El Club De La Salamandra
Enviado por felipeymargarita • 27 de Abril de 2015 • 1.982 Palabras (8 Páginas) • 371 Visitas
El día del Señor es un día especial
Introducción
No hace mucho tiempo cuando en algunos países de Europa todos los comercios estaban cerrados los domingos. Uno tenía que hacer las compras el sábado. El domingo era un día de descanso. Pero los tiempos han cambiado. El domingo se está convirtiendo en un día de actividades comerciales como los demás: las tiendas abren en horario normal, las plazas están llenas, y cada vez más y más actividades se están programando para los domingos. Y lo peor del caso es que mucha gente le llama esto progreso. Pero la Biblia no enseña que eso sea progreso. Más bien, es un retroceso. Nuestro concepto acerca del Día del Señor es un indicador de decadencia espiritual.
El día de reposo es un tema que negligentemente se ha olvidado de los púlpitos y salones de clases, tal vez porque se supone que los creyentes entienden su significado. Pero si miramos con detenimiento, nos llevaremos una preocupante sorpresa.
El tema parece más bien sólo un asunto de cuándo es el día de reposo. Los adventistas del séptimo día son los principales promotores de esta cuestión. Sin embargo, dentro de los evangélicos parece que se ha olvidado que lo más importante.
Hoy reflexionaremos acerca de lo que llamamos el Día del Señor o el Sabbat cristiano. No hablaré de por qué adoramos en domingo y no en sábado, como lo hizo incluso el mismo Señor Jesucristo, sino más bien veremos algunas ideas elementales que nos ayuden a entender bien el día de reposo cristiano y conoceremos algunas maneras sencillas de obedecer lo que dice Dios al respecto.
I. EL DÍA DEL SEÑOR NO ES UN DÍA CUALQUIERA (Exodo 20:8-11)
A. Acuérdate...
Esta sencilla palabra ha sido olvidada por millones de creyentes. Dios dice: "No te olvides de él; tenlo muy pendiente". Dios quiere que no perdamos de vista la importancia que tiene este día para él. Hay un momento clave para acordarnos del día del Señor: el sábado. Es una lástima que no lleguemos al Día del Señor con un corazón que ha estado anticipando su llegada con gozo. Es una lástima que el sábado por la noche nos lamentemos por que al día siguiente no nos vayamos a quedar dormidos y en su lugar nos tengamos que levantar para ir al templo. Debería ser al revés: el sábado debería ser un día de preparación, un día de anticipación por la bendición del día siguiente de dedicarse a buscar al Señor sin ninguna presión ni distracción.
Es curioso: En toda la semana no nos acordamos que el domingo tenemos una cita muy importante, que tenemos un compromiso con Dios y su pueblo; pero por el contrario, el domingo nos pasamos pensando en que haremos terminando el culto, todas las citas, compromisos, pendientes que tenemos para los demás días de la semana.
Mire su calendario. Si no tiene uno escrito, repase las actividades que tiene planeado. Su agenda, de cualquier tipo que ésta sea refleja lo que es importante para Ud. Para las cosas que estimamos como importantes SIEMPRE encontramos un espacio en nuestro tiempo. ¿Quién nunca ha pospuesto alguna actividad porque chocaba con algún compromiso muy importante? ¿Qué diría de un esposo (yo) que pasa muy poco tiempo con su esposa? ¿O de un padre que no tiene un tiempo aparte para conversar con sus hijos? Diríamos simplemente que no les importa, aun cuando lo digan mil veces. El tiempo que le dedicamos a las cosas o personas que decimos apreciar es un excelente indicador de que no estamos mintiendo.
Así que no lo olvide. Téngalo muy presente: el Día del Señor es un día muy especial porque para el Señor es especial. Espérelo con alegría.
B. ...del día de reposo...
Una verdad clara dentro de este pasaje, y que le imprime una fuerza a este mandamiento es que Dios honra el trabajo. Él está en contra de los que no trabajan. Desde el huerto de Edén él le dio al hombre la tarea de trabajar la tierra. Algunos creen que el trabajo es un castigo del hombre. Sin embargo lo que podemos notar en Génesis que Dios le dio al hombre la responsabilidad de trabajar ANTES de la entrada del pecado en el mundo. Lo que cambio fue que el trabajo que antes era una bendición, como consecuencia del pecado, se ha vuelto más tedioso.
Entonces, podemos decir que el trabajo es un don de Dios al hombre. Dios está en contra de la pereza. Nadie debería pasarse el tiempo sin hacer nada. No importa si se es jubilado, se debería realizar algún tipo de actividad productiva, inclusive en la misma casa. No hacer nada es desperdiciar la vida que Dios nos da. Por otra parte, al trabajar, estamos reflejando correctamente a Dios, pues él mismo nos ha dado ejemplo: (porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay...). Del mismo modo, cuando descansamos un día de siete, también estamos reflejando la imagen de Dios (y reposó en el séptimo día...). Vemos aquí que el mismo Dios que nos exige que apartemos un día paradescansar ('acuérdate del día de reposo') es el mismo que nos exige que trabajemos, (seis días trabajarás y harás toda tu obra...)
Es curioso que mientras para unos la inactividad puede ser un problema para algunos, para otros el problema es que su trabajo los consume. En este texto Dios nos enseña que nuestros cuerpos necesitan reposo. Necesitamos una pausa del trabajo, de la rutina, del estrés y las presiones. Vivimos en un mundo donde hay gente que se enorgullece de ser adictos al trabajo. Una semana de 60 -70 horas de trabajo ya no es una cosa rara en nuestros días. Cuando alguien se llena de orgullo al presumir la cantidad exagerada de horas dedicadas al trabajo, esa persona está confesando que hay un problema serio de prioridades en su vida. Una mayordomía completa de la vida debe incluir la enseñanza del Día del Señor como un descanso físico.
Muchas
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