Matrimonio: ¿Contrato u amor?
Enviado por alexiszxcv • 10 de Septiembre de 2014 • 893 Palabras (4 Páginas) • 237 Visitas
Matrimonio: ¿Contrato u amor?
Para comenzar, en este trabajo haré una comparación entre la vida de María Luisa Bombal con dos de sus libros escritos: La Última Niebla y La Amortajada. Además, presentaré mi visión acerca del tema apoyándome con citas textuales sacadas de sus libros.
En primer lugar, la vida de María Luisa Bombal no fue fácil. Nació en Valparaíso el 8 de junio de 1910. Fue la hija mayor del matrimonio formado por Martín Bombal y Blanca Anthes. Luego de la muerte de su padre, su madre decidió viajar a París con sus tres hijas. Su madre las educó específicamente para el matrimonio.
En segundo lugar, el sentido desolado del amor y de la vida marcó a la escritora desde su juventud. Bajo su aparente alegría juvenil, se escondía la tragedia. Al llegar a Valparaíso, de regreso de Francia, conoció a Eulogio Sánchez, amigo de la familia. Él se convirtió en el gran amor de María Luisa.
En tercer lugar, el destino trágico de María Luisa Bombal se expresó en el despecho por el abandono de su amante Eulogio, del cual luego quiso suicidarse, pero no lo logró.
Para continuar, la vida de María Luisa Bombal no fue fácil, sobre todo en el amor y en el matrimonio y, esto lo reflejó en sus libros, tanto en La Amortajada como en La Última Niebla. Sufrió de infidelidades, de amores falsos, del abandono por parte de su marido e incluso de la muerte de uno de ellos (Fal de Saint Phalle, del cual tuvo una hija, pero falleció y ella decidió retornar a la patria).
Prosiguiendo, el 28 junio de 1935, María Luisa Bombal se casó con su amigo Jorge Larco, del cual se divorció al tiempo después por ser un matrimonio por interés. La definición de matrimonio está dada por: “unión de dos personas (hombre y mujer) que se debe establecer en base a valores, respeto, confianza, amor, fidelidad. El matrimonio es una de las decisiones más importantes que una persona puede tomar en su vida, que no se puede romper y dura hasta que la muerte los separe” (Shaona, 2011: 1).
Continuando, la falta de ánimo, la falta de emociones, la falta de comunicación en un matrimonio, es uno de los conflictos más comunes que hay en esta unión de dos personas: “— ¿Te aburres? —interroga de improviso mi marido. —Estoy extenuada —contesto. Apoyados los codos en la mesa, me mira fijamente largo rato y vuelve a interrogarme: — ¿Para qué nos casamos? —Por casarnos —respondo” (Bombal, 1985: 3).
Además, en un matrimonio las personas deben conocerse muy bien para proyectar una vida a futuro: “— ¿Qué te pasa? —le pregunto.
—Te miro —me contesta—. Te miro y pienso que te conozco demasiado...
(…) —Hasta los ocho años, nos bañaron a un tiempo en la misma bañadera.
Luego, verano tras verano, ocultos de bruces en la maleza, Felipe y yo te hemos acechado y visto zambullirse en
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