Alonso Berruguete
Enviado por monte3016 • 7 de Julio de 2011 • 376 Palabras (2 Páginas) • 769 Visitas
Alonso Berruguete
(Paredes de Nava, España, 1490-id., h. 1555) Escultor y pintor español. Hijo del pintor Pedro Berruguete, iniciador del Renacimiento pictórico en España, fue seguramente discípulo de su padre antes de trasladarse a Italia en 1504 para completar su formación. No se conocen obras de su período italiano, durante el cual se sabe que estudió sobre todo las creaciones de Miguel Ángel y las obras maestras de la Antigüedad clásica. Su única actividad artística documentada de esta etapa es la finalización de la Coronación de la Virgen de Filippino Lippi.
Se cree que Berruguete llegó a Italia siendo esencialmente un pintor y que regresó a España convertido en un escultor por la enorme influencia que ejercieron en él las obras de Miguel Ángel y el Laocoonte. Pero su formación italianizante desembocó en un arte singular, de fuerte personalidad, signado por una intensa plasmación de la espiritualidad y por la traducción en patético de cualquier sentimiento.
Retornó a España hacia el año 1518 y poco después fue nombrado pintor de la corte de Carlos I, pese a lo cual trabajó principalmente como escultor. Valladolid y Toledo fueron sus dos centros de actividad. En la primera de estas dos ciudades realizó el retablo del monasterio de San Benito. En la segunda esculpió la sillería alta del coro de la catedral, dos obras maestras que permiten considerar a Berruguete el principal escultor español del siglo XVI y una de las grandes figuras de la escultórica hispánica de todos los tiempos.
En el grandioso retablo de San Benito, realizado entre 1528 y 1532, el estilo más peculiar de Berruguete se presenta ya en toda su plenitud. Sus figuras recuerdan las de Miguel Ángel por la musculatura poderosa y la fuerza emocional, pero se acercan, anticipándolas, a las del Greco en cuanto a estilización y expresionismo. Por todas estas características se considera a este artista el introductor del manierismo en España. Del retablo de San Benito, el grupo más valorado es el Sacrificio de Isaac, en el que alcanza su cima el trazo nervioso típico del artícife, que modela con cierto frenesí los cabellos, los ropajes y las carnes. También son muy conocidos el San Jerónimo y el San Sebastián, dotados de gran patetismo, con un realismo triste en los rostros y los gestos.
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