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FRANCISCO LAZO MARTI


Enviado por   •  19 de Marzo de 2012  •  Informe  •  8.507 Palabras (35 Páginas)  •  651 Visitas

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FRANCISCO LAZO MARTI

Su vida

Francisco Lazo Martí fue hombre de pluma y bala. Nadie pensaría que un fino poeta y médico, de honda sensibilidad como el guariqueño Lazo Martí, hubiera tenido también arrestos de revolucionario, pero el caso es que este llanero sabe combinar la dulzura de sus poemas nativistas con el bronco tronar de las guerras civiles, revolucionario activo en «La Legalista», con Joaquín Crespo y en «La Libertadora», contra Cipriano Castro, quizás como catarsis, como modo de drenar la tormenta que hacía estragos en su interior.

Lazo Martí nació el 14 de marzo de 1869 en Calabozo, estado Guárico; en esa misma población estudió primaria y bachillerato; en la Universidad Central se graduó de Doctor en Medicina, a los 20 años de edad. Es por esta época cuando sufre la fiebre revolucionaria.

Enamorado del campo y sus encantos, la Silva Criolla de Lazo Martí es una constante invitación a ese productivo volcar los ojos sobre a tierra, no sólo desde el punto de vista de la generosidad con que la naturaleza ha premiado a Venezuela, sino por lo que la naturaleza misma, el campo, las flores, los ríos, las montañas, el límpido cielo, constituyen un continuo y verdadero solaz para el espíritu. Quizás esto salvó a Lazo Martí de un final trágico, dada su depresión ante la soledad, la tristeza, el desamor.

El crítico Mario Torrealba Lossi afirma que «en la Silva Criolla se juntan, en mágica simbiosis, la concepción de lo hispanoamericano -el paisaje, el hombre, el sentido telúrico- así como la expresión más genuina del carácter venezolano».

Lazo Martí murió el 9 de agosto de 1909, en Maiquetía. Nos dejó, para delicia nuestra, además de su Silva Criolla, poemas tan bellos como Crepusculares, Veguera, Flor de Pascua y Consuelo.

El mismo año en que Manuel Vicente Romerogarcía publica su novela Peonía (1890), se está graduando de médico Francisco Lazo Martí, un joven estudiante nacido en Calabozo que ha venido a Caracas sólo a recibir su diploma universitario. Ha vivido siempre en el corazón de los llanos, y a ellos regresa con su título y su vocación de servicio público.

En Guárico, Apure y Barinas habrá de ejercer su profesión, más con el carácter de un apostolado que con miras lucrativas. Su sensibilidad por las angustias y necesidades de los humildes bien pronto rebasa sus capacidades como médico, y lo atrae hacia el terreno de la política. En 1892 es redactor, en San Fernando de Apure, del periódico El Legalista, en cuyas columnas hace campaña contra el continuismo del Presidente Raimundo Andueza Palacio, a quien derroca el General Joaquín Crespo, cabeza de la llamada Revolución Legalista.

El triunfo de los legalistas no representó para Lazo Martí oportunidad para escalar posiciones o solicitar recompensas. Prefiere internarse en dos pueblos barineses, Puerto Nutrias y Soledad, en los que permanece cuatro años (1893-1897), en ejercicio de la profesión.

En 1897 regresa a Calabozo y se casa con Francisca Rodríguez, su novia de la infancia. En 1900, Panchita presenta síntomas de tuberculosis. Lazo la lleva a un hato, "El Tapiz", vecino de Calabozo. En esta ciudad el poeta dicta clases de literatura en el Colegio de Primera Categoría, y es, además, Sub-Director del plantel. Concluidas las labores docentes va a reunirse con su esposa. Juntos emprenden pequeñas caminatas a favor de la brisa vespertina, y contemplan el atardecer. La enfermedad no cede. Panchita fallece en 1903.

Por la misma época en que empeora la salud de su esposa Lazo se ve comprometido en una nueva empresa subversiva, la Revolución Libertadora que encabeza el Gral. Manuel Antonio Matos contra el General Cipriano Castro. A través de expresiones simbólicas, Lazo Martí introducirá en la Silva criolla su repudio al régimen que entonces se iniciaba.

Fracasado el intento de Matos, Lazo Martí se oculta por algún tiempo en Calabozo. A fines de 1904 vuelve a Puerto Nutrias, donde lleva una discreta existencia. En 1905 se casa con Veturia Velazco. Por estos tiempos ha venido cumpliéndose en Lazo Martí un interesante proceso anímico. Sus sentimientos religiosos y sus conocimientos científicos se disputan la explicación de los misterios de la vida y de la muerte.

Se sabe que el poeta padecía de insomnio. Por eso la noche aparece en todos sus poemas como algo cruel, siniestro, pavoroso:

Noche de insomnio cruel, al fin terminas! Del mar ignoto en el azul remanso

asoman ya las velas purpurinas.

Empiezan para mí las del descanso

horas deseadas con afán y pena.

El torpe corazón dócil y manso

acaricia impotente su cadena.

Torna a mi mente bienhechora calma;

y cuando el bruto su mirada estrena comienza a anochecer sobre mi alma.

Era, pues, hacia el amanecer, cuando el poeta lograba el sueño. Entre tanto había pesado sobre él la angustia nocturna, acribillada por los mil ruidos de los animales noctámbulos; asediada por la meditación que no alcanza soluciones definitivas. Ante su desvelo, la incógnita de una naturaleza que muere y resucita eternamente:

Tú sufres, mi Esperanza! De tu duelo

es testigo el nublado que así vierte

su tristeza en el ámbito del cielos!

Tú temes a los cambios de la muerte, porque al viento la selva estremecida

en enorme esqueleto se convierte.

Mañana, en cambio: la invisible Druida,

la que arranca las hojas en otoño,

derramará el aliento de su vida

en la tierna esmeralda del retoño.

La vida que renace está efectivamente en el esmeralda del retoño, en el corazón que palpita, en el ave que canta. Pero, ¿quién la da y quién la quita, y por qué y para qué? No hay respuestas claras. Vivir es ignorar y es angustiarse ante el misterio. Preferible sería la inocencia del niño que todo lo desconoce:

No sabe el corazón por qué palpita,

ni el ave por qué canta, ni la estrella

por qué alumbra la bóveda infinita.

Oculta fuente luminosa y bella,

la vida, sin dolor ni pena alguna,

palpita o canta, o como

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