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Los Señores Del Narco


Enviado por   •  9 de Julio de 2012  •  4.173 Palabras (17 Páginas)  •  868 Visitas

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Este libro mas que interesante me pareció abrumante, llenó con un conflicto de sentimientos encontrados mi pensar sobre quienes son o somos los culpables de lo que sucede actualmente en nuestro país, y es que si analizamos realmente el trasfondo de lo que hemos sido capases de hacernos como sociedad entenderemos que realmente merecemos lo que nos ocurre, sin dejar de lado a nuestras autoridades, autoridades que solo se preocupan por llenar sus bolsillos a costa de la sangre de personas que no tienen otra cosa en la cabeza mas que conseguir “lo que jamás avían tenido” , sin darse cuenta de que solo dejaran creerlos lideres para después manejar el poder tras le poder y así convertirse no solo en lo vendedores de droga, sino, en “los señores del narco”

La estrategia actual contra el narcotráfico es la del combate frontal del Ejército y las policías. Participan en esta lucha 50 mil soldados, 30 mil policías federales y miles de policías locales. Cada uno de los cuatro años que lleva este enfrentamiento ha costado 120 mil millones de pesos. Tantas personas, tanto dinero y los resultados son aterradores: más de 30 mil muertos, sin contar los miles de “levantados”, de secuestrados. En un solo día, el 9 de enero de 2010, se registraron 69 asesinatos ligados al crimen organizado. Como las policías (municipales, estatales y federales) estaban corrompidas, infiltradas, sobornadas, se echó mano del Ejército. Con muy dudosos saldos. En 2002 los 600 soldados del batallón 65 asentado en Sinaloa fueron, todos, arrestados por complicidad. A Ciudad Juárez arribaron 8 mil soldados. Resultado: la violencia se multiplicó por diez. Las violaciones del Ejército a la población civil se suceden cada vez con mayor frecuencia. Ya no se le tiene confianza plena al Ejército, según lo han revelado los cables de WikiLeaks. Con personal entrenado en Estados Unidos y con equipo bélico de ese país, ahora se privilegia a la Marina (responsable, por ejemplo, de dar caza y muerte al capo Arturo Beltrán Leyva). Rebasada la policía, quedaba el Ejército. Rebasado el Ejército, queda entonces la Marina. Rebasada la Marina, ¿qué?

En 2007 se dieron 10 asesinatos por cada 100 mil personas, en 2010 fueron 20: 100 por ciento de incremento. La violencia no va disminuyendo, al contrario, va creciendo a gran velocidad. El narco no parece estar a la defensiva. El narco reta, confronta, controla territorios, mata policías; asesinó a un general del Ejército en Cancún, atentó contra la comitiva de un gobernador, ya asesinó a un candidato a gobernador. Se sabe que en 2008 un comando detuvo, desarmó y amordazó a la escolta del secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna (86 de los elementos sometidos firmaron una carta de denuncia) y que se llevaron al secretario por cuatro horas para “platicar”. Hay serias dudas respecto a que las muertes de Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos fueran ocasionadas por un accidente. No cumplieron con un pacto que desconocemos (se sabe que previamente Mouriño envió al general Acosta Chaparro a dialogar con varios de los principales cárteles).

La muerte de un cardenal nos hace reflexionar con mas profundidad, pues Posadas Ocampo fue asesinado porque ‘‘tenía mucha información del narcotráfico a través de los Arellano Félix, sabía demasiado’’ Los narcotraficantes Arellano Félix “jamás habrían matado al cardenal, ni por accidente. Lo conocían bien de cuando él estuvo adscrito a Tijuana, incluso le bautizó una hija a Ramón Arellano Félix”. La madre de los hermanos Arellano Félix, Alicia Félix Zazueta, era “ferviente devota” del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, confió un anónimo ex funcionario federal a la periodista Anabel Hernández.

El prelado no murió el 24 de mayo de 1993 víctima del “fuego cruzado” entre bandas contrarias de narcotraficantes ni de una “confusión”, según la versión oficial. Lo que ocurrió en el Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo fue montado por órdenes de funcionarios del Gobierno federal para asesinar a Posadas Ocampo, denuncia la periodista. Una de sus fuentes, un agente asignado a la investigación del crimen, reveló que el operativo al parecer fue coordinado por el entonces jefe de la Policía Judicial Federal, Rodolfo León Aragón.

Años después del crimen del prelado católico, indica Anabel Hernández, un secretario de la Defensa Nacional reveló en una reunión a varios de sus allegados, los detalles del operativo en que se fraguó el asesinato. Se supone que en el encuentro, apunta, estuvieron José María Córdoba Montoya, brazo derecho de Carlos Salinas de Gortari; Manlio Fabio Beltrones, actual coordinador de la bancada del PRI en el Senado de la República; el general Jorge Carrillo Olea, ex gobernador de Morelos y especialista en labores de inteligencia, y Emilio Gamboa Patrón, ex secretario de Comunicaciones Transportes.

La versión del libro coincide con la del cardenal Juan Sandoval Íñiguez: el crimen de Posadas Ocampo fue un crimen de Estado.

Detenido en 1993 en Guatemala y luego entregado en la frontera con Chiapas, Guzmán Loera contó a los militares que lo trasladaron a la Ciudad de México quiénes eran sus cómplices y cómo ocurrió el asesinato del prelado, El supuesto enfrentamiento entre los hermanos Arellano Félix y Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” Guzmán, nunca existió, de acuerdo con la investigación periodística. Esa primera declaración de “El Chapo” se “perdió”. Se ocultaron complicidades. Desaparecieron una clave del crimen.

El Chapo Guzmán menciona los sobornos que repartía a ex funcionarios y políticos, y recuerda el despojo de más de un millón de dólares por parte de un jefe militar de Guatemala.

El avión de la Fuerza Aérea Mexicana volaba rumbo a Toluca, pero El Chapo Guzmán no sabía cuál era su destino. Había sido traicionado y estaba en manos de los militares y los federales. A ellos hizo las primeras declaraciones sobre sus actividades ilegales y, de entrada, informó que pagaba un millón de dólares cada dos meses para garantizar la protección de la PGR a sus cargamentos de cocaína y marihuana, al subprocurador Federico Ponce Rojas, actualmente abogado de la presidencia del Grupo Banamex.

El nombre de Ponce Rojas ha sido mencionado en reiteradas versiones, pero sólo ahora se conoce el documento que pretende relacionarlo con el narcotráfico a su paso por la PGR durante la gestión de Ignacio Morales Lechuga, de acuerdo con El Chapo.

Sus declaraciones fueron tomadas de inmediato y asentadas en el oficio 1387 de la Procuraduría General de Justicia Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, documento de inteligencia que esperó nueve años para ver la luz y del cual MILENIO Semanal tiene una copia en su poder.

Fue

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