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Diablo De Las Mates


Enviado por   •  17 de Enero de 2015  •  402 Palabras (2 Páginas)  •  192 Visitas

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Todo aquello estaba empezando a resultarle un poco inquietante.

-Si es tan sencillo hablar de Matemáticas como de películas o de bicicletas, ¿para

qué se necesita un diablo? -Por eso mismo, querido -respondió el anciano-: Lo

diabólico de los números es lo sencillos que son. En el fondo ni siquiera necesitas

una calculadora.

Para empezar, sólo necesitas una cosa: el uno. Con él puedes hacerlo casi todo. Por

ejemplo, si te dan miedo las cifras grandes, digamos...cinco millones setecientos

veintitrés mil ochocientos doce, empieza simplemente así: y sigue hasta que hayas El Diablo de los Números www.librosmaravillosos.com Hans Magnus Enzensberger

9 Preparado por Patricio Barros

llegado a los cinco millones etcétera. ¡No dirás que es demasiado complicado para

ti! Eso puede entenderlo hasta el más idiota, ¿no?

-Sí -dijo Robert.

-Y eso aún no es todo -prosiguió el diablo de los números. Ahora tenía en la mano

un bastón de paseo con empuñadura de plata, y lo agitaba delante de las narices de

Robert-. Cuando hayas llegado a cinco millones etcétera, simplemente sigues

contando. Verás que sigues hasta el infinito.

Porque hay infinitos números.

Robert no sabía si creérselo.

-¿Cómo lo sabes? -preguntó-, ¿Has probado a hacerlo? -No, no lo he hecho. En

primer lugar llevaría demasiado tiempo, y en segundo lugar es superfluo.

Robert se quedó igual que estaba.

-O puedo contar hasta llegar allí, y entonces no es infinito -objetó-, o si es infinito

no puedo contar hasta allí.

-¡Mal! -gritó el diablo de los números. Su bigote temblaba, se puso rojo, su cabeza

se hinchó de rabia y se hizo más y más grande.

-¿Mal? ¿Por qué mal? -preguntó Robert.

-¡Necio! ¿Cuántos chicles crees que se han comido hoy en todo el mundo? -No lo sé.

-Más o menos.

-Muchísimos -respondió Robert-. Sólo con Albert, Bettina y Charlie, con los de mi

clase, con los que se han comido en la ciudad, en toda Alemania, en América...

miles de millones.

-Por lo menos -dijo el diablo de los números-.

Bien, supongamos que hemos llegado al último de los chicles. ¿Qué hago entonces?

Saco otro del bolsillo, y ya tenemos el número de todos los consumidos más uno...

el siguiente. ¿Comprendes? No hace falta contar los chicles. Simplemente saber

cómo seguir. No necesitas más.

Robert reflexionó un momento. Luego, tuvo que admitir que el diablo de los

números tenía razón.

-También se puede hacer al revés -añadió el anciano.

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