Grandes oradores del mundo
Enviado por ychaponana • 11 de Julio de 2012 • Ensayo • 2.146 Palabras (9 Páginas) • 1.004 Visitas
GRANDES ORADORES DEL MUNDO
1. LISIAS:
A pesar de haber nacido en Atenas, fue meteco y nunca gozó del derecho de ciudadanía ya que su padre, Céfalo, era de Siracusa. En el año 404 a. C. el régimen oligárquico de los Treinta Tiranos privó a Lisias y a su hermano Polemarco de todas sus posesiones. Cuando mataron a su hermano, Lisias huyó a una población vecina.
Regresó a Atenas en el año 403 a. C., tras la derrota de los Treinta Tiranos y el restablecimiento del gobierno democrático. Entonces emprendió entonces acciones legales contra el tirano responsable de la muerte de su hermano.
Aporte:
Lisias se ganó la vida como logógrafo, escribiendo remuneradamente discursos para los litigantes y transformándose en le figura más destacada de la oratoria judicial ática. Su biografía se refleja en la doble vertiente de su obra: por una parte, dedicado a la enseñanza de la retórica y a escribir discursos por encargo; y, por otra, consagrado a la tarea política de la restauración de la democracia en Atenas y a la persecución de los tiranos mediante sus discursos. Llegó a escribir 233 discursos, de los que sólo se ha conservado una treintena. Su discurso más conocido es Contra Eratóstenes.
2. GORGIAS:
Nació en la Magna Grecia y si bien se establece su fecha en el 485, es un estimativo entre el 500 y el 483. Allí supuestamente fue alumno del también siciliano Empédocles. Se formó en retórica con Córax de Siracusa y Tisias de Siracusa, fundadores de la disciplina. Se sabe que viajó mucho durante su larga vida, trabajando en varias ciudades griegas, enseñando y practicando la retórica; finalmente se instalará en Atenas en el año 427 a. C., causando gran sensación con su oratoria, como jefe de una embajada de su ciudad, por lo que fue llamado Gorgias de Leontino, a la edad de 60 años. Gorgias profesó con gran maestría la retórica, a la que consideraba como ciencia universal. Negaba ser maestro de virtud pero prometía hacer hábiles en hablar a sus discípulos. Según se cuenta, una de sus actividades cotidianas consistía en acudir a lugares públicos donde defendía encarnizadamente una tesis relativa a una cuestión cualquiera; una vez derrotados y convencidos sus interlocutores comenzaba a defender la tesis contraria hasta doblegar nuevamente a quien interviniese en la disputa, y así sucesivamente se contra argumentaba una y otra vez, haciendo gala de su retórica. Murió en Atenas el año 380 a.C. con alrededor de 105 años.
Aporte:
“El no-ser no es. Si fuera algo, caeríamos en la contradicción de decir que lo que no-es, es y no es al mismo tiempo.
El ser, si existe, o es engendrado o es sin principio (siempre).
Si es ingénito, sería incondicionado, por lo que carecería de determinación y, por lo tanto, no sería. Además, si es ingénito, sería ilimitado, infinito e inmóvil. Pero todo lo que es ha de ser en alguna parte, por lo que tendría que haber algo mayor que lo abarcara, mayor que lo ilimitado mismo. Por lo tanto, lo ilimitado no es.
Si es generado, entonces habrá surgido de lo que es o de lo que no es. De lo que es, no puede haber nacido, pues ya sería. Y de lo que no es tampoco puede haber surgido, pues la nada no es origen de nada. Por lo tanto: el ser no existe”.
3. PROTÁGORAS:
(Abdera 485 a. C.-411 a. C. aproximadamente), sofista griego. Admirado experto en retórica que recorría el mundo griego cobrando elevadas tarifas por sus conocimientos acerca del correcto uso de las palabras u ortoepeia. Platón le acredita como el inventor del papel del sofista profesional o profesor de "virtud" (entendida no como "bondad" sino como conocimiento y habilidad para tener éxito mundano).
Aporte:
A Protágoras se le tenía por iniciador de la práctica de recibir honorarios a cambio de enseñanzas, siendo estos particularmente elevados.
Platón señalaba que Protágoras habría ganado, en su comercio educativo, más dinero que todo el reunido por "Fidias y otros diez escultores más."
"Cuando un discípulo ha aprendido conmigo, si quiere me entrega el dinero que yo estipulo, y si no, se presenta en un templo, y, después de jurar que cree que las enseñanzas valen tanto, allí lo deposita."
4. PERICLES:
(495 a. C.- 429 a. C.) (en gr. Περικλῆς, “rodeado de gloria”), fue un importante e influyente político y orador ateniense en los momentos de la edad de oro de la ciudad (en concreto, entre las guerras Médicas y las del Peloponeso). Hijo de Agarista, descendía por línea materna de la familia de los Alcmeónidas. Fue el principal estratega de Grecia. Gran dirigente, un hombre honesto y virtuoso. Llamado el Olímpico, por su imponente voz y por sus excepcionales dotes de orador.
Aporte:
Pericles estaba convencido de que la guerra con Esparta, que no podía afrontar la preeminencia ateniense, sería inevitable, e incluso hasta cierto punto bienvenida. Por ello no vaciló en enviar tropas a Kórzula a reforzar a la flota que ahí se encontraba en guerra contra Corinto. En el año 433 a. C. las flotas enemigas se enfrentaron en la Batalla de Síbota y un año más tarde los atenienses lucharon contra los colonos corintos en la Batalla de Potidea, lo cual contribuyó en gran medida al odio de Corintia contra Atenas. Durante ese mismo periodo, Pericles propuso el decreto de Megara, que se parecía en gran medida a un embargo económico moderno. Los mercaderes de Megara quedaban excluidos del mercado de Atenas y de utilizar los puertos de su imperio. Esta prohibición estranguló la economía de Megara y amenazó la frágil paz entre Atenas y Esparta, aliada de Megara. De acuerdo con George Cawkwell, con este decreto Pericles rompió la Paz de los Treinta Años "aunque, quizás, con la apariencia de una excusa". La justificación ateniense fue que Megara había cultivado la tierra consagrada a la diosa Deméter, y que había dado refugio a esclavos escapados, un comportamiento que los atenienses consideraban impío.
Después de consultar con sus aliados, Esparta envió una comitiva a Atenas para exigir una serie de concesiones, tales como la expulsión inmediata de la familia Alcmeónida, incluyendo a Pericles, y la derogación del decreto de Megara, amenazando con la guerra si no se atendiese a sus demandas. El obvio propósito de estas condiciones eran instigar una confrontación entre Pericles y el pueblo de Atenas. Esto acabó ocurriendo unos pocos años más tarde, pero en este caso los atenienses siguieron sin dudarlo las instrucciones de Pericles. En el primer discurso legendario que Tucídides relata, Pericles aconseja a los atenienses a no plegarse ante las demandas espartanas, puesto que ellos
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