Benito Juarez.

Un hombre llamado Benito Juárez.

Hace ya más de 200 años, en un pequeño pueblo llamado San Pablo, Guelatao, nace un niño, como tú o como yo, que pronto sería ejemplo de dignidad, de voluntad y de profundo amor a México.

Es un caso extraordinario en la historia, de tener un origen humilde, fue capaz de forjarse una sólida y ascendente carrera, que lo llevaría hasta el primer puesto de nuestra República, marcando el destino de nuestra Nación. Ha sido seguramente el único Presidente conocedor del Derecho Canónico y Civil, capaz de leer latín, inglés y francés. Valdría la pena insistir, que al ascender a la presidencia, sin olvidar sus raíces, era un ciudadano mexicano gracias al poder transformador de la educación. Él fue el primer impulsor a la instrucción pública, convencido que la escuela, era el único camino para que el país se transformara y prosperara, convencido de que los mexicanos serían más productivos y cumplidos, conscientes de sus derechos y también de sus deberes.

Es de llamar la atención, la firmeza con la que defendió sus principios liberales y por encima de todo, la Soberanía Nacional, pese a que su vida se fue dando con los difíciles años de la construcción del Estado Mexicano.

El mejor homenaje que como escolar mexicano puedo hacer, es no olvidar a este hombre de gran entereza, siempre con la decisión de un gran patriota, queriendo hacer de México, un país amante de la paz y el derecho. No olvides su nombre: Benito Pablo Juárez García y si este nombre no te dice nada, les digo que defendería la Patria Libre y Soberana en la que ahora vivimos, con esta frase: “Entre los individuos como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz.”

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