Llanto En Las Tinieblas

UNO. El llanto en las tinieblas

En el primer capítulo, sucede que Balmes, un músico solitario debido al desprecio de la gente por la apariencia que presentaba su rostro, conoce a la mujer que se convertiría en aquella persona con quien pasaría los momentos más felices de su vida. Todo esto transcurre en una madrugada, después de un largo temblor que sacudió el puerto, en la cual Balmes se dirigía a la pensión en donde vivía luego de su rutina; al querer pasar por el muelle, noto que venían hacia él un grupo de prostitutas que lo acorralaron disputándoselo. Sin ninguna opción y con el temor apoderándose de su cabeza, no le quedó más que dejar caer la capa con la que cubría su maltratado rostro, la mujeres al verlo huyeron de el; sin embargo, una se quedo frente a el incluso le ayudo a recogerlo. Esa mujer era la mas hermosa de todas las que desarrollaban aquel antiguo oficio, su nombre era Ligia María. Balmes le arrebato la capa y se marchó llevando dentro de el un odio hacia sí mismo sintiéndose el ser más detestable del universo.

Llego a la pensión y cerró la puerta con la espalda y permaneció ahí durante un largo tiempo. Después paso el tiempo pensando en la mujer que había visto, pregunto por ella al vihuelista con quien tocaba en el bar y a quien había invitado una media garrafa de vino, al enterarse de quien era realmente Ligia María este se sintió desolado.

Así, después de cada labor diaria, escondía la cornamusa, que utilizaba como instrumento para sonar hermosas y melancólicas melodías para los borrachos, enfermos y ancianos del puerto, en la capa que llevaba y se dirigía al muelle para ver a su amada a tal punto que una gitana le leyó las manos prediciéndole que en su vida existe una mujer, un amor; los gitanos tenían tuneles en la tierra que Balmes se entero aquel dia que conducían a cualquier lado y principalmente al puente, por donde algún dia llegaría a mejor vida.

Días después la tierra seguía temblando asustando a la gente cada vez mas, el terr

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or crecia si se presentaban temblores sucesivos, pues se presentaban como la advertencia de un terremoto, con impredecibles consecuencias. Y Balmes volvió a verla tan linda como siempre y más bella que nunca. Bueno eso ya no era novedad porque nuestro personaje se aprisaba solo para verla cada día después de su aborrecido trabajo.

Balmes solía leer ensayos que tomaba prestados del licenciado Herminio Bisbal, en la biblioteca, ensayos que la iglesia había prohibido para ese entonces y que la desobediencia a esa orden costaría una cruel tortura. Este bibliotecario una de esas semanas presentaría sus teoremas en una asamblea a la sociedad y a los clérigos, lo cual definiría su duro futuro. Ese dia el licenciado mostro y presto a Balmes infolios que contenían altas sumas de lo prohibido.

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