Filosofía de las ciencias
Enviado por arboleslindos • 22 de Noviembre de 2014 • 690 Palabras (3 Páginas) • 219 Visitas
Aquella ideología tan peculiar que denominamos ciencia, cuenta con un armazón específico que impide ver alternativas: se ligan, en una misma trama, la verdad y la libertad. La propuesta de Feyerabend es criticar precisamente esa dupla y considerar que se puede (¿se debe?) elegir la libertad de pensamiento como ideal y no así la verdad. Al menos no la verdad entendida como defensa dogmática de una tradición –cosmovisión- asentada sobre los logros de la ciencia.
En esta breve introducción advertimos ya la inextricable mezcla entre dos abordajes teóricos: el político, por un lado, y el epistemológico por el otro. Así, la comprensión de los caminos socio-económicos que condujeron a la instauración de una tradición en particular se une a los pasos de una epistemología que denuncia el fraude de la neutralidad bajo las máscaras de racionalidad, verdad y monismo metodológico. Puesto que hay sociedad(es), hay variedad, y el mundo –el Ser- se deja hacer de muchas maneras. Las viejas fronteras que la Leyenda[2] trazó entre la ciencia y el arte, entre la razón y los ilegítimos productos de una imaginación desbordada, se enfrentan al desafío de una búsqueda más amplia: la de la felicidad humana. Esos límites se deslizan, desdibujan, en el punto en que es la vida humana y sus múltiples potenciales quienes aparecen en primer plano y no más la escurridiza y ascética ciencia que describieron (y prescribieron) los autores ligados de una forma u otra a dicho relato.
Es lícito argumentar que la historia de la disciplina (filosofía de las ciencias) se escribió negando. Esto es, el relato oficial de la Concepción Heredada oculta las formas de conjugar política y ciencia que muchos de los autores agrupados bajo esta etiqueta pergeñaron mucho antes de los discursos dadaístas de Feyerabend. Un caso arquetípico lo constituye el trabajo de Otto Neurath y sus disputas con Rudolf Carnap, ambos integrantes del Círculo de Viena. De esta acalorada controversia pasó poco y nada al cauce de la constitución disciplinar, a punto tal de que fueron considerados sin matices como integrantes del mismo paradigma que avala la autonomía y superioridad de la ciencia frente a cualquier otra manifestación cultural. George Reisch, en un libro obligado a la hora de reconstruir la historia de este movimiento, señala:
“…hasta que los escritos de Neurath comenzaron a ser traducidos y publicados en inglés en la década de 1970, sus constructivos intereses en la ciencia unificada y en la política, y su finamente perspicacia epistemológica acerca del lenguaje y la ciencia, se vieron eclipsados por su reputación como el «original troglodita neopositivista»”.[3]
Innumerables razones trazaron esta suerte de mapa de ruta donde a partir de los años 70 la ciencia empieza a ser mirada con otros ojos, fundamentalmente, desde la perspectiva de epistemólogos surgidos de las filas
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