Discurso Sobre El Gral. San Martin

Transcurrieron 164 años desde el fallecimiento del hombre más importante de nuestra historia, el General don José Francisco de San Martín. Un día como hoy pero de 1850, en Boulogne Sur Mer, Francia, cerraba sus ojos para siempre y pasaba a la inmortalidad el ya anciano padre de la patria.

Si alguien se ha hecho merecedor de los más altos calificativos que pueden proferirse a un hombre, es Don José de San Martín. Nuestra historia no tiene otra figura que iguale su trayectoria. San Martín está más allá del héroe y su sola mención hace que la patria se engrandezca y el honor se agigante. Sus hazañas militares y sus enseñanzas morales son el más valioso de los ejemplos para todos los argentinos.

No resulta fácil pensar que tantas virtudes puedan haber estado presentes en un solo hombre: generosidad, amor a la justicia, sabiduría, valor, arrojo y austeridad, por mencionar algunas. Y también la humildad que distingue a los grandes de espíritu. Sólo queda reconocerlo como un hombre superior que realizó los más grandes y heroicos actos con la mayor de las naturalidades.

Vencedor en la guerra y en la vida. De sus victorias en el campo militar basta recordar sus hazañas desde San Lorenzo hasta Pichincha. Reclutó hombres y los adiestró en el Plumerillo, allí en un pueblito aislado, sin industrias, sin riquezas, en medio de la pobreza consiguió todo lo que necesitaba. Sólo su voluntad férrea podía realizar el milagro, sacar un ejército de la nada, uniformarlo, adiestrarlo, disciplinarlo y proveerlo de todo, desde las armas y alimentos hasta los caballos de guerra y mulas de transporte. Tenía dotes de organizador y su voluntad era capaz de superar grandes dificultades.

De su vida basta simplemente con mencionar su renuncia a los cargos que el gobierno de su país le ofreció. Nuestro Libertador no sólo venció al enemigo extranjero, sino también a otros que pueden ser más peligrosos: la codicia, la soberbia y la ambición. Sus convicciones morales lo iluminaron durante toda la vida y lo llevaron, una y otra vez, a la senda correcta.

El mapa del sur del continente americano lleva la marca de San Martín. Su profundo respeto por la libre determinación de los pueblos lo llevó a ser Libertador de América; por eso su nombre seguirá en los labios de todas las generaciones de Argentina y de América.

Su grandeza y su amor por la libertad le impusieron uno de los más dolorosos sacrificios: abandonar su patria en 1820. Pudiendo vivir de la adulación de sus compatriotas partió a tierras lejanas para no ver sangre derramada en América, muchas veces por intereses personales. Don José dijo: “San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas y sólo desenvainará la espada contra los enemigos de la independencia de Sudamérica”.

Su espada siempre estuvo al servicio de una causa: la libertad de América. El General San Martín con su historia y su personalidad,

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