Unidad 8: Los contractualistas
Enviado por Franco Casella • 9 de Abril de 2020 • Trabajo • 11.535 Palabras (47 Páginas) • 179 Visitas
Unidad 8: Los contractualistas
ROUSSEAU: la civilización corrompió al hombre, lo sumió en una vida impura y viciosa. No hizo al hombre más libre, más feliz y menos malo. El progreso técnico y material es evidente, pero el moral y cultural es más que problemático. Incongruencia de una teoría que llamaba progreso humano a aquello que en realidad no era sino mero desarrollo técnico. Reivindica la existencia de las ideas innatas y del poder especulativo del hombre, aunque insista más en sus facultades volitivas. Su concepción de una sociedad justa se basaría en la voluntad de sus miembros, y no en un esquema racional y regido por normas establecidas por la observación de la conducta de los diversos grupos sociales.
DESIGUALDAD HUMANA Y EL ESTADO DE NATURALEZA: hubo una era en la que la igualdad existió, la del estado de naturaleza. Los hombres en el estado de naturaleza vivían en un estado de primitivismo cercano al de las bestias. Las normas sociales determinan la moralidad, los hombres en el estado de naturaleza eran amorales. Quizás el crecimiento demográfico empujara a los hombres a vivir en familias y a ayudarse mutuamente en algunas empresas. Desarrollan anhelos y pasiones que no pertenecían a la naturaleza humana. Durante las primeras fases de la vida social, los hombres no eran más desiguales de lo que les imponían las diferencias que existen en el seno de las familias. Pero este estado de cosas término al aparecer la agricultura y la explotación de la minería. Ellos hicieron que unos acumularan riquezas y otros siguieron en el estado anterior. Apareció la desigualdad entre los hombres y su causa específica fue la propiedad privada. Las leyes nacieron para proteger la propiedad privada de los ricos.
NATURAL BONDAD DEL SER HUMANO: no existe un pecado original sino un estado original de inocencia, el cual pone fin la formación de la sociedad. En el fondo de las almas existe un principio innato de justicia y de virtud, sobre el cual, a pesar de nuestras propias máximas, juzgamos nuestras acciones y las de los demás como buenas o malas. La “conciencia”, residuo de moralidad del hombre en estado de sociedad, única posibilidad de que pueda edificarse un mundo justo. Concede la existencia del egoísmo individual, al que llama “amor propio o de sí mismo”, pero junto a él coloca también un sentimiento de piedad hacia los demás, que equilibra las tendencias del anterior. El hombre posee una conciencia moral que le indica, en medio del mundo doliente y cautivo, el camino a seguir. El hombre debe volver al estado de naturaleza, pues en él “el hombre vive en sí mismo”, mientras que en el de sociedad “vive fuera de sí mismo”.
LA EDUCACION DEL INDIVIDUO: si el hombre es bueno en sus sentimientos elementales, habría que educarlo según ellos. Propone una educación que no enseñara la cultura establecida, los valores aceptados y fomentado por la alta sociedad. El ambiente de la vida silvestre es el más adecuado para formar el espíritu humano. Su teoría de la educación esta dirigida a la formación de cada persona por separado y que no sea adecuada para educar a grupos o a comunidades.
CONTRATO SOCIAL A LA VOLUNTAD GENERAL: para poner fin a la enajenación, si los hombres de la sociedad quieren vivir en justicia, tienen que encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común a la persona y los bienes de cada, asociado, mediante el cual cada uno, al unirse a todos, no obedezca sin embargo más que a sí mismo, y quede tan libre, como antes. Esa forma de asociación es el contrato social, “cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general; y recibimos, además, a cada miembro como parte indivisible del todo. El contrato es un pacto con la comunidad de los hombres. Una comunidad tiene una personalidad colectiva que se expresa según una voluntad general. Por contrato se entiende una asociación espontánea y natural de los hombres. La voluntad general es siempre recta y tiende siempre a la utilidad pública.
LA RELIGION CIVIL: se percata de las dificultades tal vez insuperables que supone mantener unida una sociedad de individuos libres, con pasiones e intereses diversos, sin más fuerza que los una que la de una abstracta voluntad general. Propone entonces que la sociedad halle su cohesión en una religión. “Religión civil”, culto general a la propia politeya, a sus símbolos y objetivos. Es una adoración laica de la propia sociedad. La religión civil significa un reconocimiento explícito de que la voluntad general se forja a través de una catarsis cívica de las emociones, una fusión de la ciudadanía en un culto a ella misma como patria o cuerpo social majestuoso y trascendente.
Unidad 9: La era de las revoluciones
LOS ENCICLOPEDISTAS: el término enciclopedista se usa normalmente para nombrar a un grupo de filósofos franceses que colaboraron en el siglo XVIII en la producción de la Encyclopédie bajo la dirección de Denis Diderot. La Enciclopedia fue una obra colectiva no sólo derivada del trabajo de Diderot y D´Alembert. La ambición totalizadora de éstos representaba un esfuerzo de documentación y de síntesis que no podían ser dominados por unos cuantos individuos aislados. En ella colaboraron todo un conjunto de hasta 160 personas de las más variadas ocupaciones, como literatos, científicos, artistas, magistrados, teólogos, nobles y artesanos que fueron conocidos como les encyclopédistes. Diderot, en el artículo Enciclopedia de la propia obra, los describe de la siguiente forma: ocupado cada cual de su parte y unidos solamente por el interés general del género humano y por un sentimiento de recíproca benevolencia.
MONTESQUIEU Y LA SEPARACION DE PODERES: en cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes, y el ejecutivo de las que pertenecen al civil. Por el primero, el príncipe o el magistrado hace las leyes para cierto tiempo o para siempre, y corrige o deroga las que están hechas. Por el segundo, hace la paz o la guerra, envía o recibe embajadores, establece la seguridad y previene las invasiones; y por el tercero, castiga los crímenes o decide las contiendas de los particulares. Este último se llamará poder judicial; y el otro, simplemente, poder ejecutivo del Estado (...). Cuando los poderes legislativo y ejecutivo se hallan reunidos en una misma persona o corporación, entonces no hay libertad, porque es de temer que el monarca o el senado hagan leyes tiránicas para ejecutarlas del mismo modo. Así sucede también cuando el poder judicial no está separado del poder legislativo y del ejecutivo. Estando unido al primero, el imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, por ser uno mismo el juez y el legislador y, estando unido al segundo, sería tiránico, por cuanto gozaría el juez de la fuerza misma que un agresor. En el Estado en que un hombre solo, o una sola corporación de próceres, o de nobles, o del pueblo administrase los tres poderes, y tuviese la facultad de hacer las leyes, de ejecutar las resoluciones públicas y de juzgar los crímenes y contiendas de los particulares, todo se perdería enteramente.
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