LOS HIJOS DE SANCHEZ
Enviado por 20526449 • 2 de Julio de 2011 • 2.493 Palabras (10 Páginas) • 3.071 Visitas
Los rasgos económicos más característicos de
la cultura de la pobreza incluyen la lucha constante
por la vida, periodos de desocupación y de
subocupación, bajos salarios, una diversidad de
ocupaciones no calificadas, trabajo infantil,
ausencia de ahorros, una escasez crónica de dinero
en efectivo, ausencia de reservas alimenticias en
casa, el sistema de hacer compras frecuentes de
pequeñas cantidades de productos alimenticios
muchas veces al día a medida que se necesitan, el
empeñar prendas personales, el pedir prestado a
prestamistas locales a tasas usurarias de interés,
servicios crediticios espontáneos e informales
(tandas) organizados por vecinos, y el uso de ropas
y muebles de segunda mano.
Algunas de las características sociales y
psicológicas incluyen el vivir incómodos y
apretados, falta de vida privada, sentido gregario,
una alta incidencia de alcoholismo, el recurso
frecuente a la violencia al zanjar dificultades, uso
frecuente de la violencia física en la formación de
los niños, el golpear a la esposa, temprana
iniciación en la vida sexual, uniones libres o
matrimonios no legalizados, una incidencia
relativamente alta de abandono de madres e hijos,
una tendencia hacia las familias centradas en la
madre y un conocimiento mucho más amplio de los
parientes maternales, predominio de la familia
nuclear, una fuerte predisposición al autoritarismo
y una gran insistencia en la solidaridad familiar,
ideal que raras veces se alcanza. Otros rasgos
incluyen una fuerte orientación hacia el tiempo
presente con relativamente poca capacidad de
posponer sus deseos y de planear para el futuro, un
sentimiento de resignación y de fatalismo basado
en las realidades de la difícil situación de su vida,
una creencia en la superioridad masculina que
alcanza su cristalización en el machismo, o sea el
culto de la masculinidad, un correspondiente
complejo de mártires entre las mujeres y,
finalmente, una gran tolerancia hacia la patología
psicológica de todas clases.
Algunos de los rasgos arriba enunciados no
están limitados a la cultura de la pobreza en
México, sino que también se encuentran entre las
clases medias y superiores. Sin embargo, es la
modelación peculiar de estos rasgos lo que define
la cultura de la pobreza. Por ejemplo, en la clase
media, el machismo se expresa en términos de
hazañas sexuales y en forma del complejo de Don
Juan, en tanto que en la clase baja se expresa en
términos de heroísmo y de falta de temor físico. De
manera similar, entre la clase media la ingestión de
bebidas alcohólicas es una afabilidad social, en
tanto que entre la clase baja el emborracharse tiene
funciones múltiples y diferentes: olvidar los
problemas propios, demostrar la capacidad de
beber, acumular suficiente confianza para hacer
frente a las difíciles situaciones de la vida.
Muchos rasgos de la subcultura de la pobreza
pueden considerarse como tentativas de soluciones
locales a problemas que no resuelven las actuales
agencias e instituciones, porque la gente no tiene
derecho a sus beneficios, no puede pagarlos o
sospecha de ellos. Por ejemplo, al no poder obtener
crédito en los bancos, tiene que aprovechar sus
propios recursos y organiza expedientes informales
de crédito sin interés, o sea, las tandas. Incapaz de
pagar un doctor, a quien se recurre sólo en
emergencias lamentables, y recelosa de los
hospitales «adonde sólo se va para morir», confía
en hierbas y en otros remedios caseros y en
curanderos y comadronas locales. Como critica a
los sacerdotes, «que son humanos y por lo tanto
pecadores como todos nosotros», raramente acude
a la confesión o la misa y, en cambio, reza a las
imágenes de santos que tiene en su propia casa y
hace peregrinaciones a los santuarios populares.
La actitud crítica hacia algunos de los valores y
de las instituciones de las clases dominantes, el
odio a la policía, la desconfianza en el gobierno y en
los que ocupan un puesto alto, así como un cinismo
que se extiende hasta la Iglesia, dan a la cultura de
la pobreza una cualidad contraria y un potencial
que puede utilizarse en movimientos políticos
dirigidos contra el orden social existente.
Finalmente, la subcultura de la pobreza tiene
también una calidad residual, en el sentido de que
sus miembros intentan utilizar e integrar, en un
sistema de vida operable, remanentes de creencias
y costumbres de diversos orígenes.
Me gustaría distinguir claramente entre el
empobrecimiento y la cultura de la pobreza. No
todos los pobres viven ni desarrollan
necesariamente una cultura de la pobreza. Por
ejemplo, la gente de clase media que empobrece no
se convierten automáticamente en miembros de la
cultura de la pobreza, aunque tengan que vivir en
los barrios bajos por algún tiempo. Igualmente, los
judíos que vivían en la pobreza en la Europa
oriental no desarrollaron una cultura de la pobreza
porque su tradición de cultura y su religión les daba
el sentido de la identificación con los judíos del
mundo entero. Les daba la impresión de pertenecer
a una comunidad unida por una herencia común y
por creencias religiosas comunes.
He citado alrededor de cincuenta rasgos que
constituyen la configuración de lo que yo llamo la
cultura de la pobreza. Aunque la pobreza es sólo
uno de los numerosos rasgos que, de acuerdo con
mi hipótesis, aparecen, he utilizado el término para
designar la configuración total porque lo considero
muy importante. No obstante, los demás rasgos, y
especialmente los psicológicos e ideológicos, son
también importantes y me gustaría reflexionar un
poco sobre esto.
Los que viven dentro de la cultura de la
pobreza tienen un fuerte sentido de marginalidad,
de abandono, de dependencia, de no pertenecer a
nada. Son como extranjeros en su propio país,
convencidos de que las instituciones existentes no
sirven a sus intereses y necesidades. Al lado de este
sentimiento
...