El Coronel No Tiene Quien Le Escriba

El libro trata sobre un hombre conocido como “el coronel”, un hombre de buena fe. Quien vive en un pueblo, donde cada viernes esperaba recibir el aviso de que le habían dado la pensión a la que tenía derecho por haber servido en su juventud a las órdenes de Aureliano Buendía. Lleva quince años esperando esta carta, siempre realizando la misma rutina de esperar a que llegue la lancha de correo y que el repartidor le dé a cada persona su correo respectivo, él siempre quedaba decepcionado pues nunca le llegaba su carta de la pensión.

El coronel vivía con su esposa en una situación muy precaria, no tenían dinero y siempre que necesitaban comida iban a pedir fiado diciendo lo pagaré el viernes, día en que llegaba la supuesta carta. La esposa del coronel estaba muy enferma del asma lo que significaba un gasto extra. Pero ellos no tenían tan siquiera para el alimento básico por lo que el doctor del pueblo no les cobraba diciéndoles que lo arreglarían cuando llegará la carta para cobrarles.

Durante el último año de los 15 años de espera, matan a su único hijo llamado Agustín, por haber estado repartiendo propaganda clandestina. Agustín era el dueño de un gallo de peleas. Por lo tanto cuando muere, el coronel y su esposa deciden quedárselo y cuidar de el para entrenarlo y ganar dinero con el. Pero por la pobreza en la que vivían no tenían como alimentar al gallo y estando mal alimentado no podía participar en las peleas.

Un día el coronel va con su compadre, Don Sabas, el ricachón del pueblo lastimosamente enfermo de diabetes. Platicando mientras llegaba el correo el coronel expresó que no sabía qué hacer con el gallo y Don Sabas le dijo que por ese gallo le darían hasta 900 pesos. El coronel regresó a casa sin carta pero muy pensativo en lo que su compadre le había dicho. Días después regresa con Don Sabas y decide venderle el gallo, Don Sabas ofrece únicamente 400 y no 900 pesos como había mencionado antes. Por lo que no hay un acuerdo de una vez.

Finalmente el coronel no regala el gallo ni a los amigos de su hijo, ni lo vende, únicamente se queda con el pensando en que el gallo va a ser el ganador de las peleas de enero, donde al dueño le dan el 20% de las apuestas. Su mujer muy molesta ya que la situación empeora cada vez más, le alega ya que existe una posibilidad de que el gallo pierda y se queden sin un centavo y sin gallo porque lo que ella le pregunta y si pierde que comemos.

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