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Libro Basta De Historias


Enviado por   •  10 de Agosto de 2013  •  20.587 Palabras (83 Páginas)  •  730 Visitas

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BASTA DE HISTORIAS

Andrés Oppenheimer

Extracto del libro:

La Obsesión latinoamericana con el pasado, y las doce claves del futuro

Armando Pérez-Merodio Corella.

Prólogo

La obsesión con el pasado es un fenómeno que, si bien está exacerbado por los festejos de la independencia, es característico de la región. Curiosamente, no he observado el mismo fenómeno en mis viajes recientes a China, la India y otros países asiáticos, a pesar de que muchos de ellos tienen historias milenarias. Entonces, vale la pena hacernos algunas preguntas políticamente incorrectas, pero necesarias. ¿Es saludable esta obsesión con la historia que nos caracteriza a los latinoamericanos? ¿Nos ayuda a prepararnos para el futuro? ¿O, por lo contrario, nos distrae de la tarea cada vez más urgente de prepararnos para competir mejor en la economía del conocimiento del siglo XXI?

Los países latinoamericanos están demasiado inmersos en una revisión constante de su historia, que los distrae de lo que debería ser su principal prioridad: mejorar sus sistemas educativos. Sin poblaciones con altos niveles de educación, la región no podrá competir con la nueva era de la economía del conocimiento, donde los productos de alta tecnología se cotizan mucho más en los mercados mundiales que las materias primas, o las manufacturas con poco valor agregado.

China, la India, Singapur, Finlandia, Suecia, Israel y otros países de diferentes colores políticos, pero que –cada uno a su manera- han logrado mejorar sus niveles educativos y reducir dramáticamente la pobreza.

Mejorar sustancialmente la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación no son tareas imposibles. Hay cosas muy concretas, y relativamente fáciles, que se están haciendo en otras partes del mundo, y que podemos emular en nuestros países.

La crisis ha reducido el tamaño del pastel de la economía mundial, lo que deja mejor posesionados a los países más competitivos. La receta para crecer y reducir la pobreza en nuestros países ya no será solamente abrir nuevos mercados –por ejemplo, firmando más acuerdos de libre comercio- sino inventar nuevos productos. Y eso se logra con una mejor calidad educativa.

HAY QUE MIRAR PARA ADELANTE

Decía Bill Gates, a Latinoamérica le falta una dosis de humildad para darse cuenta cual es la verdadera posición de sus grandes universidades y centros de investigación en el contexto mundial. Los países de la región solo podrán insertarse de lleno en la economía de la información del siglo XXI si hacen un buen diagnostico de la realidad y dejan de creer que están así de bien, indicó.

Todos los países deben de empezar por una dosis de humildad. Tu vas a China y escuchas: “En India están haciendo esto y lo otro mucho mejor que nosotros. ¡Caramba! Tenemos que hacer lo mismo”. Esta tendencia a la humildad, que algún día van a perder, les está ayudando enormemente.

Yo acababa de regresar de varios países latinoamericanos, y en todos me había encontrado con una versión triunfalista sobre los logros de la grandes universidades latinoamericanas y sus sistemas educativos en general. No solo los gobiernos alardeaban sobre los logros de sus países en el campo académico y científico, sino que la gente parecía convencida de la competitividad de sus universidades.

Los latinoamericanos en general están satisfechos con su educación pública de lo que justifican los resultados de los exámenes internacionales. Están satisfechos sin fundamento. La mayoría de la gente en la región tiende a juzgar su sistema educativo por localidad de los edificios escolares o por el trato que reciben sus hijos en la escuela, más que por lo que aprenden.

Las universidades más prestigiadas de América Latina, están en los últimos puestos de los rankings internacionales: el de las 200 mejores universidades del mundo. Incluye una sola universidad latinoamericana, casi al final de la lista. Se trata de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que está en el puesto 190. O sea, aunque México y Brasil se ubican entre las doce economías más grandes del mundo, solo tienen una universidad en el ranking londinense y está en los últimos lugares.

Tres psicólogos por cada ingeniero

Las grandes universidades latinoamericanas están repletas de estudiantes que cursan carreras humanísticas u otras que ofrecen poca salida laboral o están totalmente divorciadas de la economía del conocimiento del siglo XXI.

Los contribuyentes mexicanos están subvencionando los estudios de más jóvenes dedicados a estudiar el pasado que a cursar muchas de las carreras que incentivan las innovaciones del futuro.

Los países asiáticos están privilegiando los estudios de ingeniería y las ciencias, limitando el acceso a las facultades de humanidades a los alumnos que obtienen las mejores calificaciones para entrar en las mismas.

Latinoamérica: Menos de 2 por ciento de la investigación mundial

No es casual que América Latina sea -junto con África- la región del mundo con menos inversión en investigación y desarrollo de nuevos productos, y con menos patentes registradas en el mercado mundial. Las cifras son escalofriantes: sólo 2 por ciento de la inversión mundial en investigación y desarrollo tiene lugar en los países latinoamericanos y caribeños.

Y casi la totalidad de ese patético 2 por ciento de la inversión mundial en investigación que corresponde a Latinoamérica tiene lugar en apenas cuatro países de la región: Brasil, donde se invierte el 62 por ciento de todo el gasto regional; México, donde se invierte 13 por ciento del total; Argentina, donde se invierte 12 por ciento, y Chile, donde se invierte 4 por ciento. Todos los países latinoamericanos y caribeños juntos invierten menos en investigación y desarrollo que un solo país asiático: corea del Sur.

No hay países que jamás hayan logrado un status tecnológico avanzado sin un porcentaje significativo de inversión privada en investigación y desarrollo.

China ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas en las últimas dos décadas, y todo parece indicar que lo seguirá haciendo en los próximos años. China, al igual que el resto de los países asiáticos, está mirando hacia delante, con una visión a largo plazo, mientras que muchos países latinoamericanos están mirando hacia atrás.

“Nuestros científicos triunfan afuera”

Cuando le pregunté a un a un alto ejecutivo de Microsoft cuántos investigadores latinoamericanos tiene la empresa en su principal centro de investigación, donde trabaja un equipo

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