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Hacia Una Humanidad Sin Humanidades


Enviado por   •  18 de Junio de 2012  •  1.195 Palabras (5 Páginas)  •  8.867 Visitas

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Fernando Savater. El valor de educar.

CAPITULO 5. ¿HACIA UNA HUMANIDAD SIN HUMANIDADES?

En generalidad, los planes refuerzan los conocimientos científicos o técnicos. Es alarmante saber que nuestros alumnos, profesionistas y gente de diferentes contextos presentan unos escases lectivos, por consecuente es común que estas personas no sepan discernir las lecturas ni conozcan a los autores. ¿Por qué no se propone a los alumnos a leer lecturas de su interés? Quizás porque nuestra especie mexicana no tiene el hábito de leer con el niño es en casa, profesores no muestran o se preocupan de estas inquietudes.

Savater menciona que el humanismo pretende desarrollar la capacidad analítica, la curiosidad, el razonamiento lógico, sensibilidad, etc.… De usual manera todas las materias son útiles. , inconvenientemente la oferta educativa tropieza solo con dos obstáculos: la capacidad asimiladora de los alumnos y el número de horas lectivas, que no se procuran en las escuelas.

El docente se capacita para unas materias, pero es la constante manera de educar la que cambia sus estrategias que no es posible abarcar todos los conocimientos en un solo individuo.

No podemos obligar una lectura o un aprendizaje a alguien que no le interesa, o no muestra curiosidad ni gusto por aprender algo nuevo. Lo importante no es lo que se llega aprender, sino la forma por aprenderlo. ¿Por qué hay muchos iletrados e inexpertos? Por la seducción hipnótica de la gran caja, es decir, la “televisión” que aleja a las personas de los libros.

Y no solo es eso, Savater alude que la principal causa la ineficacia del docente es la pedantería pedagógica, es como tal una enfermedad laboral que la mayoría la tiene. Dice que todos los profesores son pedantes al menos en ratos, la pedantería exalta el conocimiento propio por encima de la necesidad docente de comunicarlo. El profesor que quiere enseñar una asignatura tiene que suscitar el deseo de aprenderla, lo primordial es abrir el apetito cognoscitivo de los alumnos. El problema pedantees que no quiere enseñar a neófitos sino ser admirado por sabios y probarse así mismo que vale tanto como el que más. Cuando un maestro es humilde renuncia a demostrar que ya está arriba y se esfuerza por ayudar a subir a otros.

Los ordenadores, videos, el internet y otros inventos son herramientas que surgen con el afán de reparar nuestros conocimientos de lo antiguo y de lo variado. Lo más significativo es luchar eficazmente contra cosas y creencias como la superstición y la milagrería, y el menosprecio de la razón. Muchos de los anti-humanistas que acusan a la educación moderna de ser demasiado racionalista quieren dar a entender que menosprecian la intuición, la imaginación y los propios sentimientos.

Pero para la razón todos somos semejantes; y la educación humanista consiste en promover e ilustrar el uso de la razón. Lo que un maestro deberá fomentar es la capacidad de participar fructíferamente en una argumentación razonada, aunque aquello hiera algunos de sus dogmas personales o familiares. Más que discutir, hay que desarrollar la facultad de escuchar, con la finalidad de razonar y buscar en común una verdad.

El autor describe que existen profesores tan inconformistas que no se conforman con ser solo profesores sino que también quieren ocupar el papel de jóvenes rebeldes, en lugar de dejarle por lo menos esa iniciativa a sus alumnos. Las materias que conservan vivos nuestros latidos biográficos son las verdades humanidades; porque la vida es un desafío, y lo que está escrito en estos tiempos, son huellas de aquellos que se esforzaron para ver más allá de una simple historia.

Lo que más nos cuesta es lo que más necesitamos,

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