Proyecto, sobre la vida de Isabel Flores de Oliva

Buenas tardes queridos maestros y compañeros, en esta ocasión les vamos a presentar nuestro proyecto, sobre la vida de Isabel Flores de Oliva conocida como Santa Rosa de Lima, religiosa peruana de la Orden de los Dominicos quien fue la primera santa de América, a los veinte años tomó el hábito de terciaria dominicana, y dedicó su vida al cuidado de los enfermos ya las prácticas ascéticas.

Nació el 20 de abril de 1586 en Lima, era hija de Gaspar Flores y María de Oliva y tenía 12 hermanos. Recibió el bautismo en la parroquia de San Sebastián de Lima, siendo sus padrinos Hernando de Valdés y María Orozco, a los 12 años se trasladó a Quives, donde recibió la confirmación y también se le dio el nombre de Rosa. Apelativo que sus familiares usaron prácticamente desde su nacimiento por su belleza y por una visión que tuvo su madre, en la que el rostro de la niña se convertía en una rosa. Santa Rosa asumiría definitivamente tal nombre más tarde, cuando entendió que era “rosa del jardín de Cristo” y adoptó la denominación religiosa de Rosa de Santa María.

Desde su infancia se había manifestado en la futura santa, su vocación religiosa y una elevación espiritual única. Había aprendido música, canto y poesía de su madre. Se dice que estaba bien equipada para las tareas de costura, con lo que ayudaría a sostener el presupuesto familiar.

En la adolescencia, Santa Rosa, se despojó de su atractivo cabello e hizo voto de castidad perpetua. Quiso ingresar en la orden dominica, pero como no había convento de la orden en la ciudad, en 1606 tomó el hábito de terciaria dominica en la iglesia limeña de Santo Domingo.

Santa Rosa vestía túnica blanca y manto negro. Pronto tuvo gran fama por sus virtudes, que prolongó a lo largo de una vida dedicada a la educación cristiana de los niños y al cuidado de los enfermos.

Hacia 1615, con la ayuda de su hermano predilecto, Hernando Flores de Herrera, construyó una pequeña celda de dos metros cuadrados en el jardín de la casa de sus padres (lugar que aún hoy se aprecia), rezaba Santa Rosa de Lima y hacia penitencia, practicando un ascetismo muy severo, con corona de espinas bajo el velo, cabellos clavados en la pared para no dormirse, ayunos rigurosos y disciplinas constantes.

La virgen de Lima murió, el 24 de agosto de 1617, en horas de la madrugada; solo tenía 31 años.

Al día siguiente, 25 de agosto, hubo una misa de cuerpo presente oficiada por Don Pedro de Valencia, obispo electo de La Paz, luego se procedió en silencio a enterrar los restos del santo en una sala del convento, sin campanadas ni ceremonia. algunos, para evitar la aglomeración de fieles y curioso

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