A LA MEMORIA DE ANTONIO RAMIREZ MONTOYA
Enviado por eduardlee • 13 de Abril de 2014 • 518 Palabras (3 Páginas) • 388 Visitas
A LA MEMORIA DE ANTONIO RAMIREZ MONTOYA
POR: JOSE FERNEY PAZ QUINTERO
Ex magistrado – Abogado Consultor
Han transcurrido más de (2) lustros de la lamentable desaparición a manos de la intolerancia social y política de un excelente ser humano, en donde confluyeron condiciones de inteligencia, sensibilidad y amor por la región en donde diariamente hacía patria; diseñado para grandes proyectos personales, profesionales y de desarrollo agrícola y ganadero, y que en vida respondiera al nombre de Antonio Ramírez Montoya. Tenía la facultad de pensar en imágenes, gran visionario y a pesar de su corta existencia, cumplió una función social, como dirigente político y cívico, ejerciéndolas como probidad y transparencia. A veces incomprendido por sus congéneres al no entender la vocación altruista y noble de sus campañas en busca del favor popular. Para él, la cosa pública, fue un vaso sagrado y así lo demostró en las posiciones administrativas y de orden parlamentario, destacándose por su dinamismo y permanente deseo de obtener el beneficio colectivo.
Provenía de una cuna de gente laboriosa y de ellos hereda los sobresalientes valores del trabajo, y el constante afán de poner su riqueza agrícola al servicio de la región, que lo admiraba y acataba con respeto, porque veían en él al hombre del futuro y orientador social.
Como profesional del derecho y estudios en el exterior, entendió a cabalidad las necesidades de la justicia en el oriente caldense, sus fenómenos de congestión y atraso, así como las debilidades en su recursos físicos, constituyéndose en un perseverante abanderado ante las instancias competentes, Sala Administrativa del Consejo Seccional y Superior de la Judicatura, para que la municipalidad de la Dorada, contara con un verdadero Palacio de Justicia, que la dignificara y se le diera al usuario de la misma, una edificación acorde con la importancia del puerto caldense, labor y tarea que no alcanzó a disfrutar, por las balas asesinas que truncaron una vida y una esperanza regional.
Ramírez Montoya, murió en el momento más feliz de su existencia vital, cuando todo maduraba alrededor suyo, con el amor de su familia, esposa e hijos y siempre portando en sus manos los principios de la concordia, igualdad, lealtad, sinceridad, solidaridad. Nunca pudo comprender como el país se hundía en odios y luchas partidistas, contra el concepto de Nación y Patria, que al final fueron los causantes de su muerte, vil e infame.
El ciudadano dirigente, hacedor de riqueza, que hoy recordamos, profesó un especial afecto por la verdad, la que abanderó y defendió con hidalguía y valentía; esa era la faceta del Antonio Ramírez, vehemente, arrogante, cuando de decir las cosas se trataba, bien ante la comunidad, los entes gubernamentales o la masa popular en sus arengas e intervenciones en los diferentes procesos electorales.
De él puede
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