Utopias Digitales

Las utopías digitales

Umberto Eco señaló dos corrientes de pensamiento distintivas respecto a los nuevos avances tecnológicos que surgían en su época: los apocalípticos y los integrados. Paolo Fabbri, un semiótico italiano, ya en el 2003 establece su propia aproximación en los que denomina tecnófilos y tecnofóbicos.

Los teóricos apocalípticos principalmente se referían a una anticultura expuesta principalmente por la cultura de masas y la decadencia provocada por la sociedad industrial. Asimismo responsabilizaban a la cultura de masas de degradar el gusto popular y atentar contra el verdadero arte.

Siegfried Giedion era un conocido apocalíptico que condenaba la mecanización de los procesos de industrialización ya que los productos se vuelven un peligro para los consumidores. El sociólogo francés Jacques Ellul consideraba que la tecnología era una fuerza maligna que afecta la vida cotidiana porque rompe lazos con la producción artesanal premoderna.

Los apocalípticos critican la nueva técnica por su división del trabajo, el control de calidad, la estandarización de productos, su artificialidad, el automatismo que inutiliza al hombre y su evolución independiente sin intervención directa.

Los integrados, por su parte, comentan la democratización del consumo y las nuevas formas de arte que surgieron gracias a la tecnología debido a la producción industrial de bienes culturales; su principal precursor fue Marshall McLuhan.

En la actualidad se habla de darwinismo digital donde la versión 2.0 es preferible a la 1.0 y la sociedad elige siempre lo más innovador. Burnett y Mashall comentan la obsolescencia tecnológica a través de una “ideología tecnológica” donde los consumidores no alcanzan la felicidad deseada hasta obtener el último modelo.

Thornton Caldwell señala que cada avance científico se origina en un concepto de comercialización donde las grandes corporaciones impulsan las nuevas teorías.

En 1971 Hans Magnus Enzensberger publica “Elementos para una teoría de medios de comunicación” donde comenta que la industria es controladora de la sociedad y determina las normas tecnológicas. También los nuevos medios son parte de una “convergencia mediática” donde se combinan con las tecnologías antiguas.

Enzensberger afirma que la sociedad toma control de los medios y participan en gran parte dentro de ellos; sin embargo se conservan medios como la televisión y el cine, donde no existe reciprocidad entre transmisor y receptor, el sistema bloquea cualquier oportunidad de feedback. También afirma que “una red de comunicaciones o de distribución, tan pronto sobrepasa cierta magnitud crítica, ya no puede estar sujeta a un control centralizado” (1974: 14) donde las grandes redes actuales son imposibles de monitorear en su vasta concepción.

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