En Memoria
Enviado por Ordonez • 16 de Diciembre de 2011 • 856 Palabras (4 Páginas) • 345 Visitas
Efrén Ordóñez (1927-2011)
In memoriam
Hace cerca de diez años estaba acudiendo a estudiar la Maestría en Bienes Culturales de la Iglesia a la UPAEP, en Puebla. En un curso impartido por el Padre Juan Plazaola se nos encargó el siguiente trabajo: confrontar dos obras de arte similares y a la vez distintas. Después de mucho pensar elegí analizar dos obras para mí muy conocidas y que cumplían con los requisitos del trabajo: el Seminario Menor y el Mayor de San Pedro. El primero había sido mi casa durante tres años y el otro no me era, de modo alguno, desconocido. Realicé mi trabajo y lo envíe por correo al Padre Plazaola.
Después una inquietud surgió en mí: dado que en ese trabajo analizaba la obra pictórica del Arquitecto Efrén Ordónez ¿por qué no buscarlo y pedirle una opinión acerca de mi investigación?
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No recuerdo cuando conocí su obra. Cuándo fue mi primer contacto con ella. Seguramente fue en el Seminario de San Pedro cuando a este lugar acudía, aún antes de entrar al Seminario, para participar en actividades, en aquel entonces, de la Pastoral Juvenil. Desde que conocí su obra en el Seminario de san Pedro me enamoré de su pincel, de la obra artística salida de sus manos.
No dudo en afirmar que la obra del Maestro Efrén Ordóñez fue para mí un factor detonante en mi vocación sacerdotal, no el único, pero sí muy importante. No únicamente era el deseo de habitar en aquella casa, el Seminario, llena de su obra; era también el deseo de servir a la Iglesia tan bien simbolizada en el arte sacro del Arquitecto; y es que nadie como él para representar los misterios divinos en nuestra ciudad, en nuestra Arquidiócesis.
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Habiendo conseguido el teléfono le llamé. Él me contestó y con la sencillez que le caracterizaba me dijo que lo buscara en su casa – estudio. Me dio la dirección y allá acudí con mi escrito.
Llegar a su casa me llenó de emoción. Por fin tendría la oportunidad de conocer a tan admirado artista. Lleno de sencillez me recibió en su lugar de trabajo: conversamos un rato, mientras tanto me mostró algo de la obra que en ese entonces realizaba. No lo quise incomodar alabándolo dado que sabía de su sencillez ante su trabajo.
Quedé de llamarle un par de semanas después.
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Hace unos 12 años me enteré que uno de los hijos del Arquitecto Ordóñez estaba vendiendo litografías de las obras de su papá firmadas por él. La oportunidad no había que desaprovecharla. Me comuniqué con su hijo. Un buen día él fue a mi casa y ahí nos mostró las litografías de la obra de su papá. A pesar de ser obras muy bellas no eran caras. Su precio era bastante módico. Bien enmarcadas lucirían muy bellas. Adquirí una litografía del Señor san José que transmite una profunda espiritualidad y otra obra que no era de temática religiosa: un paisaje norestense donde se
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