Sindicalismo Mexicano
Enviado por fernando396 • 8 de Agosto de 2013 • 545 Palabras (3 Páginas) • 265 Visitas
Sindicalismo Mexicano, tiene sus orígenes en las primeras décadas del siglo XX, cuando la lucha revolucionaria estableció finalmente en el documento constitucional, el derecho de la libertad de asociación. Desde entonces y con apoyo de los gobiernos federales el sindicalismo en México conformó lentamente grupos representativos de diferentes gremios en el país.
Sin embargo, desde entonces se ha ido estableciendo una dualidad; por un lado, el fin primordial del sindicalismo mexicano debió ser el de la defensa de los derechos laborales de sus agremiados, en función de los cambios, políticos, sociales y económicos. En ese sentido, de los años 30 a los años 80 por lo menos, el movimiento sindical tuvo grandes logros que se instituyeron firmemente en la Ley Federal del Trabajo.
Tal es el caso de una jornada laboral que no debe exceder las 8 horas diarias. Pueden agregarse otras conquistas que fueron originándose de la relación entre las cúpulas sindicales y el gobierno, como días de descanso obligatorio, las prestaciones que amparan la participación en utilidades, periodos vacacionales pagados, derecho a la seguridad social, entre otros que se han conservado, e incluso sobrepasado en el caso de algunos gremios.
La segunda parte de la dualidad, es que el sindicalismo en México se ha ido formulando como un cuerpo social de resistencia, dentro de la cual no se ha permitido el desarrollo económico y estructural del país. Es el caso de Sindicatos de gran significación, por el número de agremiados y la industria o actividad a la que representan, tal como el Sindicato de Trabajadores de Petróleos Mexicanos, mismo que hoy se confronta con el Gobierno por considerar inviables las opciones de reforma energética que supondrían la privatización de sectores importantes de la industria petrolera.
En México una fuente indudable de riqueza, poder e impunidad durante el siglo XX y lo que va del XXI ha sido el liderazgo sindical. El uso y abuso de la clase obrera para un fin de enriquecimiento, de muestra de poder, de voto duro; el acarreo como manantial de prebendas y "logros sindicales", en fin, ser en México líder sindical es y ha sido un empleo muy redituable.
Un poder como para detener a un país, como sucedió a finales de los cincuentas con la huelga de los ferrocarrileros, encabezados por Demetrio Vallejo, quien pasó diez años en la cárcel tras su derrota.
Poder como para ser considerados botín político, ejemplo de ello las capturas de Carlos Jonguitud Barrios, líder del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), y de Joaquín Hernández Galicia, cabeza del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), detendios y puestos en prisión durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Poder para acumular grandes riquezas, como han denunciado la mayoría
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