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Yayoi Kusama


Enviado por   •  6 de Junio de 2013  •  2.387 Palabras (10 Páginas)  •  483 Visitas

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 INTRODUCCION

en este tema hablaremos de

Yayoi Kusama vive en un hospital psiquiátrico cercano a su estudio desde 1977. Las leyendas acerca de su enfermedad son innumerables, y apuntan a un desorden obsesivo compulsivo que afecta a Kusama desde la infancia. De todos modos, la artista ha recorrido un largo camino, desde los años que pasó pintando en Japón hasta el largo período en que vivió en Nueva York, donde llevó a cabo protestas (a menudo con participantes desnudos) contra la guerra de Vietnam, y su famosa serie de pinturas sobre redes infinitas, que realizó a su regreso a Tokio. A pesar de su edad avanzada Kusama sigue desarrollando una gran actividad como creadora y promotora de arte. La historia de sus padecimientos psíquicos pone de relieve que, a pesar de sus trastornos mentales, desde el primer momento ha sido una artista centrada y profesional. Siendo muy pequeña, Kusama sufría ya alucinaciones, sobre todo de naturaleza visual. Sin embargo, mediante una persistente e inteligente promoción de su obra, y gracias en parte a su belleza física, relativamente pronto supo asegurarse un lugar central en el mundo del arte, logrando luego mantenerlo de manera constante.- Aunque Kusama no goce del renombre de artistas como Warhol, su fama trasciende el mundo del arte. Su popularidad la precede y la acompaña a todas partes, ayudando a promocionar sus obras y actuaciones artísticas.-

Nació en Matsumoto, prefectura de Nagano, en 1928 en el seno de una familia comerciante de flores y semillas. Ella misma ha descrito su infancia como una pesadilla pues era víctima de una madre abusiva que la golpeaba, su padre era un mujeriego extravagante. Desde su primera infancia, Kusama sufrió alucinaciones, afección que podría ser el origen de sus lienzos obsesivamente repetitivos, La única forma de escape que encontró fue el cortar y pintar. así como de los adornos fálicos cosidos a todo tipo de objetos, sea un barco, un sofá, unos zapatos, una escalera o unas sillas. Pero por supuesto que el alcance de su enfermedad es inevitablemente mucho más profundo que la visión de sus falos repetidos;nos genera tristeza y simpatía, despierta en nosotros asombro y respeto por esta artista prolífica y pletórica de energía, pese a su enfermeda d. Desde una perspectiva más amplia, en el mundo del arte siempre ha existido una dicotomía entre lo marginal y lo profesional, dualidad que sigue persistiendo. Es interesante constatar que Kusama logra conciliar ambos aspectos en obras que pese a su componente obsesivo alcanzan un alto nivel de competencia escultórica. De todos modos, la escultura no es la única disciplina en que destaca: algunas de sus primeras obras, dotadas de una delicada aureola surrealista, son magníficos ejemplos de la sensibilidad visionaria de Kusama. De modo que resulta manifiesto que, a diferencia de otros artistas es perfectamente consciente de lo que supone ser famoso en el mundo del arte, y ha demostrado ser especialmente astuta, habiendo sabido labrarse una excelente reputación en Nueva York, ciudad en la que se instaló en junio de 1958.

 

--Kusama vivió en Nueva York hasta 1973, momento en que regresó a Tokio. Durante los 15 años que vivió en Nueva York, Kusama participó en eventos y protestas políticas, realizó sus famosas pinturas infinitas, logró gran notoriedad gracias a sus objetos cotidianos cubiertos de falos de tela y alcanzó un importante prestigio por la originalidad, no sólo de su obra, sino también de su comportamiento. En todo caso, las actuaciones de Kusama no eran naïve, sino que respondían a una mezcla de inteligencia y habilidad encaminada a asegurarse una buena reputación en el mundo del arte neoyorquino. Esta capacidad para introducirse en la escena artística al más alto nivel da cuenta de una sofisticada competencia por parte de una artista cuya historia personal está íntimamente ligada a su trabajo creativo. De hecho, muchas de ellas, sobre todo las de los primeros tiempos, pueden entenderse como totalmente independientes de sus trastornos emocionales. Es posible disfrutar de la profundidad del trabajo de Kusama entendiéndola como una artista joven y melancólica sin vincularla a su enfermedad, incluso aunque la propia Kusama en ocasiones explotara sus dificultades, en un esfuerzo por incrementar su ya considerable notoriedad.  

Sin duda, se conoce sobre todo a Kusama por sus objetos recubiertos de falos, lo que incluye una barca de remos, un sofá y varias sillas. Estos trabajos, que podemos suponer nacen del miedo que los genitales masculinos inspiraban en la artista, resultan decididamente chocantes, pero su valor escultórico es innegable. He aquí precisamente un ejemplo en que la ansiedad sexual propia de su historia personal se vincula irremediablemente a su obra, pero la energía vital que desprenden estos objetos demuestra que, incluso en los momentos de mayor tensión nerviosa, Kusama posee el suficiente sentido estético como para concebir su arte independientemente de su propio yo, y crea esculturas cuya existencia es autónoma.. Como la mayoría de las obras tridimensionales de Kusama, se trata de una pieza deslumbrante, excéntrica y de alto valor escultórico. En cierto sentido, la visión de Kusama está próxima al surrealismo; de hecho, gran parte de sus pinturas de mediados de los años 50 parecen recibir la influencia de Joan Miró. Se diría que Kusama tiene el don de crear tanto obras de una exquisita delicadeza como objetos tan crudos que pueden resultar vulgares. Fluctuando entre ambos extremos del espectro artístico, Kusama logra impresionarnos con su sutileza asiática tanto como con su firmeza neoyorquina, tan evidente en las esculturas decoradas con falos.

 

basta con observar alguno de los paneles publicitarios en que la artista aparece desnuda boca abajo, luciendo largas pestañas y lunares pintados por todo el cuerpo, para comprender su evidente capacidad para introducirse en el inconsciente colectivo del mundo del arte. Es obvio que Kusama sabe llamar la atención recurriendo al erotismo, prueba de una astucia mucho mayor de lo que podríamos pensar en un primer momento.En un mundo dominado por la cultura del narcisismo y el cotilleo, la locura de Kusama, mayoritariamente considerada auténtica, supone un gran aliciente para su carrera. Es difícil saber si en el fondo ha empleado su enfermedad para mejorar su posición y alcanzar el éxito económico. Dada su personalidad carismática, no es fácil identificar su trabajo con el de una mujer débil y emocionalmente enferma. Y de hecho, su condición psíquica ha aumentado su atractivo de cara al gran público, que devora sus historias, siempre escandalosas y excitantes.

 

Cabría sostener que estas obras constituyen la culminación de la trayectoria artística de Kusama. Fueron realizadas antes de su estancia

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