TEXTO NARRATIVO
Enviado por susanamc • 15 de Junio de 2015 • 843 Palabras (4 Páginas) • 498 Visitas
Un texto narrativo se caracteriza por “contar” una historia. Es un relato, ficticio o no, creado por el autor.
El género narrativo es sumamente amplio. A continuación, se presenta ejemplos de obras que pertenecen a este estilo, entre ellas se encuentran obras emblemáticas de la literatura española.
La finalidad es mostrar a través de estos ejemplos, las distintas maneras que el escritor puede usar al momento de crear su relato..
jemplo 1: Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino.
Ejemplo 2 : Fábula “El caballo viejo”, de Esopo
Un caballo viejo fue vendido para darle vueltas a la piedra de un molino.
Al verse atado a la piedra, exclamó sollozando:
- ¡Después de las vueltas de las carreras, he aquí a que vueltas me he reducido!
Moraleja: No presumáis de la fortaleza de la juventud. Para muchos, la vejez es un trabajo muy penoso.
Ejemplo 3: La sordica, de Emilia Pardo Bazán Las cuatro de la tarde ya y aún no se ha levantado un soplo de brisa.
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El calor solar, que agrieta la tierra, derrite y liquida a los negruzcos segadores encorvados sobre el mar de oro de la mies sazonada. Uno sobre todo, Selmo, que por primera vez se dedica a tan ruda faena, siéntese desfallecer: el sudor se enfría en sus sienes y un vértigo paraliza su corazón.
¡Ay, si no fuese la vergüenza! ¡Qué dirán los compañeros si tira la hoz y se echa al surco! Ya se han reído de él a carcajadas porque se abalanzó al botijón vacío que los demás habían apurado...
Maquinalmente, el brazo derecho de Anselmo baja y sube; reluce la hoz, aplomando mies, descubriendo la tierra negra y requemada, sobre la cual, al desaparecer el trigo que las amparaba, languidecen y se agostan aprisa las amapolas sangrientas y la manzanilla de acre perfume. La terca voluntad del segadorcillo mueve el brazo; pero un sufrimiento cada vez mayor hace doloroso el esfuerzo. Se asfixia; lo que respira es fuego, lluvia de brasas que le calcina la boca y le retuesta
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