Una nación partida
Enviado por kiketoni14 • 15 de Septiembre de 2017 • Ensayo • 1.257 Palabras (6 Páginas) • 122 Visitas
INTRODUCCIÓN
El siguiente ensayo describe las principales causas que llevaron a los acontecimientos de 1932, en donde la insurrección campesina está marcada como uno de los eventos sociales más importantes en la historia de El Salvador ya que es un elemento histórico esencial para comprender los sucesos que ocurrirán 50 años después.
Se puede decir pues, que la llamada insurrección campesina de 1932 fue un movimiento revolucionario social, en el que participaron varios campesinos e indígenas organizados y asociados con ciertos grupos de artesanos y trabajadores de clase media, hecho que desencadeno una serie de masacres que quedara grabado en la historia nacional siendo uno de los países de Latinoamérica que más represión se ha impuesto por parte del gobierno para mantener el statu quo que la clase dominante conformada familias de posición oligarca habían instaurado en el territorio nacional, siendo estos los dueños y señores de los medios de producción y el manejo de la economía nacional.
A tal punto de que la situación económica y política era perjudicante para los trabajadores y obreros, y ante la negativa del gobierno en buscar una solución dialogada, las población campesina se ve obligada a alzarse en armas, en aras de poder traer un cambio estructural fundamentado en los lineamientos ideológicos del marxismo – leninismo en donde los medios e instrumentos de producción estuvieran en manos de la población.
Así pues, como no se tenía un plan de acción de manera estratégicamente militar como lo tenían la Guardia Nacional y los cuerpos de policías, se empezó la persecución hacia todo aquel que iba en contra de las pretensiones del Estado. La insurrección deja un enfoque reflexivo, puesto que para un pueblo que se levanta a favor de sus hermanos y hermanas trabajadores para salir de un estancamiento obligado así por las decisiones de los más privilegiados muestra el valor y el coraje de una población sometida que busca un cambio en la sociedad, ciertamente la vía para una solución debió haber sido más diplomática pero dada las condiciones en que se vivía y ante la manipulación ilícita y obstinada por parte del gobierno llevo a que se diera el enfrentamiento entre las dos principales fuerzas sociales del país.
TITULO: UNA NACIÓN PARTIDA
AUTOR: Enrique Antonio González Martínez
El Salvador, un país con mucha historia que contar a las futuras generaciones de nuestra población, lastimosamente esa historia está llena de violencia, represiones y masacres que han quedado registradas no solo para nuestros habitantes, sino para toda la humanidad. El Salvador ha debido salir adelante de un atraso que lo ha llevado a someterse bajo condiciones necesarias de manera impuesta adaptándose a la realidad que se vivía después del fallido intento de la federación centroamericana. Los países buscaron su desarrollo valiéndose de su autonomía e independencia que tras siglos de colonización se había luchado por conseguir. El Salvador entra en una etapa de consolidación por parte de una clase social alta que se adueña de los medios de producción dentro del territorio para así tomar la concentración del poder tanto económico como político en pocas manos y orientar el rumbo del país a través del mantenimiento del aparato estatal; dicha clase estaba compuesta por la oligarquía cuyo sector motivado por la iniciativa de establecer un solo Estado unitario capaz de salir adelante por sus propios esfuerzos, puso las pautas para llevar al país a un régimen económico estrictamente de carácter agrícola en donde las riquezas que venían hacia el país provenían de la siembra, cultivo y exportación de materias primas agrícolas, en especial el café. Así es pues como se va asentando una economía eminentemente agrícola, donde la producción de bálsamo, cacao, añil, henequén, entre otros constituyen la principal fuente económica y que también significó el aumento de mano de obra por lo que el trabajo constituía un asunto importante. Entrando en el siglo XX decae la caficultura, y también los precios con lo que los trabajadores laboraban durante largas jornadas y los salarios eran pobres. La mayor parte de los ingresos por exportación iban dirigidos hacia los grandes y medianos comerciantes asociados con los terratenientes que servían a la oligarquía nacional. A inicios de la década de 1920 el Estado ya no tenía dinero, puesto que el atraso en términos de ganadería, industrial fabril y textiles permitió que aquellos productos que no se producían localmente, fueran importados en grandes escalas, esto llevo entonces a que no había para pagarle a los trabajadores, la falta de empleos fue punzante y para empeorar la situación la población iba en incremento. Los campesinos y obreros se organizan en grupos de campesinos para manifestar sus inquietudes y buscar una solución al problema económico. Entre 1918 y 1924 se crean organizaciones de obreros agrícolas al frente de Farabundo Martí junto con gremios de trabajadores artesanos, albañiles, barberos, entre otros. Una pieza clave para el entendimiento de la insurrección campesina de 1932 fueron los fraudes electorales con que el gobierno salvadoreño jugo a favor de sus encomiendas; el partido comunista salvadoreño empezaba a construirse a partir de las bases ideológicas adoptadas por el marxismo – leninismo que impero en la revolución bolchevique, sin embargo se funda oficialmente en 1930. Un año después entra Arturo Araujo como Presidente, en donde sus promesas de campaña iban a favor de la repartición de tierras a los campesinos, pero esto no se dio. El General Maximiliano Hernández Martínez llega al poder por medio de un golpe de Estado, las masas ante la inestabilidad y las deplorables condiciones en que todavía se encontraban los campesinos seguían organizándose para lanzar el partido comunista a las elecciones municipales a principios de enero de 1932 con el objetivo a afianzar el consejo municipal y buscar un cambio radical. Las elecciones fueron un fraude y a pesar de haber conseguido la mayoría en las urnas, dándose así el hecho que apretó el gatillo para que estallara la insurrección el 22 de enero de 1932. Los trabajadores se alzaron en armas, se tomaron carreteras y montes, pero sus esfuerzos se vieron aplastados bajo la fuerza de la guardia nacional. Se registraron varias masacres en la zona occidental y central del país, principalmente en Sonsonate, Zaragoza y Atiquizaya, la represión gubernamental fue inmensa y el asedio hacia los campesinos e indígenas que también trabajaban para el cultivo del café fue impotente hasta el punto de verse aniquilados, llegando a una cifra aproximada de 30,000 campesinos e indígenas asesinados por las órdenes del gobierno.
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