Ballet independiente
Enviado por pkyr • 13 de Septiembre de 2012 • Tutorial • 5.628 Palabras (23 Páginas) • 607 Visitas
Ballet independiente
El Ballet Independiente surgió en 1966 con el firme propósito de romper con la solemnidad que dominaba en la danza mexicana, y gracias a la inquietud de Raúl Flores Canelo, entonces bailarín del Ballet Nacional. Desde el principio se caracterizó por la frescura, la irreverencia y sus coreografías críticas, que distinguieron a la Compañía durante su primera etapa.
Al morir Raúl Flores Canelo (1992) heredó al Ballet Independiente 30 coreografías y su espíritu lúdico, de búsqueda y de crítica. Desde 1975 el Ballet Independiente es una de las compañías oficiales de danza contemporánea respaldadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Sus interpretaciónes giran en torno al México dolorido, alegre, sarcástico y burlón. Están marcadas por aspectos antagónicos como la vida y la muerte, lo dulce y lo amargo, lo temporal y lo permanente del amor, del odio o del placer. En resumen, reflejan al hombre de aquí y de todos lados. Sus innumerables representaciones, nacionales y extranjeras, han tenido lugar tanto en explanadas públicas, como en reconocidas instituciones.
La Compañía tiene su propia escuela, también fundada en 1966, de donde se integran algunos bailarines.
Aunque su principal coreógrafo fue Raúl Flores Canelo, han trabajado con Anna Sokolow, Lorna Burdsall, Víctor Cuellar, Timothy Wengered, Graciela Enríquez. Además, organizan cada año el Concurso Interior de Coreografía, del cual han surgido jóvenes creadores como: Sara Salazar, Claudia Desimone, Silvia Unzueta, entre otros.
En 1990, Raúl Flores Canelo obtuvo la máxima distinción en la danza mexicana: el Premio José Limón que da el Gobierno del Estado de Sinaloa y el INBA.
"El triunfo conseguido por el Ballet Independiente es, en fin, el triunfo de una danza que piensa y hace pensar... y sugiriéndonos la miseria de su condición, los bailarines mexicanos nos pusieron enfrente un espejo: Mexicano, mi amigo, mi hermano,cuando bailas, pienso en mi miseria."
B. Revel L´Independant, 1975 Carcassone, Francia
"...A través de todas sus presentaciones han conseguido proyectar una imagen de ballet diferente y profesional, que lleva en sí las características de su autenticidad que sólo puede dar un compromiso social real, en el cual están las inquietudes de hacer una danza abierta a todas las corrientes artísticas y técnicas de nuestra época."
Mónica Gómez El Sol de México, 1977
"Los objetos. En manos de los bailarines del Ballet Independiente, una silla cobra dimensiones de personajes polisémicos o protéicos. Se crea y recrea en enjambres de imágenes de una pureza plástica y un juego de claro-oscuro. La silla y el bailarín incuban figuras mitológicas; de tan cotidianas, difíciles de definir, semejan un anti-Ionesco discurrir de sombras... Las anécdotas. Creo que la poesía y la danza ya no se llevan con las anécdotas, por lo menos en una forma abrupta y obvia, sin embargo, en las coreografías del Ballet Independiente una trama sutil las habita, las recorre. Por ejemplo, en Tema y Evasiones (de Flores Canelo) vemos a un campesino enrollado en un petate (crisálida misérrima) y es mudo y patético testigo de un desfile de apariencias y terrores de la ciudad: las fiestas deportivas, la exquisitez fallida, el grotesco..."
Tomás Espinosa El Nacional, 1984.
Raúl Flores Canelo: Icono de la mexicanidad en la danza contemporánea
Por Gabriela Jiménez Bernal
La figura masculina en la historia de la danza es trascendental. Pocos bailarines han logrado imponer su estilo y dejar una huella imborrable. Uno de ellos fue Raúl Flores Canelo, cuyo legado va más allá del tiempo, tanto, que hoy sigue siendo una referencia obligada en la historia.
Habría que recordar que desde sus inicios, Canelo logró sobresalir. Fue un bailarín muy cotizado que formó parte de las filas del Ballet Nacional de México, dirigido por la maestra Guillermina Bravo. Ahí aprendería las bases que lo llevaron a convertirse en uno de los pilares de la danza contemporánea de nuestro país.
Su estilo fue único, tanto, que uno de los mejores críticos de México, Alberto Dallal, comentó en su momento que los jóvenes coreógrafos mexicanos estaban comenzando a implementar imágenes y movimientos del México prehispánico, cuando Flores Canelo ya las había buscado, encontrado y llevado a escena desde los años sesenta. Por esa razón, el principal valor de este bailarín coahuilense fue haber introducido la mexicanidad en la danza contemporánea.
Raúl Flores Canelo es quien le quita lo amigajonado a la danza contemporánea, sus obras llegan al pueblo porque de ahí provino; retrató a personajes de su entorno: al cantinero, al carpintero, y los sacó en sus coreografías. No trató de poner a los grandes personajes, fue un coreógrafo básicamente popular. La inspiración de Raúl era que sabía hacer trascender las clases populares por medio de la danza.
Muchos fueron los elementos que marcaron la trayectoria del coreógrafo mexicano: abordaje de temas con sentido del humor, así como símbolos y estilos que reflejaban su propia experiencia. Tenía gran sensibilidad para transmitir sutilezas, erotismo y emociones.
Su pensamiento no estuvo enfocado a los públicos de otros países o en tratar de ser universal como coreógrafo, fue capaz de dirigirse a públicos provincianos que compartían una idea de lugar que traspasaba de alguna manera la ubicación clasista.
Una de sus grandes coreografías legadas a la danza mexicana es La espera, una búsqueda que no se queda en el nacionalismo acartonado, pues Flores Canelo superó la visión de lo mexicano, anacrónica y demagógicamente. Es una pieza donde se logra una fusión sui géneris de música, danza, palabra, iluminación, vestuario y dramatismo.
Flores Canelo fundó Ballet Independiente en 1966, grupo que aún conserva la capacidad para dialogar en un lenguaje cercano al público y a la vez impulsa la creación experimental.
Algunos de sus grandes amigos fueron Alberto Beltrán, Leopoldo Méndez, Francisco de la Maza, Efraín Huerta, Elías Nandino, Carlos Pellicer, Jaime Sabines, Alberto Domingo y Froylan López Narváez, entre otros.
Se dice que Flores Canelo se identificaba mucho con López Velarde en lo provinciano y silencioso y en la manera de observación y visión que tenían de la vida. Al igual que el poeta, Canelo sentía y jugaba con la vida y la muerte, todo en él era acorde con lo que el escritor sentía. En su trabajo Velarde hablaba de la Revolución Mexicana de 1910 de la misma manera que lo hacía el coreógrafo. Entre ambos se dio una muy fuerte corriente
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