¿una Idea Utópica De Paz?

La historia de Colombia ha estado marcada por una serie de eventos desafortunados que han creado un desequilibrio social, económico y político en el país. Partimos del año 1964 en el que se crea un grupo que plantea consigo un objetivo aparentemente claro y bueno, planteado en diferentes comunicados de opinión pública, un objetivo como lo es acabar con las desigualdades sociales políticas y económicas, la intervención militar y de capitales estadounidenses en Colombia, mediante el establecimiento de un Estado marxista-leninista y bolivariano. Este objetivo claro está, buscaba una soberanía del pueblo, una igualdad social, pero ¿de qué manera?, es claro que estamos hablando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), cuyo inicio se ve enmarcado por una serie de enfrentamientos, en los que el secuestro, las extorsiones, el desplazamiento, paros armados, destrucción de la infraestructura nacional y demás actos vandálicos han sido promovidos y realizados, demostrando como desde su creación se fueron tergiversando sus objetivos y como con el paso del tiempo se fueron oscureciendo sus ideales, arrojando en Colombia una problemática de ya más de 50 años. Así pues, “Las dimensiones de la violencia letal muestran que el conflicto armado colombiano es uno de los más sangrientos de la historia contemporánea de América Latina”

Tras ésta problemática, se han dado lugar a diferentes negociaciones que han pretendido dar por terminado el conflicto armado en Colombia, siendo evidente como desde el año 1982 el gobierno ha buscado abrir diferentes puertas a diálogos que promuevan la paz, con el fin de mitigar la violencia, permitiendo un mejor uso de los recursos, ya sea en educación, salud, infraestructura y demás.

Con el paso del tiempo y de diferentes mandatos nos hemos dado cuenta que un acuerdo de paz exitoso no es algo que se dé de un día para otro. Partiendo pues de los acuerdos anteriores que se han tratado de llevar a cabo es que nos hemos dado cuenta de la dificultad de los mismos, imposibilitando eso que tanto anhelamos y que por derecho mismo nos pertenece, la paz. Pero ¿qué factores impidieron un exitoso acuerdo?, a partir de esto surgen muchas preguntas que vienen a ser parte fundamental en cada uno de los diálogos que se han ido presentando a lo largo de la historia de un país como Colombia, en el que la violencia, la injusticia y el conflicto, generados en principio por la desigualdad se han convertido en pan de cada día. Por eso nos preguntamos, ¿hasta qué punto debe ceder el gobierno y el país, con el fin de llegar a un acuerdo? ¿Cuántas víctimas más debe haber, para darnos cuenta que esto es un problema del que todos hacemos parte? ¿A qué se debe esa facilidad para romper pactos y acuerdos, volviendo la idea de paz algo utópica, algo inalcanzable?

Son muchos los factores que se unen a dar un porque a los intentos fallidos de paz. Quiero tomar como base de un primer factor, la falta de conocimiento de nuestra historia, el miedo mismo que ha generado la violencia, acallando a muchos, ayudando a pocos. Así como dijo un día un habitante de Trujillo, Valle del Cauca “Si no se habla, si no se escribe y no se cuenta, se olvida y poco a poco se va tapando bajo el miedo. La gente que vio el muerto se va olvidando y tiene miedo de hablar, así que llevamos un oscurantismo de años en el que nadie habla de eso [...] Como nadie habla de lo que pasó, nada ha pasado. Entonces bien, si nada ha pasado, pues sigamos viviendo como si nada.”

Es claro que en este país el temor se ha apoderado de nosotros, ese mismo temor que nos ha llevado a callar en situaciones en las que es necesario gritar. Muchos datos sobre lo sucedido han quedado nublados con el paso del tiempo, eso mismo ha generado un desconocimiento de nuestra historia y si en nuestro desconocimiento ignoramos ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Dónde pasó? ¿Por qué pasó?, es imposible dar por terminado un problema que se desconoce, somos como robots que simplemente hacen las cosas porque sí, que no van al fondo de un problema, que no recuerdan, que no viven.

El miedo, innato en cada una de las especies que cobijan nuestro mundo, como característica principal para la supervivencia de las mismas, ha traigo consigo también guerra, incultura e incluso pérdida de control sobre nuestra conducta. Éste empezó se podría decir que desde la misma creación del mundo, pero ¿por qué dejamos que este controle lo que somos y lo que hacemos? Está claro que el miedo se ha usado para controlar las masas, para moldear las poblaciones al antojo de los que infundían el mismo, hablemos pues de los grupos guerrilleros, que con amenazas, extorsiones, secuestros, en fin todo cuanto pusiera en peligro nuestra supervivencia era usado para controlarnos, para acallarnos y claro está, nosotros viendo que cada una de sus acciones era una amenaza para nuestra integridad, la única solución que vimos fue la de hacer como si no hubiese pasado nada, distanciándonos de un problema del que todos nosotros hacemos parte y del que simplemente por hacernos los de oídos sordos no vamos a finiquitar. Entonces, si queremos llegar a la paz el miedo no debe ser una opción, pues más allá de un individuo, esta una nación

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