Primeros 15 años De Simón Bolívar
Enviado por • 18 de Mayo de 2013 • 3.628 Palabras (15 Páginas) • 552 Visitas
Nace en Caracas, el 24 de julio de 1783, el Libertador SIMÓN JOSÉ ANTONIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD BOLIVAR PALACIOS Y BLANCO, quien fue masón y llegó al Grado 33º de la Masonería. Simón Bolívar, el Genio de América, Libertador de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú y fundador de Bolivia, fue un masón ilustre. Descendió de una familia aristocrática y rico patrimonio. Fueron sus padres Juan Vicente Bolívar y María de la Concepción Palacios.
Recibió esmerada educación. Sus maestros fueron ilustres caraqueños, Andrés Bello y Simón Rodríguez, el primero poeta y culto, aunque de ideas conservadores, el segundo, de ideas revolucionarias y apasionado lector del escritor masón Francés Juan Jacobo Rousseau. Simón Bolívar quedó huérfano antes de cumplir 15 años, pasando bajo la tutela de su tío Carlos Palacios, quien lo envió a Madrid en 1799, donde contrajo matrimonio en 1801, con María Teresa del Toro, la bella sobrina de un opulento Marqués. Con su joven esposa viajó por Francia y regreso a Venezuela. Infortunadamente, en 1802, la fiebre amarilla acabó con la existencia de María Teresa.
Otra breve reseña:
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco nació en Caracas en 24 de julio de 1783. Sus padres Don Juan Vicente Bolívar y Ponte y Doña María de la Concepción Palacios y Blanco. Nacido un aristócrata, Simón Bolívar recibió una excelente educación de sus tutores, especialmente Simón Rodríguez. Gracias a sus tutores, Bolívar conoció las obras del movimiento filosófico del siglo XVIII y también las de Grecia y Roma clásica.
A la edad de nueve años el joven Bolívar perdió sus padres y quedo en cargo de su tío don Carlos Palacios. A la edad de quince, don Carlos Palacios lo mandó a España para continuar con su educación. En España, Bolívar conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza con quien se casó poco después en 1802. Poco después de volver a Venezuela, en 1803, María Teresa murió de fiebre amarilla. Su muerte afectó grandemente a Bolívar quien juró nunca casarse de nuevo. Promesa que mantuvo el resto de su vida.
Después de perder su esposa, Bolívar regresó a España con su tutor y amigo, Simón Rodríguez, en 1804. Mientras en Europa presenció la proclamación de Napoleón Bonaparte como Emperador Francés y después asistió a la coronación de Napoleón como Rey de Italia en Milán. Bolívar perdió respeto por Napoleón, a quien él consideró un traidor a las ideas republicanas. Pero era en Italia que Bolívar hizo su famoso juramento sobre el Monte Sacro de Roma de no descansar hasta que América sea libre. En 1808, la junta de Caracas declaró su independencia de España y Bolívar fue enviado a Inglaterra con Andrés Bello y Luis López Méndez en una misión diplomática. Bolívar regresó a Venezuela y el 3 de junio de 1811, dio su discurso a favor de la independencia americana a la Sociedad Patriótica. El 24 de Julio de 1812 Miranda se rindió después de varios desastres militares y Bolívar pronto tuvo que huir a Cartagena. Allí, Bolívar escribió su famoso “Manifiesto de Cartagena “en el cual manifestó que Nueva Granada debería ayudar a liberar Venezuela porque su causa era la misma y porque la libertad de Venezuela aseguraría la libertad de Nueva Granada. Bolívar recibió la asistencia de Nueva Granada y en 1813 invadió Venezuela. Entró a Mérida el 23 de Mayo y fue proclamado “Libertador” por el pueblo.
El 24 de julio de 1783 nacía en Caracas Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios. La casa en que nació se conserva todavía, aunque con algunos cambios, pero los lugares que la rodean no se parecen a lo que fueron en aquellos días. Por entonces, Caracas era una pequeña ciudad de calles estrechas y empedradas, por las que después de anochecer apenas se veía gente. Aun en las horas de sol, las mujeres no salían sino para ir a misa o para visitar enfermos y familiares; y nunca iban solas. Se oían a menudo las campanas que llamaban a rezos y los caraqueños habían aprendido a distinguir el sonido de las de cada iglesia. De rato en rato pasaba por las calles una pareja de amigos que caminaba con el paso ceremonioso de la época, un sacerdote Que se dirigía apresuradamente a la Catedral, pequeños grupos de Estudiantes que discutían sus lecciones, esclavos que iban de compras o a llevar recados de sus amos. Pues en esos tiempos las familias ricas de Venezuela tenían Esclavos. Los del padre del niño Simón eran más de mil. La mayor Parte de esos esclavos del señor Bolívar estaban en sus haciendas de Caña de azúcar, que se hallaban en los valles de Aragua y del Tuy; Pero había varios en la casa donde nació el pequeño Simón José Antonio de la Santísima Trinidad. De esos esclavos, los hombres Más fuertes descargaban los mulos que llegaban con las viandas, Las frutas y las carnes del consumo semanal; otros desyerbaban los Patios y el frente de la casa y cuidaban los árboles y atendían a los Caballos finos que se guardaban en el corral; el trabajo de algunos Consistía en dormir de noche en el zaguán, para proteger el sueño de La familia contra posibles asaltantes y para atender a las llamadas de Altas horas, y el de los más viejos y los más jóvenes era llevar recados, Cortar leña para la cocina, acarrear la basura hasta sitios apartados. Las esclavas cocinaban, lavaban y planchaban la ropa, limpiaban la casa, atendían a los niños. Simón tenía tres hermanitos, todos Mayores que él: un varón llamado Juan Vicente y dos niñas: María Antonia y Juana. Como la madre de Simón no era saludable, a él le alimentó desde muy pequeño una negra esclava llamada Hipólita. Cuarenta y dos años después de su nacimiento, ese niño Simón recordaría a Hipólita con cariño de hijo. Las casas d la gente rica de entonces eran grandes. La de a familia Bolívar tenía cuatro patios; uno sembrado de granados, otro más atrás, uno para las esclavas y otro para los esclavos, entre éstos había una puerta que se cerraba de noche. Por fin, al hondo se hallaba el corral, con el establo de los caballos; y en ese corral había árboles de sombra. Las habitaciones estaban situadas alrededor de los patios, y entre ellas y éstos había aleros sostenidos por gruesas columnas, lo cual daba fresco a cada habitación y a la vez la resguardaba del aire fuerte, y permitía el paso de la luz en tal forma que toda la casa se mantenía iluminada. En los patios y en los corredores, los hijos de los amos y los hijos de los esclavos jugaban juntos, vigilados por alguna esclava. Algunas veces llegaban a pasar el día en la casa otros niños de familias también ricas y distinguidas. En ciertas ocasiones, toda la familia se iba a pasar semanas a las haciendas del interior –como la de San Mateo, que era de los padres de Bolívar, y entonces
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