ARGUMENTOS Capítulo 1: La Adivina del Mercado
Enviado por miguel angel mandiola rodriguez • 2 de Agosto de 2015 • Documentos de Investigación • 3.884 Palabras (16 Páginas) • 531 Visitas
Nze: uno de los guardias salvados por Angie.
El bosque de los pigmeos
El bosque de los Pigmeos es una novela escrita por Isabel Allende.. Tiene dedicatoria al hermano Fernando de la Fuente, quien es misionero en África y su espíritu hace animar esta historia. Esta novela cierra la trilogía Las memorias del Águila y el Jaguar.
ARGUMENTOS
Capítulo 1: La Adivina del Mercado
Mientras se encuentra en la capital del Reino del Dragón de Oro, Tunkhala, Kate Cold es comisionada para escribir un artículo sobre el primer safari en elefante para turistas en África, idea nacida del naturalista africano Michael Mushaha.
Viaja acompañada de su nieto Alexander Cold, su amiga Nadia y el inseparable mono Borobá. Aterrizan en Nairobi, capital de Kenia, donde son recibidos por un empleado de Michael Mushaha y se reúnen con los fotógrafos de siempre, el inglés Timothy Bruce y el latinoamericano Joel González.
Cuando visitan el mercado de la ciudad, Alex y Nadia conocen a Ma Bangesé, una sacerdotisa que les traslada a otra dimensión en la cual los chicos tienen una visión de los peligros que les esperan en el viaje que han emprendido, siendo el peor de ellos un ogro con tres cabezas contra el que deben luchar.
Al día siguiente muy temprano viajan hacia la reserva natural donde les espera Mushaha.
Capítulo 2: Safari en Elefante
Media docena de mandriles asaltaron el campamento en ausencia de los humanos. Se bebieron el vodka de Kate y destrozaron todo lo queencontraron. Mushaha ordenó dispararles dardos somníferos que los dejaron fuera de combate y los arrastraron lejos del campamento. Uno de los animales que estaba aún consciente mordió a Timothy en un brazo y la herida se le infectó hasta causarle fiebre por lo que decidieron llamar a Angie Ninderera, una joven pilota, para llevarlo hasta Nairobi.
Una tribu de nómadas masai llegó al campamento y esperó a una curandera muy famosa que debía curar a un niño que estaba muy enfermo.
Durante la noche Kate y Angie contaron historias de sus aventuras vividas y comenzaron a establecer una relación de amistad.
Mientras todos dormían, una manada de leones entró en el campamento y uno de ellos conversaba con Nadia. Kate al descubrir la presencia de los felinos empezó a chillar lo cual despertó a toda la gente y se formó un gran alboroto con rugidos y tiros incluidos.
El safari ya había concluido y al otro día despedirían aquel lugar.
Capítulo 3: El Misionero
El avión de Angie se encontraba a pocos kilómetros del campamento y hacia allí se dirigieron todos los miembros del safari en su último paseo en elefante.
Allí apareció un hombre que dijo ser misionero y llamarse Fernando, español nacido en Galicia y que necesitaba ayuda para viajar a Ngoubé a buscar a dos compañeros suyos de los cuales no sabían nada hacía meses.
Hablo sobre un tal Maurice Mbembelé, encargado de controlar Ngoube.
Alex propuso a Kate que la revista International Geographic financiara el viajeargumentando que sería un reportaje estupendo. Esta se puso de acuerdo con el fotógrafo y pagaron a Angie para que los llevara.
El viaje no tuvo complicaciones, pero al no tener una pista donde aterrizar, Angie lo hizo en una playa del río con tan buena suerte que al Súper Halcón solo se le rompió la hélice.
Capítulo 4: Incomunicados en la Jungla
Los miembros del grupo acamparon en la playa. Todos excepto el hermano Fernando y Borobá se dieron un refrescante baño en el río donde descubrieron una familia de hipopótamos.
Nadia logro recorrer toda la playa, recogió de la arena trozos de cordel, signo de la presencia humana en ese lugar, ella intuyo también que tendrían que volver en algún momento.
Borobá descubrió un gorila hembra con su bebé que se habían quedado atrapados en una red mientras el macho vigilaba desde los árboles. Nadia y Alex la ayudaron a liberarse cortando las cuerdas de la red.
Capítulo 5: El Bosque Embrujado
De regreso en el campamento lograron obtener comida, y concluyeron en que los dueños de los cordeles de red pronto volverían. Se encontraban en problemas no podían comunicarse con nadie para ser rescatados.
A la mañana siguiente llegaron por el río dos canoas con dos hombres cada una. Los hombres dijeron ser pescadores y según el hermano Fernando eran de raza bantú. Nuestros amigos les contaron lo del accidente, les mostraron el avión averiado y les pidieron ayuda para salir de allí, pero éstos solo accedieron cuando acordaronun precio
Decidieron ir a Ngoube en busca de los misioneros desaparecidos
Los pescadores dijeron que nadie entraba por esos lados sin autorización del rey Kosongo a quien no le gustaban los extranjeros. El hermano Fernando sabía de la existencia de tal rey y sabía también del comandante Maurice Mbembelé que parecía ser quien mandaba. Sabía su historia de cómo abandonó el ejército y se instaló en Ngoubé con un puñado de hombres. Sabía además que los dos misioneros que buscaba habían construido una escuela y un dispensario médico pero Mbembelé no permitió que nadie asistiera allí.
Cargaron sus pocas pertenencias en las canoas y los pescadores los llevaron río arriba hasta cuando encontraron en tierra firme un muñeco (que señalaba los territorios de Kosongo). Los expedicionarios descargaron sus pertenencias y los bantúes se marcharon prometiendo volver a buscarlos dentro de cuatro días.
Capítulo 6: Los Pigmeos
El grupo se internó en la selva por el camino que los pescadores les habían indicado. Pronto surgieron de la espesura los pigmeos. Eran pequeños, el más alto no alcanzaba el metro cincuenta, iban cubiertos con taparrabos; uno se ellos llevaba una camiseta que le llegaba a las rodillas e iban armados con lanzas.
El que mejor podía comunicarse dijo llamarse Beyé-Dokou. Los miembros del grupo pidieron ayuda para llegar a Ngoubé, los pigmeos se negaron a ir allí. Kosongo, Mbembelé, Sombe, soldados… repetían y hacían gestos de terror. Luego seinformaron que los pigmeos estaban sometidos bajo el poder de Kosongo mientras tuviera a Ipemba-Afua
Los pigmeos decidieron ayudarles y los llevaron hasta Ngoubé. De camino pasaron junto a lo que llamaban la aldea de los antepasados indicándoles que nadie debería acercarse allí porque rondaban los espíritus.
Llegaron a Ngoubé al final del día causando un gran alboroto entre sus habitantes. Cuatro soldados armados los abordaron y empujaron contra una pared, lograron distinguir en ellos unas cicatrices muy distintivas.
Al saber que buscaban a Kosongo, Mbembelé y Sombe enviaron a un mensajero que regresó con la orden de conducirlos al Árbol de las Palabras donde les aguardaba el rey Kosongo y fueron obligados a postrarse ante él.
Kate explicó al rey quienes eran e inventó que venían a entrevistarlo porque su fama se había regado por el mundo. Esto cambió la actitud de Kosongo.
Capítulo 7: Prisioneros de Kosongo
¡Fiesta! ¡Música! ¡Comida! ordenó Kosongo a través de la boca real. Trajeron a los pigmeos para que dieran un espectáculo musical, luego trajeron a las pigmeas, que estaban prisioneras, y estas bailaron
Al terminar, los prisioneros (el grupo expedicionario) fueron conducidos a lo que antes fuera la misión. Angie contó que aquellas cicatrices que vieron en algunos hombres indicaban formar parte de la Hermandad del Leopardo.
El lugar era miserable pero durmieron. Dormían todos menos Nadia que utilizando su técnica de invisibilidad burló a losguardias y se acercó a las cabañas en las que mantenían prisioneras a las pigmeas.
Nadia entabló amistad con ellas, y éstas le dieron información valiosa: Kosongo obligaba a sus esposos a cazar elefantes para vender sus colmillos a los contrabandistas. También tenía otro clan de esclavos que explotaban una mina de diamantes y así ganaban el derecho de ver a sus familias durante un rato, de lo contrario, vendía a sus hijos como esclavos.
Capítulo 8: El Amuleto Sagrado
Después de despedirse de las pigmeas y prometer que les ayudaría, Nadia regresó a su choza tal como había salido, utilizando el arte de la invisibilidad.
Allí habló con Alex y juntos decidieron actuar para ayudar. Robarían el amuleto sagrado y se lo devolverían a los pigmeos para devolverles la confianza y el valor.
Usando sus habilidades, Nadia entró en el palacio de Kosongo y prendió fuego al manto real e inició un incendio. Cuando se desató el alboroto, Borobá, que esperaba escondido con Alex, entró en acción y robó el amuleto, se reunió con su ama y Alex y se adentraron en el bosque.
Cuando decidieron descansar en la oscuridad, la gorila que ayudaron apareció y los llevó hasta su nido donde pudieron descansar con tranquilidad hasta que llegó el día.
Cuando Kate descubrió que los chicos habían desaparecido, salió a buscarlos a gritos, pero fue interceptada por dos guardias que pretendieron molerla a golpes pero sus amigos intervinieron y todos fueron llevados ante Maurice Mbembelé aquien indicaron lo sucedido y quien como única respuesta dijo que castigaría a los guardias que los dejaron salir.
Al volver a la choza encontraron una nota de Alex que decía: “Nadia y yo trataremos de ayudar a los pigmeos. Distraigan a Kosongo. No se preocupen, volveremos pronto”.
Capítulo 9: Los Cazadores
Alexander y Nadia vagaron por el bosque sin saber hacia dónde se dirigían. Luego de varias horas encontraron el rastro inconfundible de un elefante, lo cual podría indicar que los pigmeos estarían cerca.
El elefante había sido hostigado durante días por los pigmeos y estaba cansado y débil. Estaba atrapado en las redes de los cazadores y las primeras lanzas se clavaban en su cuerpo cuando Nadia y Alex llegaron y los detuvieron.
Alex les entregó el amuleto sagrado Ipemba-Afua ante el cual los cazadores se postraron y se sintieron en deuda con los muchachos por lo que accedieron a su petición de perdonar la vida del elefante. Con la ayuda de Nadia que hablaba el idioma de las bestias pusieron un poco de polvos mágicos en las heridas del animal con lo cual dejaron de sangrar y cortaron las redes que lo aprisionaban. El elefante se marchó dando bramidos que Nadia tradujo y dijo que si lo necesitaban no dudaran en pedirle ayuda.
Los pigmeos condujeron a sus amigos hasta su pequeña y miserable aldea y les dieron algo para comer. Alexander les explicó debían enfrentarse a los tres malvados. Que la solución no era llevar el marfil que Kosongo les pedía sinoderrotarlo y también a Mbembelé y Sombe y que juntos lo lograrían. Tenía planeado también liberar a las pigmeas y tratar de que los bantúes se pongan de su lado y que sirvan de ayuda en la batalla.
Capítulo 10: La Aldea de los Antepasados
A la mañana siguiente los pigmeos decidieron como se enfrentarían a los tres malvados. Sabían que los contrabandistas llegarían dentro de un par de días a buscar el marfil o a los niños pigmeos, por lo que debían atacar la aldea en un plazo máximo de treinta y seis horas.
Para llegar a la aldea de Kosongo debían pasar por la aldea de los antepasados y Alexander propuso que les pidieran ayuda. Los pigmeos se horrorizaron ante la idea pero Alex y Nadia les hicieron comprender que no les temían y que hablarían con ellos. Se decidió que los pigmeos esperarían ocultos en el bosque donde prepararían sus armas y harían una ceremonia, mientras los forasteros intentaban hablar con los antepasados.
La aldea de los antepasados estaba en un claro del bosque rodeada por un alto muro circular construido con piedras, troncos, paja y barro. No se veía ninguna puerta salvo un pequeño hueco de unos ochenta centímetros colocado a cierta altura.
Alex trepó por el muro para investigar y vio lo que parecía un villorrio abandonado. Ayudó a su amiga y saltaron al otro lado. Encontraron restos humanos perfectamente ordenados en pirámides y se preguntaban quién mantenía tanto orden si nadie pisaba ese lugar.
Capítulo 11: Encuentro con losEspíritus
Se sentaron entre dos tumbas dispuestos a pasar unas horas de soledad. Alex sentía la cercanía de su amiga con una intensidad diferente, la quería más que a nadie en el mundo y temía perderla. Hablaron sobre su futuro.
De pronto sintieron una presencia a pocos pasos. Alex encendió su linterna y vieron a la mismísima reina Nana-Asante en carne y hueso, había permanecido oculta en ese cementerio alimentada por las ofrendas que los cazadores dejaban para sus antepasados. Los espíritus eran sus amigos y compañeros. Estaba enterada de todo de lo que ocurría en Ngoubé y los estaba esperando.
Los muchachos presenciaron la aparición de los espíritus del bosque y los antepasados y por un tiempo indeterminado se fundieron con ellos formando parte de un único espíritu en un viaje increíble que recordarían el resto de su vida.
Cuando Nadia suplicó a Nana-Asante que fuera a Ngoubé con ellos para luchar contra los tres malvados, ésta aceptó sin vacilar.
Capítulo 12: El Reino del Terror
Durante la ausencia de los muchachos, en la aldea los demás miembros de la expedición tuvieron que lidiar con Mbembelé ya que Kosongo no aparecía por ningún lado.
Kate fue conducida a la oficina de Mbembelé para hablar con él acerca de los jóvenes desaparecidos, pero a este lo único que le interesaba del incidente era castigar a los guardias que los dejaron escapar.
Mbembelé le manifestó su intención (más bien le dio la orden) de incorporar a Angie a su harén. Ledijo también que tenían permiso para circular por la aldea
Cuando Angie se enteró de los propósitos del comandante, se negó furiosa, pero el hermano Fernando y Kate la convencieron de ser amable durante un par de días para ganar tiempo.
Aprovechando que podían moverse por la aldea en busca de información y haciendo planes para escapar. Se enteraron que los misioneros estuvieron allí pero desaparecieron, que solo la hermandad del leopardo tenía acceso a armas de fuego, que los guardias bantúes obedecían más por miedo que por lealtad, que el pozo era un charco lleno de cocodrilos y que todos, incluidos Kosongo y Mbembelé, sentían un terror enorme por el brujo Sombe.
Por petición de Kate, Jena, la esposa de Beyé-Dokou fue asignada para limpiar el lugar donde dormían, pero en realidad lo que buscaban era obtener información por medio de ella; y lo consiguieron.
Por otra parte, los guardias bantúes iban a ser castigados. Fueron obligados por Mbembelé a batirse en un duelo a muerte a la vista de todos. Cuando terminó el combate y Mbembelé se disponía a rematarlos, Angie se interpuso y diciendo que aceptaba ser esposa de Kosongo, pidió la vida de los guardias a cambio.
Capítulo 13: David y Goliat
Los pigmeos dormían cuando Nana-Asante y los muchachos llegaron, les dijo que había llegado el momento de volver a Ngoubé, enfrentarse al tirano y liberar a la gente de la opresión.
Decidieron que dormirían a Kosongo con el tranquilizante de Michael Mushaha yBeyé-Dokou desafiaría a Mbembelé a luchar con él para lo cual llevaría al cuello el amuleto de Alex, que lo protegería de los objetos cortantes como cuchillos, machetes o balas. Las mujeres pigmeas también ayudarían en la rebelión. Sabían que tarde o temprano se acabarían los elefantes y sus hijos serían vendidos de todos modos. Más valía morir luchando que vivir como esclavos.
Cuando Alex y Nadia llegaron a la aldea, contaron a los demás el plan que tenían trazado. Pensaban sublevar a la población bantú con ayuda de los familiares de Nze contra Kosongo haciéndoles saber que Nana-Asante estaba viva e inutilizarían las armas de fuego ayudadas por las pigmeas quienes luego se armarían con lanzas y esperarían el momento de actuar.
Por la mañana Kate informó a Mbembelé que los jóvenes habían regresado vivos y que pronto se marcharían todos de allí menos Angie que cumpliría su palabra de ser esposa del rey. Comenzaron los preparativos para la fiesta que se realizaría en honor a la nueva chica que se sumaba al harén.
Capítulo 14: La Última Noche
Al caer la tarde comenzaron los festejos. Había una gran tensión entre la población, pues la madre de Nze había hecho correr la voz de que Nana-Asante estaba viva y que los extranjeros los ayudarían a derrocar a Kosongo y Mbembelé.
Cuando todo el poblado estaba bajo el árbol de las palabras (menos Nadia) apareció Kosongo
Los pigmeos aparecieron con la noticia de que no traerían más marfil. El rey ordenó traer alos niños pigmeos a los cuales pensaba vender como esclavos. Kate, indignada, se plantó frente a la plataforma real y amenazó con divulgar las atrocidades que estaban cometiéndose pero fue arrastrada por dos soldados con dirección al pozo de los cocodrilos.
El pigmeo encargado de disparar el dardo tranquilizante a Kosongo atacó, pero el dardo dio en el pecho de uno de los cargadores del trono el cual se desplomó inconsciente. Kosongo cayó al suelo y Angie aprovechó el momento para arrancarle el sombrero y la cortina que cubría su rostro dejándolo al descubierto. Era Mbembelé.
Todos los soldados estaban sorprendidos pero no se atrevieron a ayudar a su jefe, este se incorporó bramando de rabia. Justo en ese momento Beyé-Dokou se adelantó y desafió al comandante.
La plaza se despejó por orden de Mbembelé y el combate dio comienzo con el hermano Fernando como árbitro. El comandante era muy grande y tenía una fuerza descomunal, pero era lento y se cansaba rápido. Beyé-Dokou era pequeño pero ágil y escurridizo y su estrategia consistía en cansar a su oponente hasta debilitarlo. Mbembelé atacaba con furia e impetuosidad como un toro. Beyé-Dokou esquivaba todos los golpes como un torero y aprovechó un error de su oponente para derribarlo de una patada en la pierna. Mbembelé había sido derrotado.
Todos festejaban el triunfo cuando el comandante atacó al desprevenido pigmeo con un machete, pero el amuleto de Alex lo protegió. Intentó otra vez con un cuchillo yvolvió a fallar. Entonces ordenó a sus soldados disparar pero los fusiles estaban inutilizados y en un segundo, tenía cada uno una lanza en el cuello, las pigmeas habían entrado en acción. Rabioso Mbembelé sacó su revólver y disparó a Beyé-Dokou, la bala no dio en el blanco y antes de poder disparar por segunda vez un animal desconocido se le fue encima, un gato negro enorme, con la velocidad y fiereza de un leopardo y los ojos amarillos de una pantera.
Capítulo 15: El Monstruo de Tres Cabezas
Alex se había transformado en su animal totémico. Atacó al comandante quien huyó hacia el bosque
Mientras tanto Nadia transformada en su animal totémico, el Águila, fue a buscar ayuda contra el ogro de tres cabezas.
Alex regresó unos minutos más tarde. El equilibrio fue definiéndose en la aldea. . Los soldados de la Hermandad del Leopardo entendieron que debían rendirse. Nze incitó a sus compañeros a sublevarse, no había nada que temer pues Mbembelé ya no estaba allí.
Entonces apareció Sombe para imponer orden, castigo y terror. Todos se rindieron sin resistencia, incluso los soldados de Mbembelé se dispusieron a obedecer lo que el hechicero mandara.
El brujo estaba más furioso que nunca. Cuando señalaba con el dedo a alguien la persona caía al suelo en profundo trance. En medio todo surgieron una multitud de figuras demoniacas, los ejércitos del mal que acudían al llamado del brujo.
Cuando el hechicero tenía a todos bajo su poder y gritaba triunfanteapareció en el cielo un Águila que dio vueltas sobre la aldea.
Por los cuatro puntos cardinales entraron en Ngoubé Las fuerzas convocadas por el Águila. Abrían el desfile los gorilas del bosque, los machos por delante seguidos de las hembras con sus crías. Atrás seguía Nana-Asante montada sobre un elefante con cicatrices de lanzas en un costado acompañada del lama Tensing que traía a su banda de horrendos Yetis vestidos con atuendos de guerra. También venían el chamán Walimai con el espíritu de su esposa al mando de trece prodigiosas bestias mitológicas del amazonas. Finalmente entró en la aldea la vasta muchedumbre luminosa del bosque: los antepasados y los espíritus de animales y plantas y millares de almas que iluminaron la aldea como el sol y trajeron una fresca brisa que limpió todo.
En esa luz desaparecieron los demonios y el hechicero se quedó solo. El gran elefante de Nana-Asante le dio un golpe con la trompa que hizo volar la máscara y todos pudieron reconocerlo: Kosongo, Mbembelé y Sombe eran la misma persona, las tres cabezas del mismo ogro.
La gente lo cargo hasta el pozo de los cocodrilos donde terminaron sus días.
Al día siguiente llegó Michael, acompañado de un funcionario de personas que venían a investigar el contrabando de marfil, diamantes y esclavos.
Angie dejó la radio de su avión para que pudieran comunicarse, además prometió que haría por lo menos un vuelo cada dos semanas para aprovisionar la aldea de cosas esenciales.
Nana-Asanteaceptó que el hermano Fernando se quedara en Ngoubé y fundara su misión y su escuela.
Epílogo: 2 años más tarde
Alexander Cold se presentó en el apartamento de su abuela en Nueva York. Su amiga le había dicho que no se pondría flores en la muñeca o el escote para su graduación, como todas las chicas. Asistía a la Universidad en Berkeley y, sus planes resultaban, obtendría su título de médico en California. Alexander pasó meses convenciéndola de las ventajas de estudiar en su misma universidad y por fin lo consiguió. En septiembre ella estaría en California y ya no sería necesario cruzar el continente para verla. Nadia abrió la puerta y él se quedó con los tulipanes mustios en la mano y las orejas coloradas, sin saber qué decir. No se habían visto en varios meses y la joven que apareció en el umbral era una desconocida. Se le pasó por la mente que estaba en ante la puerta equivocada, pero sus dudas se disiparon cuando Borobá le saltó encima para saludarlo con efusivos abrazos y mordiscos. Alex y Nadia se abrazaron, los tulipanes cayeron al suelo y él la rodeó con un brazo por la cintura y la levantó con un grito de alegría, mientras con la otra mano luchaba por desprenderse del mono. En eso apareció Kate Cold; hablaron un momento… Nadia se veía muy diferente a la criatura en pantalones cortos y adornada con plumas que él recordaba. Tendría que acostumbrarse al cambio, pensó, aunque esperaba que no fuera permanente; le gustaba mucho su antigua Águila. Alex No sabía cómo actuar ante esa nueva versión de su amiga.
Kate Condujo a los dos muchachos hacia la diminuta y polvorienta oficina, atestada de libros y documentos, donde escribía. Las paredes estaban empapeladas de fotografías que la escritora había juntado en los últimos años. Alexander reconoció a los indios del Amazonas posando para la Fundación Diamante, a Dil Bahadur, Pema y su bebé en el Reino del Dragón de Oro, al hermano Fernando en su misión en Ngoubé, a Angie Nindera con Michael Mushaha sobre un elefante, y varios más. Kate había enmarcado una portada de la revista International Geographic del año 2002, que ganó un premio importante. La fotografía tomada por Joel González en un mercado de África, lo mostraba a él con Nadia y Borobá enfrentándose con un avestruz en una de sus muchas aventuras. Kate mostró tres libros publicados en los últimos años. Nadia y Alexander examinaron los libros con una extraña tristeza, porque contenían todo lo que les había sucedido en tres prodigiosos años de viajes y aventuras. Tal vez en un futuro no habría nada comparable a lo que habían vivido, nada tan intensos ni tan mágico. Al menos era un consuelo saber que en esas páginas estaban preservados los personajes, las historias y las lecciones que habían aprendido. Gracias a la escritura de la abuela, nunca olvidarían. Las memorias del Águila y el Jaguar estaban allí, en la Ciudad de las Bestias, el Reino del Dragón de Oro y el Bosque de los Pigmeos..
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