Mohandas Karamchand Gandhi.
Enviado por Gerardo Ugarte • 13 de Octubre de 2015 • Síntesis • 3.032 Palabras (13 Páginas) • 139 Visitas
A Gandhi nunca quisieron hacerle justicia las personas animadas de convencionalismos, como Churchill, que con disimulada ironía hablaba despectivamente del “faquir desnudo”, pero ningún virrey de la India, por muy puntilloso que fuera en cosas de etiqueta, se le hubiera ocurrido el pensamiento de no recibirle tal como iba con sus doctrinas de la no violencia y de los medios rectos, con el único objetivo de sentar una base común de negociación.
Vincular de modo tan íntimo su religión con la política, sus discursos más parecían sermones; de ahí que algunos los tildasen de irrealistas, ajenos al momento o sencillamente, irritantes. Había también quienes consideraban su religiosidad como pantalla de una astuta socarronería. Tal era su testarudez, que argumentar con él parecía a menudo lo mismo que hablar con una pared, sin embargo era un genio para conciliar, con increíble paciencia.
En realidad, su educación hinduista, las primeras influencias familiares, el medio ambiente hindú, cuyos valores fueron apropiándose cada vez en mayor grado y explican y aclaran la mayoría de sus facetas.
Mohandas Karamchand Gandhi nace el 2 de octubre de 1869 en Porbandar, península de Katiavar. Pregunta Gandhi ¿Es que puede alguien borrar las primeras impresiones que nos acompañan en nuestros primeros años? Y afirma: Tales impresiones echan raíces profundas en la naturaleza del hombre. Y es que, aún terminando por ser un reformador revolucionario, el hindú queda atado al conservadurismo de su cultura y tradición. La religión es deber que ha de cumplirse con regularidad, sencillez y rigor.
Una de sus primeras lecciones de bondad y la no violencia es enseñada por su madre: cierto día, sentada Putlibai entre sus hijos, uno de ellos advierte de pronto en el desnudo pie de su madre la presencia de un escorpión. Putlibai aconseja calma, coge el escorpión con los pliegues de su sari y lo saca tranquila del aposento. “Lo veis”, dice “como no le hecho nada, tampoco me ha hecho él nada a mi. ”
Aunque el padre, Karamchad Ultamacha, desempaña funciones análogas a las de un primer ministro en distintos principados, es la madre, según el mismo dice, la que le ha introducido en los negocios del estado.
Como la religión y la política van de la mano, también la mujer y la política. Gandhi saca a ésta de su secular aislamiento en el hogar hindú para exigir que intervenga en la vida pública. También era un fiel creyente de Rama.
Que Gandhi pertenezca a la casta de los comerciantes- los vaisías: la segunda, contando por abajo, de las cuatro castas del hinduismo- forza al joven Mohandas a que haga discurrir sus pensamientos en un ambiente que estimula la formación de la doctrina de la no violencia, ya que por diferencia de clase sienten aberración a la guerra y a la violencia.
Para reforzar a esta atmósfera contribuyen los diversos sacerdotes jainistas que vienen a visitar al padre de Gandhi. Y más tarde en su estancia en África del sur entra en mayor contacto con el cristianismo y lee intensamente la Biblia, de la que le atraen especialmente el sermón de la montaña y las palabras de Jesús de no devolver mal por mal. Y desde muy pequeño comienza a preocuparle una confrontación humana libre de castas.
El pensamiento de que la moralidad es la base de todas las cosas, dará más tarde a Gandhi una rigidez de principios no pocas veces constatada y aun más veces censurada, una inflexibilidad y una imperturbabilidad que suscita tanta admiración como quejas. Irrevocable sería su vocablo favorito.
Tanto sus más allegados, como sus más grandes críticos dirían que siempre se condujo como un buen Bania, es decir como un perfecto comerciante, herencia de castas. “Somos avaros por principio” diría el propio Gandhi, reconociéndose un bania cuyo negocio consiste en comprar la independencia de la India.
De su prematuro matrimonio, celebrado en su adolescencia, Gandhi heredará un trauma síquico que, nunca superado, le seguirá doliendo hasta la edad madura. “que el lector no se llame engaño, se me hizo casar, no prometerme. En su lucha buscará ante todo el concurso de las mujeres, a cada una de las cuales considerará madre suya. Sin embargo, también se intensificarán en el él la inteligencia fríamente calculadora, el moralismo y la rigidez de principios.
La lucha por los derechos de los indios en África del Sur.
De los estudios de derecho que cursó en Inglaterra no sabemos prácticamente nada, sin embargo el contacto con otra cultura no le conduce a un rompimiento con sus ideas ni a una mayor extensión de sus experiencias espirituales. Vuelto a la india, el ejercicio de su profesión no comienza en verdad de mudo muy halagüeño: su excesiva timidez obliga al joven abogado a pasar a otro colega su primera causa. Trata de abrir un bufet en Porbandar o Bombay, pero no le acompaña la fortuna, sin embargo, el destino le ofrece una gran oportunidad cuando la casa comercial Dada Abdulla le pide que vaya a África del Sur para encargarse de un pleito en que se ve envuelta una filial de dicha casa.
Por el gran racismo que existía en África del Sur: “Dos posibilidades se me ofrecían: rescindir mi contrato con Dada Abdulla y tomar el primer barco para la India o bien soportar todas las penalidades y hacer frente al compromiso contraído. Durante su estancia se entera que la Asamblea Legislativa de Natal estudia un proyecto de ley para arrebatar a los indios el derecho de voto. “Aquello sólo podía significar el principio del fin de los mínimos derechos que poseían mis compatriotas.” Y el mes que tenía pensado quedarse se convirtieron en 21 años. Ellos serán el preludio de la campaña por la independencia de la India. La apelación de Gandhi tuvo éxito: La corona no autorizó el proyecto de ley.
En 1894 Gandhi fundó el Congreso Indio Natal, al que pronto siguieron organizaciones similares en Ciudad del Cabo y Transvaal. Logró ser admitido en el Tribunal Supremo Natal y pronto, a causa de sus métodos, adquirió una reputación extraordinaria. Uno magnate en Johannesburg, Hosken le hace una invitación a Gandhi para un círculo de europeos bien dispuestos hacia los indios, donde defiende su postura de Satyagraha, la cual se define como el proceder deliberado por pureza de corazón, dado que este proceder es el resultado directo de la verdad. De ahí su nombre: fortaleza en la vedad. Luchar sin violencia no es propio de cobardes sino de valientes.
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