Una mejor educación básica para todos

Una mejor educación básica para todos

Ayer vi un documental en Youtube, titulado De Panzazo que revela la cruda realidad educativa que está afrontando la nación mexicana. La serie de medidas adoptadas durante años sólo ha arrojado cifras lamentables como las siguientes:

De cada 100 alumnos que entran en la primaria, la mayor parte se quedan en el mismo nivel mientras sólo 2 de cada 100 logran ingresar en el postgrado.

En los últimos exámenes PISA que evalúa la capacidad matématica, cognoscitiva y lectura de alumnos de 15 años de cada país, los estuidantes mexicanos, de escuela privada y pública sacaron porcentajes bastante similares tanto a nivel de insuficiencia como de excelencia: salieron igual de mal.

Sin embargo, el país es el primer país en el porcentaje destinado a la educación de la OCDE, más específicamente el 21% del presupuesto va al sector educativo del cual, el 93% van a los salarios. Teniendo en cuenta el gran número de personas que ocupan las plazas de maestro pero faltan con frecucia o simplemente no dan clases, se ve la eficiencia con que se gasta esta gran suma.

Cabe preguntar por qué, por qué México ha invertido tanto pero ha cosechado tan poco. Según el mismo documental, el dinero va a los sindicatos que a su gremio sólo lo recordarán cuando necesiten votos.

A mi juicio, esta situación precaria en que está sumergida la educación mexicana, sobre todo, la educación básica tiene como causa principal la estructura económica desformada, compañada por la correlación triangular intrincada entre el gobiero, los sindicatos y los maestros mismos.

En primer lugar, el precario tejido industrial de México no puede estimar la demanda de profesionales más cualificados por lo que el mecanismo pierde su espacio para funcionar. Quizá eso sea la razón por la que la mayoría de los alumnos mexicanos optan por estancarse en la primaria o en la preparatoria que es lo más apto para ellos, pues en llegar al nivel de licenciatura o postgrado supone prolongados esfuerzos intelectuales y enormes costes de oportunidad en cuanto se refiere a las familias de bajos recursos. Lamentablemente la desigualdad en la distribución de los recursos educativos no ha favorecido un desempeño sobresaliente de las escuelas privadas en comparación con sus homólogas públicas, que por dicha razón, las etiquetan como escuela para los tontos ricos.

El segundo punto de lo que no estoy muy claro se concreta en el mecanismo con que se funciona todos los actores del sector. La Secretaría de Educación Pública, empeñada en defender los logros conquistados durante la historia de la República, consciente de la vital importancia que significa la educación para el futuro de México, no ha trazado ni un panorama general y numérico de los maestros. Los sindicatos, instituciones colectivas que defienden el interés

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