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JÜRGEN HABERMAS


Enviado por   •  8 de Agosto de 2013  •  1.792 Palabras (8 Páginas)  •  470 Visitas

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JÜRGEN HABERMAS: CRITICA A LA ETICA Y REPLANTEO DE LA ETICA.

ESCUELA: TELEBACHILLERATO “EYTEPEQUEZ”.

CLAVE: 30ETH0921Z.

GRADO: SEXTO SEMESTRE.

GRUPO:”U”

MATERIA: FILOSOFIA.

INTEGRANTES DEL EQUIPO:

SUSANA GONZALEZ, LUCY VARGAS, USIEL CARBALLO, MARISOL ROMERO, CLARISA CALZADA, EDGAR ESPINOZA, FERNANDO MAYORAL Y ARIANA ROA.

PROFESORA: OLIVIA REYES BANDALA.

FECHA DE ENTREGA: 11 DE JUNIO DEL 2013.

CICLO ESCOLAR: 2012-2013.

EYTEPEQUEZ TLAPACOYAN VERACRUZ

Jürgen Habermas

Nació en Düsseldorf, Alemania en el año de 1929.Fue un sociólogo y filósofo alemán. Principal representante de la "segunda generación" de la Escuela de Frankfurt, entre 1955 y 1959 trabajó en el Instituto de Investigación Social de la ciudad. Enseñó filosofía en Heidelberg y sociología en Frankfurt, y dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg entre 1971 y 1980. En 1983 obtuvo la cátedra de Filosofía y Sociología en la Universidad de Frankfurt.

Heredero de la "dialéctica de la ilustración" de Adorno y Horkheimer en su proyecto sociológico y filosófico de una reflexión moral sobre el desarrollo del capitalismo avanzado, Habermas propone un marxismo no ortodoxo que abandona la idea marxista de una organización exclusivamente productivista de la sociedad, causa de un empobrecimiento de la esfera vital.

Su obra filosófica trata de recuperar un punto de contacto entre teoría y praxis, frente a la pretendida neutralidad de los saberes positivos y científicos. Según Habermas, no es posible una objetividad ajena a valores e intereses, razón por la cual aquellos saberes resultan reductores, en la medida en que se basan en una razón meramente instrumental. Resultado de ello, siguiendo su crítica, es la creciente burocratización de la sociedad a todos los niveles y la despolitización de los ciudadanos.

Habermas propone una «razón comunicativa», cuyo fundamento sería el carácter intersubjetivo y consensual de todo saber, y que devolvería a la sociedad el control crítico y la orientación consciente de fines y valores respecto de sus propios procesos.

A través del proyecto de una racionalidad discursiva, que contrapone a la tecnológica, Habermas indica, en una teoría de la acción comunicativa, el método para escapar a la continua desvalorización de lo vivido. Las acciones comunicativas, al contrario de las de tipo instrumental o estratégico, no se basan en la estructura de la actividad dedicada a un objetivo. En ellas los proyectos de acción de los participantes se coordinan con actos de comprensión, que se basan en el supuesto de un entendimiento posible y en una coincidencia de sus proyectos vitales. Esta "razón comunicativa", fundamentada en el carácter intersubjetivo y consensual de todo saber, devolvería a la sociedad el control crítico y la orientación consciente de fines y valores respecto de sus propios procesos.

La obra de Habermas constituye un ataque radical a la idea de que el positivismo y la ciencia y la investigación modernas son de alguna forma objetivas. Opina que la ciencia y la tecnología están más bien regidas por valores e intereses que a veces contradicen la búsqueda desinteresada de la verdad. Habermas sostiene que la tecnologización de la sociedad y el consiguiente crecimiento de la burocracia han servido, entre otras cosas, para perpetuar las instituciones del Estado y despolitizar a los ciudadanos. De esta forma la razón y la ciencia se han convertido en herramientas de dominación más que de emancipación. Habermas considera que esto no es necesario e imagina un futuro en el que la razón y el conocimiento trabajen en pro de una sociedad mejor. En ese futuro la comunicación humana no debería estar sujeta a la dominación del Estado y los ciudadanos racionales deberían poder actuar en la sociedad de forma libre en el ámbito político.

La ética del discurso remitía exclusivamente a un procedimiento formal determinado a la obtención de consensos válidos, independientemente de cuáles sean éstos. El único mandato que prescribe está en el cumplimiento de una serie de reglas que posibilite el ejercicio de la pragmática comunicativa. De esta manera, señalamos la influencia decisiva que tiene el ámbito formal-moral del discurso por encima de cualquier fuente material-ética particular.

Resumiendo, tenemos que en el caso de la ética del discurso sólo es universal el ámbito de la pragmática trascendental, esto es, de las reglas del discurso El deber-ser comunicativo es independiente del ser relativo a cada uno de los mundos de la vida de donde procede cada argumentación particular. Por el contrario, la terminología habermasiana de El futuro de la naturaleza humana está totalmente preñada de argumentos de orden material, sin los cuales no son posibles pensar una moral cualquiera, incluida una moral discursiva. Allí vimos que tanto el ser material y como el deber-ser formal, la ética y la moral, coinciden bajo el título programático de la ética de la especie, y no tanto bajo el título de una ética del discurso. Se trata del ser corporal de un programa genético natural que inmediatamente se convierte en un mandato, en un deber-ser para toda ética comunicativa posible. Lo más interesante es que esta ética es válida desde su propio contenido material-natural, y no tanto por las reglas formales-universales de la ética del discurso. El único recurso del que puede echar mano para recuperar la esfera de validez por parte de un individuo que forma parte de un procedimiento de discusión racional está en recurrir a esta ética de la especie, desde una instancia inmediata y sensible, no ya desde la formalización de un procedimiento regulado. A lo largo de todo este análisis podemos comprobar que la evolución del pensamiento habermasiano está estrechamente ligada al argumento de la falacia naturalista.

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