Ciencia hermenéutica
Enviado por nicolete • 8 de Septiembre de 2011 • Monografía • 6.374 Palabras (26 Páginas) • 760 Visitas
ghvbb.kjb.,m +nLa teología, dice, a diferencia, por ejemplo, de las matemáticas y de la física, es una «ciencia hermenéutica». Este es también el caso, añadiremos nosotros, de la exégesis bíblica. Como ciencia positiva, la teología tiene por objeto «el desciframiento de textos cuyo sentido no es o no es ya inmediatamente accesible», y pone por obra, «a título esencial, la categoría del "sentido"». Es, en efecto, «el esfuerzo de comprensión de un "dato"», esfuerzo que no puede ser practicado más que «en la experiencia de la fe». ¿Cuál es entonces «el tipo de cientificidad propio de la teología»? Fundamentalmente, el mismo, dice audazmente Ladriere, que en las otras ciencias; porque, explica, «el esfuerzo teológico es un esfuerzo de inteligibilidad sostenido por un deseo de radicalidad, el cual le confiere precisamente el carácter de «científico»: no puede ser radical más que pretendiendo ser al mismo tiempo crítico, sistemático y dinámico». Él mismo nos dice después cómo hay que entender la tercera condición: «La dinámica de la teología es la tensión que atraviesa incesantemente su esfuerzo hermenéutico y la conduce en la dirección de una "saturación de sentido"». Es cierto que se trata «de una indicación-límite, cuya inaccesibilidad está marcada por la dimensión del misterio característica de la fe». No obstante, es precisamente esta la dirección en que debe orientarse la teología; y solo de esta exigencia de una comprensión caLa teología, dice, a diferencia, por ejemplo, de las matemáticas y de la física, es una «ciencia hermenéutica». Este es también el caso, añadiremos nosotros, de la exégesis bíblica. Como ciencia positiva, la teología tiene por objeto «el desciframiento de textos cuyo sentido no es o no es ya inmediatamente accesible», y pone por obra, «a título esencial, la categoría del "sentido"». Es, en efecto, «el esfuerzo de comprensión de un "dato"», esfuerzo que no puede ser practicado más que «en la experiencia de la fe». ¿Cuál es entonces «el tipo de cientificidad propio de la teología»? Fundamentalmente, el mismo, dice audazmente Ladriere, que en las otras ciencias; porque, explica, «el esfuerzo teológico es un esfuerzo de inteligibilidad sostenido por un deseo de radicalidad, el cual le confiere precisamente el carácter de «científico»: no puede ser radical más que pretendiendo ser al mismo tiempo crítico, sistemático y dinámico». Él mismo nos dice después cómo hay que entender la tercera condición: «La dinámica de la teología es la tensión que atraviesa incesantemente su esfuerzo hermenéutico y la conduce en la dirección de una "saturación de sentido"». Es cierto que se trata «de una indicación-límite, cuya inaccesibilidad está marcada por la dimensión del misterio característica de la fe». No obstante, es precisamente esta la dirección en que debe orientarse la teología; y solo de esta exigencia de una comprensión cada vez más adecuada «extrae ella su dinamismo propio» (Ibíd.).La teología, dice, a diferencia, por ejemplo, de las matemáticas y de la física, es una «ciencia hermenéutica». Este es también el caso, añadiremos nosotros, de la exégesis bíblica. Como ciencia positiva, la teología tiene por objeto «el desciframiento de textos cuyo sentido no es o no es ya inmediatamente accesible», y pone por obra, «a título esencial, la categoría del "sentido"». Es, en efecto, «el esfuerzo de comprensión de un "dato"», esfuerzo que no puede ser practicado más que «en la experiencia de la fe». ¿Cuál es entonces «el tipo de cientificidad propio de la teología»? Fundamentalmente, el mismo, dice audazmente Ladriere, que en las otras ciencias; porque, explica, «el esfuerzo teológico es un esfuerzo de inteligibilidad sostenido por un deseo de radicalidad, el cual le confiere precisamente el carácter de «científico»: no puede ser radical más que pretendiendo ser al mismo tiempo crítico, sistemático y dinámico». Él mismo nos dice después cómo hay que entender la tercera condición: «La dinámica de la teología es la tensión que atraviesa incesantemente su esfuerzo hermenéutico y la conduce en la dirección de una "saturación de sentido"». Es cierto que se trata «de una indicación-límite, cuya inaccesibilidad está marcada por la dimensión del misterio característica de la fe». No obstante, es precisamente esta la dirección en que debe orientarse la teología; y solo de esta exigencia de una comprensión cada vez más adecuada «extrae ella su dinamismo propio» (Ibíd.).La teología, dice, a diferencia, por ejemplo, de las matemáticas y de la física, es una «ciencia hermenéutica». Este es también el caso, añadiremos nosotros, de la exégesis bíblica. Como ciencia positiva, la teología tiene por objeto «el desciframiento de textos cuyo sentido no es o no es ya inmediatamente accesible», y pone por obra, «a título esencial, la categoría del "sentido"». Es, en efecto, «el esfuerzo de comprensión de un "dato"», esfuerzo que no puede ser practicado más que «en la experiencia de la fe». ¿Cuál es entonces «el tipo de cientificidad propio de la teología»? Fundamentalmente, el mismo, dice audazmente Ladriere, que en las otras ciencias; porque, explica, «el esfuerzo teológico es un esfuerzo de inteligibilidad sostenido por un deseo de radicalidad, el cual le confiere precisamente el carácter de «científico»: no puede ser radical más que pretendiendo ser al mismo tiempo crítico, sistemático y dinámico». Él mismo nos dice después cómo hay que entender la tercera condición: «La dinámica de la teología es la tensión que atraviesa incesantemente su esfuerzo hermenéutico y la conduce en la dirección de una "saturación de sentido"». Es cierto que se trata «de una indicación-límite, cuya inaccesibilidad está marcada por la dimensión del misterio característica de la fe». No obstante, es precisamente esta la dirección en que debe orientarse la teología; y solo de esta exigencia de una comprensión cada vez más adecuada «extrae ella su dinamismo propio» (Ibíd.).La teología, dice, a diferencia, por ejemplo, de las matemáticas y de la física, es una «ciencia hermenéutica». Este es también el caso, añadiremos nosotros, de la exégesis bíblica. Como ciencia positiva, la teología tiene por objeto «el desciframiento de textos cuyo sentido no es o no es ya inmediatamente accesible», y pone por obra, «a título esencial, la categoría del "sentido"». Es, en efecto, «el esfuerzo de comprensión de un "dato"», esfuerzo que no puede ser practicado más que «en la experiencia de la fe». ¿Cuál es entonces «el tipo de cientificidad propio de la teología»? Fundamentalmente, el mismo, dice audazmente
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