El Viejo Y El Mar
Enviado por jesmartinez17 • 12 de Noviembre de 2013 • 522 Palabras (3 Páginas) • 256 Visitas
se acrecentó a tal punto que Santiago, quien no era hombre muy religioso, hicierapromesas al Creador recitando 10 Padre Nuestros y 10 Ave Marías. La tensión creciómucho más y entonces prometió 100 Padre Nuestros y 100 Ave Marías, solamente quelos recitaría a la vuelta del viaje en vista que estaba muy agotado como para recitarlas.Una de sus manos estaba estropeada y se disgustó con ella, sin embargo, se procurocurarla en el agua salada mientras mantenía su batalla con el testarudo pez. No contabacon alimentos a bordo, en su lugar tenía una botella de agua y el pescado rancio queusaba como carnada, que al final serviría de alimento para él mismo. Una pequeña ave seaproximó a la embarcación y él se pudo percatar del cansancio que tenía. No sabía concerteza cuanto tiempo había estado volando pero enseguida se enteró que estabapasando muchos problemas aquella ave. Santiago le dijo que descansara en su bote unrato, pero que tenía que luchar por su propia cuenta si quería llegar con vida a su destinoy dicho esto, sintió un fuerte tirón del hilo y el ave se marchó inmediatamente.Por fin el pez se dejó observar y entonces Santiago pudo contemplar su tamaño ybelleza, un pez espada enorme. Santiago apreció su belleza pero estaba convencido quetenía que matarlo. La lucha duraría 3 días y al final Santiago se quedaría con la victoria,disfrutó el momento y constantemente lo miraba para estar seguro que era real sutamaño. No lo pudo subir a su embarcación debido a sus dimensiones y camino a casa, lostiburones le dieron mordiscos por todas partes. Santiago no se rindió y en lugar deaceptarlo, los hirió y mató con su arpón hasta antes de perderlo en las aguas, de igualmanera utilizó un cuchillo y por último la caña del timón. A pesar de la valentía deSantiago, no pudo hacer nada para evitar que los tiburones se quedaran con su premio.Santiago entonces sintió una vez más la derrota y empezó a hablar con el pescado yadesecho, pero en su debilidad reconoció la valentía de ambos en aquella batalla quelibraron y se hacía preguntas tales como cuántos tiburones debió matar el pez espada envida ya que por su tamaño era casi un hecho que debieron ser muchos y Santiago por suparte con el arpón y su cuchillo. Llego durante la oscuridad a puerto sin recompensa, conun montón de espinas de pescado atadas a su bote y con la moral por el suelo, casiarrastrándose llegó a su humilde morada y se acostó a dormir. Por la mañana, el pequeñoManolo fue a la casa de Santiago como todos los días durante su ausencia y rápidamentese percató del sufrimiento que padeció al ver sus manos y al verlo en esa condición nopudo evitar llorar. Ya adentrado el día Santiago fue por algo de comida para el viejo en elpequeño restaurante de la localidad en donde el dueño del local le envió con Manolo suspesares al viejo de lo que le había pasado, no sin antes reconocer que el pez debió serenorme. Los pobladores estaban asombrados
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