Mariano Melgar
Enviado por mikeosito • 6 de Agosto de 2011 • 924 Palabras (4 Páginas) • 13.173 Visitas
PRÓCER Y POETA PERUANO
Poeta, músico, pintor, guerrero, astrónomo, místico y sobre todo, patriota. Mariano Melgar reúne todas las virtudes de su pueblo arequipeño: romanticismo, valor moral, gran voluntad, mente lúcida, gran amor por el terruño, profundo patriotismo, rebeldía y culto por la Libertad.
Mariano Melgar Valdivieso nació en Arequipa el 10 de agosto de 1790. Fueron sus padres don Juan de Dios Melgar y doña Andrea de Valdivieso, miembros de una distinguida familia y de holgada posición.
Niño prodigio
Melgar recibió una esmerada educación, facilitada por los dotes admirables y precocidad de aquel niño prodigio que a los tres años sabía leer correctamente, que dominaba el latín a los ocho y a los doce hablaba perfectamente el inglés y el italiano. En sus ratos apacibles dibuja y pinta los bellos paisajes donde se desenvuelve su primera juventud.
Melgar religioso
El medio ambiente lo orientó hacia los estudios religiosos y teológicos. Realizó sus estudios en el Seminario de "San Gerónimo", de Arequipa. Vistió el hábito de clérigo y nunca dejaría de ser religioso y cristiano.
Su versión humanística y su dominio del latín lo obligaron a hacer traducciones de Virgilio y Ovidio. Recibió la tonsura de manos del venerable Obispo Pedro Chavéz de la Rosa.
La construcción de una iglesia en su ciudad natal, le da ocasión para dejar a la posteridad perennizado un aspecto de su poderoso espíritu constructivo y una prueba de su amor a Dios y de su cristianismo. Dirige a un oficial de albañilería y levanta la cúpula de la iglesia de San Camilo que desafía a la acción de los años como la misma gloria de quien puso sus manos de elección en esa obra pía.
Descubre su vocación
Por aquella época conoce a la bella Manuelita Paredes, hija del Tesorero Fiscal de Arequipa, que se transforma en la primera pasión de Melgar y la inspiradora de sus primeros yaravíes, forma poética lírica en que el gran cantor arequipeño expresa su amargura y su tristeza. En el fondo ambos se amaban, pero el destino los separó.
Melgar descubre entonces que su temperamento es poco adicto a la disciplina claustral y decide despojarse del hábito eclesiástico, abandonando el seminario para seguir su verdadera vocación: la poesía, el foro y el magisterio.
Se dedica a devorar cuanto libro de nueva ideología cae en sus manos.
Silvia, su gran amor
Cuando Mariano tenía 16 años conoce a María Santos Corrales, la "Silvia" de sus amores, una bella niña de nueve años, que inspirará las más grandiosas notas de su lira.
En sus elegías, en sus sonetos, en su Carta a Silvia, en sus yaravíes, transborda la encendida pasión, el dolor de amar, el deseo infinito de confundirse con el ser amado, la nostalgia de horas de ventura que pasaron, la desesperación y la esperanza, el afecto y
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