El valor de educar ¿Hacia una humanidad sin humanidades?

El valor de educar ¿Hacia una humanidad sin humanidades?

Comentario

Daniel Steven Hernández Rodríguez

David Santiago Cortes Muñoz

Universidad la Gran Colombia

Facultad de ciencias de la educación

Licenciatura en inglés

Bogotá D.C.

2013

La involución del homo sapiens sapiens.

¿Está la humanidad en la cúspide de su desarrollo cognoscitivo? ¿Somos tan perfectos que ya no necesitamos cuestionar nuestra realidad? Me hago estás preguntas ante la creciente tecnificación de la educación moderna, las ciencias humanísticas han perdido paulatinamente su importancia en los currículos educativos a favor de los saberes científicos y técnicos los cuales responden a las necesidades neoliberales de la sociedad moderna. Una sociedad que se olvidó de pensar, que se acostumbró al trabajo y a las rutinas.  

Estamos atravesando una crisis en la humanidad, las sociedades modernas priorizan lo científico, lo tecnológico privando a las generaciones futuras de la visión histórica, literaria, filosófica. La cual es necesaria para una realización plena del ser humano. Los planes de estudio se enfocan en los conocimientos científicos y técnicos, necesarios para una educación técnica, laboral e inmediata. Ante tal situación la cultura científica y literaria se separan cada vez más obviándose el desarrollo de la capacidad crítica, la curiosidad, el razonamiento lógico, facultades inherentes al ser humano que buscan alcanzar la realización espiritual del hombre. Integrar ambas formas de saber favorecería el ejercicio de una correcta educación.

Al final no es tan importante la cantidad de horas que se van a enseñar de filosofía, matemática o latín. Lo esencial es el cómo. El docente no debe mostrarse como un ente superior ante sus alumnos, esta pedantería hace que el alumno pierda el interés y el gusto por el saber que imparte el educador, la labor principal del docente es fomentar la curiosidad, el cuestionamiento por el conocimiento. Esto enriquece su proceso de aprendizaje y facilita la labor educativa.

Sabater defiende con holgura el ideal de una educación humanística. El desarrollo de la razón es lo que no hace humanos, lo que nos diferencia del resto de los animales. Por tanto toda educación debería ser llevada por los principios racionales.

Esta dicotomía entre los saberes humanísticos y las demás ciencias se pueden evidenciar en la dinámica diaria de la universidad. Muchos hablan de que las carreras que se enfocan en el uso de saberes científicos y ciencias exactas son más “difíciles” o complejas que las que se enfocan en los saberes humanísticos como las licenciaturas, la filosofía o la literatura. Estas tienden a ser infravaloradas e irónicamente son las que se deberían desarrollar más si se pretende un desarrollado sostenido en la sociedad. La razón, el pensamiento crítico y la retórica son competencias que desarrollan las humanidades, estas son fundamentales a la hora de crear conocimiento en el aula, ya que el desarrollo de las mismas contribuye al intercambio constante de saberes entre el educador y sus estudiantes, resultando en un conocimiento colectivo de todos y para todos, que puede ser debatido.

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