Arrebatos Carnales

Maximiliano y Carlota.

Carlota supo que estaba embarazada en mayo de 1866, y supo también, que el hijo no era del emperador y que este jamás reconocería a un bastardo como su heredero ni lo presentaría como tal ante la corte austriaca.

Carlota, la emperatriz es evidenciada por el autor junto a su guardia personal o edecán en las orillas de uno de los lagos del Valle de México. Les atribuye haber engendrado un hijo, motivo por el cual la emperatriz el plan de viajar de retorno a Europa para fingir locura y simular la búsqueda de apoyo para su marido, Maximiliano de Habsburgo.

“A Francisco José le fascinará saber que tiene un hermano sodomita, y además, que en lugar de ocuparse de los delicados problemas del estado mexicano prefirió perseguir muchachitos y muchachitas en Cuernavaca, perdido en el alcohol y en las pastillas de opio”.

Porfirio Díaz.

Los sentimientos que despertó en él, Delfina Ortega Díaz, su sobrina carnal, la hija natural de su hermana Manuela. ¡Claro que había tenido entre sus brazos a la recién nacida con quien después tendría varios hijos!

“En la balanza de mi corazón no tienes rival, Este es mi deseo y lo someto a tu juicio, rogándote que me contestes con la seguridad de que si es negativamente no bajaras un punto en mi estimación, y en ese caso te adoptaré judicialmente por hija para darte un nuevo carácter que te estreche más a mí, y me abstendré de casarme mientras vivas para poder concentrar en ti todo el amor de un verdadero padre”. Porfirio Díaz a su sobrina carnal delfina.

José María Morelos.

José María Morelos, el estratega militar de los primeros años de la guerra de independencia, que se hace sacerdote por una decepción amorosa. Padre de tres hijos con dos mujeres diferentes. Martirizado por la inquisición, sufrió como pocos el castigo de la iglesia católica por ser uno de los líderes de la lucha de independencia.

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