiera y la inestabilidad.”[1]
Por otro lado, también resulta necesario aclarar como se esta entendiendo desde este análisis lo que se denomina como modelo dominante, para lo cual es necesario concebir sus planteamientos. Se inicia por establecer que el paradigma dominante sobre la economía durante las ultimas seis décadas se ha caracterizado por una extrema liberalización del mercado, un incremento significativo en el rol del sector financiero en la economía y un mercado globalizado. Adicionalmente, el autor también sugiere que este paradigma económico dominante se basa en gran parte en los análisis a largo plazo, sustentando que si bien cada mercado es libre, este mismo elemento establece una regularidad que permite identificar patrones entre las distintas economías. En términos generales “El análisis de largo plazo consiste, por lo general, en especificar posiciones de equilibrio que reflejan esta regularidad sistemática al ser el resultado de todos los tipos de transacciones que pueden llevarse a cabo bajo un régimen de libre competencia.“[2] Esta visión de largo plazo se inserto en el núcleo del modelo dominante, desde donde ha sido analizada de manera estática y dinámica.
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