BolÍVar CoMo PolÍtico Y ReForMador Social
Enviado por pesuarez2014 • 28 de Enero de 2015 • 2.785 Palabras (12 Páginas) • 227 Visitas
bolÍVar coMo PolÍtico
Y reForMador Social
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En LA CARtA que ha sido llamada profética, escrita por simón Bolívar
en Jamaica el 6 de septiembre de 1815, expresa el Libertador un juicio
sobre la revolución de independencia, que tiene múltiples derivaciones
sociológicas e históricas.
Para Bolívar aquella contienda era “una guerra civil”, pero no por
el hecho anecdótico y circunstancial de que había españoles en las filas
republicanas y criollos bajo las banderas realistas, sino porque aquella
guerra no era sino un episodio de la lucha mundial entre progresistas y
conservadores:
seguramente –escribía Bolívar– la unión es la que nos falta para completar la
obra de nuestra regeneración. sin embargo, nuestra división no es extraña,
porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre
dos partidos: conservadores y reformadores. Los primeros son, por lo común,
más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de
la obediencia a las potestades establecidas; los últimos son siempre menos
numerosos aunque más vehementes e ilustrados. De este modo la masa
física se equilibra con la fuerza moral, y la contienda se prolonga siendo sus
resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros, la masa ha seguido a
la inteligencia.
Aparte del valor universal que estas observaciones del Libertador
le daban a la guerra de independencia, ellas llevaban implícita esta otra
característica que el Libertador tendría siempre a la vista en su actuación
como político: que aquella lucha no debía tener como único objetivo la
separación de España; que era una verdadera revolución, un punto de
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partida para organizar bajo nuevas formas los Estados que debían surgir
de aquel enfrentamiento mundial.
De esa profunda convicción es de la cual nace el carácter de reformador
social que asume el Libertador; y por eso su maestro don simón Rodríguez
–testigo de aquella actitud, y quizás su lejano inspirador durante la niñez
de Bolívar– exclamaba entusiasmado: “Hoy se piensa, como nunca se había
pensado, se oyen cosas, que nunca se habían oído, se escribe, como nunca
se había escrito, y esto va formando opinión en favor de una reforma, que
nunca se había intentado, LA DE LA sOCiEDAD”1.
Esto lo escribía Rodríguez en 1828, dos años antes de la muerte del
Libertador, y precisamente durante aquel ocaso del genio se desarrollaba
el último episodio de su lucha contra los políticos egoístas o acerbamente
regionalistas, que lograron estancar la revolución dentro de estas menudas
pasiones y apetencias.
Más que nunca incomprendido, Bolívar también necesitaba entonces
la voz de su maestro, para que explicara así a la posteridad la clase de
ambición que se le enrostraba: “sabe que no puede ser más de lo que es;
pero sí que puede hacer más de lo que ha hecho”2.
La intención del presente volumen corresponde a esas observaciones
que hemos hecho: por una parte, se propone destacar en Bolívar al pensador
político y al reformador social; por la otra, espera que el Libertador
pueda servirle todavía a la América Hispana, donde muchedumbres de
desamparados encuentren quizás que él, si no puede ser más de lo que es,
sí puede hacer más de lo que ha hecho.
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no vacilo en atribuir a un remoto suceso de su infancia el primer impulso
de aquella vehemente vocación de reformador social del Libertador.
1. simón Rodríguez, Sociedades americanas, Caracas, edición facsimilar, 1950, p. 81. El
subrayado [aquí en cursivas] y las mayúsculas son del propio don simón.
2. simón Rodríguez, Defensa de Bolívar (El Libertador del mediodía de América y sus compañeros
de armas defendido por un amigo de la causa social), Caracas, imprenta Bolívar,
1916, p. 78. El subrayado [aquí en cursivas] es de don simón.
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Fue un episodio que hubiera podido hacer de él un resentido, con
todas las funestas características que señala en la psicología de los resentidos
Gregorio Marañón en su biografía del emperador tiberio; pero que
transformado en fecunda y generosa rebeldía contra la injusticia –como
también puede ocurrir en los espíritus superiores, según aquel crítico
español– dio en el Libertador admirables frutos, totalmente contrarios a
los que podían temerse.
Ocurrió que el 23 de julio de 1795 –por consiguiente, el día anterior al
de cumplir sus doce años– Bolívar, ya huérfano de padre y madre, se fugó de
la casa de su tío y tutor don Carlos Palacios, solterón hosco y de limitados
alcances con quien jamás logró congeniar el futuro Libertador.
La intención del niño era refugiarse en el hogar de su hermana María
Antonia, pero don Carlos tenía la ley a su favor, y después de muchos y
dolorosos incidentes el pupilo fue llevado a la fuerza al domicilio de su
representante legal.
según el expediente levantado por las autoridades, el niño Bolívar
manifestó entonces con sorprendente firmeza: “que los tribunales bien
podían disponer de sus bienes, y hacer de ellos lo que quisiesen, mas no
de su persona; y que si los esclavos tenían libertad para elegir amo a su
satisfacción, por lo menos no debía negársele a él la de vivir en la casa que
fuese de su agrado”3.
Pues bien, considero este suceso como de enorme repercusión en
la vida de Bolívar porque casi treinta años después, en 1824, estando
el Libertador en la cima de su gloria, escribe en el Perú al prefecto del
departamento de trujillo y emplea en favor de los esclavos los mismos
conceptos que le inspiró cuando niño su desamparada situación.
y lo hace con una pasión que contrasta agudamente con el lenguaje
oficial que debía emplear:
todos los esclavos –ordena– que quieran cambiar de señor, tengan o no tengan
razón, y aun cuando sea por capricho, deben ser protegidos y debe obligarse
3. Expediente ante la Real Audiencia de Caracas sobre domicilio tutelar del menor don
simón Bolívar. Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, no 149, eneromarzo,
1955, 64 p.
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